El rapero, expareja de Kim Kardashian, hizo un reality de su nuevo disco, Donda
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En 2016, Kanye West publicó The Life of Pablo, su séptimo disco de estudio, y su aparición en cierto modo replanteó las maneras de consumir música en la era del streaming. Lejos de pensar a su álbum como una pieza terminada, el rapero, productor y empresario entendió que prescindir de un formato físico convertía a su obra en un objeto dinámico al cual manipuló reiteradas veces en su versión digital: a lo largo de semanas, modificó el orden de temas, alteró versiones y jugó con su propia creación hasta alcanzar un resultado a la altura de sus expectativas.
Cinco años y dos discos después, el autor de “Stronger” convirtió a su décimo trabajo en una suerte de work in progress para honrar a su madre, fallecida en 2007. Lejos del poder de síntesis de sus últimos trabajos, Donda es una obra espesa e intensa, con veintisiete temas repartidos en casi dos horas, un trabajo hecho a la medida de su ego y también de su ambición.
El disco retoma el recorrido que plantearon Jesus is King y Jesus is Born, sus álbumes de rap cristiano, no tanto en concepto como en espiritualidad. La música como herramienta evocativa, y también como un lugar en el que llorar por una herida que lleva abierta más de una década.
Inicialmente anunciado para el 13 de julio de 2020, el disco se volvió una obra en desarrollo constante con una fecha de publicación con renovación automática, con más de un año de alteraciones, cambios y expansiones que comenzaron puertas adentro del estudio y terminaron a la vista de todo el mundo este año. Aunque el grueso del disco se grabó entre 2018 y 2019, Donda tuvo sus últimos retoques tan solo horas antes de llegar a las plataformas de streaming. Claro que ni siquiera lo hizo en su versión definitiva en un comienzo.
A partir de julio de este año, las fechas propuestas por West comenzaron a correrse de nuevo, y el paliativo propuesto por el artista fue bastante atípico. Luego de un nuevo aplazo, el músico convocó a sus seguidores el 22 de julio a lo que llamó un “evento de escucha” de Donda en el estadio Mercedes-Benz, de Atlanta. En esa ocasión, el público pudo escuchar una versión del disco terminada tan solo horas antes, con el anfitrión de la noche ubicado en el centro del campo de juego, con una máscara negra que impedía ver su rostro. Lejos de quedarse satisfecho con el resultado final, West instaló un estudio móvil en el lugar y se mudó de manera temporal a los vestuarios del estadio para seguir el desarrollo de su obra lo más cerca posible.
West dedicó ese tiempo a cargar más aún de contenido metafórico a su obra. En el segundo encuentro, convirtió al cierre del espectáculo en su ascenso literal a los cielos. En el tercero y último, Kanye mudó el circo a su Chicago natal, y en el centro del estadio Soldier Field montó una reproducción de su casa natal. El evento tuvo las mismas cantidades de genialidad, desconcierto y polémica. Para un tema, se mostró acompañado de Marilyn Manson, con varias denuncias de acoso sexual, y el rapero DaBaby, que fue dado de baja de varios festivales por sus comentarios homofóbicos. La noche terminó aún más extraña: su ahora exesposa Kim Kardashian ingresó a escena con un vestido de novia para rememorar el casamiento entre ambos, y la jornada culminó con la casa en llamas y Kanye sentado en su interior mientras repetía el verso “Soy finalmente libre”.
Cuando nadie esperaba que Donda viera finalmente la luz, el disco llegó a las plataformas de streaming un domingo, y la sorpresa no podía menos que traer adosada una polémica. Ese mismo día, West publicó en Instagram que Universal había lanzado el disco sin su conformidad y que había omitido adrede la canción “Jail, Pt. 2”, en la que comparte el protagonismo con Manson y DaBaby. El resto de los invitados (Jay-Z, Playboi Carti, The Weeknd, Travis Scott y Jay Electronica) escapan a la polémica, con la excepción de Chris Brown, acusado por Rihanna de violencia de género cuando ambos eran pareja.
Todos estos factores convierten a Donda en un péndulo entre el oro y el barro, donde momentos de genialidad indiscutible (“Jail”, “24”, “Off the Grid”) conviven con ideas a medio desarrollar, todas unidas por samples de la voz de la madre de West, como una suerte de guía espiritual del tour de force creativo. Beats de precisión quirúrgica, coros góspel y órganos de iglesia comparten protagonismo en un álbum que se propuso hacer confluir a la vanguardia sonora con la manifestación de la fe de su creador.
Con una edición física todavía en suspenso, Kanye anunció también el lanzamiento de Donda Stem Player, una interfaz digital con todas las pistas de cada canción del disco, lo que permite a cada usuario crear su propia versión del álbum. Un gesto más que hace pensar que para West su obra no es solo para ser apreciada en términos convencionales, sino también una herramienta para poner en cuestionamiento los cánones de época.
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