Las grandes canciones. El largo camino de la cucaracha, a pesar de que ya no puede caminar
Origen y curiosidades de la canción folklórica española, que posteriormente se volvió muy popular en México con letras autóctonas, hasta convertirse en una melodía inmortal
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¿Por qué la cucaracha ya no puede caminar? Es interesante como, a veces, una melodía sencilla y nada pretenciosa logra trascender en el tiempo. Popularmente conocida como “La cucaracha”, se trata de una canción folklórica tradicional de origen español, posteriormente popularizada en México durante la Revolución, con letras autóctonas. Se trata de un corrido registrado por el poeta y folclorista Francisco Rodríguez Marín, y su letra original hace alusión al enfrentamiento entre cristianos y moros, el cual concluye en 1492 con la rendición de la Alhambra por parte de estos últimos.
Y si bien a lo largo de su historia surgieron innumerables versiones con pequeñas variaciones en la letra, siempre se comienza de la misma manera: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar”.
El primer documento del que se tiene registro donde se la menciona es una novela mexicana de 1819 titulada La Quijotita y su prima, del escritor Joaquín Fernández de Lisardi. En la trama, la referencia aparece durante el funeral de una perrita, que dice: “Un capitán de la marina que vino en una fragata entre varios sonecitos trajo el de ‘La cucaracha’”.
A su vez, ya figura entre las obras seleccionadas en dos cancioneros que aparecen en España un poco después. Uno es de 1859 y se titula Cuentos y poesías populares, y otro, de 1883, que se titula Cantos populares españoles, donde se encuentra la que podría considerarse la primera versión del tema.
En cualquier caso, esta canción tan familiar dista mucho de tener un origen y autoría definida, como la mayor parte de las composiciones de música popular. Una de sus primeras versiones conocidas habla de un conflicto que se remonta a 1492, cuando los reyes católicos logran expulsar de la Península Ibérica a los musulmanes después de una ocupación de más de 700 años, con lo que existe la posibilidad de que la canción exista desde el siglo XV. Es de destacar que en aquel entonces a los musulmanes les decían popularmente moros y, además, como la intención de los reyes era imponer el catolicismo en toda la península, las burlas también iban dirigidas a los judíos.
Así surgieron aquellos primeros versos claramente ofensivos, escritos por los españoles: “De las barbas de judíos/ tengo que hacer una escoba/ para que barra el cuartel/ de la infantería española./ De las costillas de los moros/ me atrevo a formar un puente/ para que pase la España/ y su ejército valiente”, fue una de las letras adaptadas para la ocasión, que mayor popularidad adquirió durante la Revolución mexicana.
Desde entonces, la canción fue versionada en distintos conflictos y por distintos bandos. Para ponerla en contexto: entre 1876 y 1911, el dictador Porfirio Díaz gobernó México por 35 años; luego llegó la revolución y fue electo como presidente Francisco Madero. Sin embargo, poco a poco, comenzó a cobrar fuerza el movimiento contra revolucionario que dos años después daría un golpe de estado y lo asesinaría, para finalmente asumir la presidencia Victoriano Huerta.
El 24 de abril de 1914, el periodista y músico de Veracruz llamado Rafael Sánchez Escobar fue convocado por un militar revolucionario, opositor al Gobierno, para que animara a sus soldados. Fue así que Rafael Sánchez incluyó en su repertorio una canción que le cantaba su madre de niño.
De esta manera, siempre fiel a su tono burlesco, resurgió y fue adoptada por las tropas de Pancho Villa durante la estancia de sus fuerzas en Monterrey y Nuevo León, y pronto llegó a transformarse en el himno de guerra contra Victoriano Huerta, proclive a tomar coñac y fumar “hierba”. Por otro lado, Huerta sufría de cataratas y además era rengo, entonces empezaron a referirse a él como la cucaracha que ya no puede caminar, y modificaron la letra de la canción una vez más: “La cucaracha, la cucaracha/ ya no puede caminar/ porque le falta, porque no tiene/ marihuana que fumar”.
De la misma manera, la facción contra revolucionaria creaba su propia versión de “La cucaracha”, unos versos con los que los huertistas respondieron a Venustiano Carranza, otro jefe revolucionario: “Ya se van los carrancistas/ y se van haciendo bola/ ya los chacales huertistas/se los traen de la cola”.
En 1915, el poeta Francisco Rodríguez Marín escribió y publicó un corrido basado en “La cucaracha”. Aquí se cambia la historia, y dice que ya no puede caminar porque le falta dinero para gastar. “Pobre de la cucaracha, se queja de corazón/ de no usar ropa planchada/ por la escasez de carbón”
Con los años la canción cruzó las fronteras y, en 1934, llegó hasta la Argentina, donde el pianista, compositor y director Roberto Firpo la vistió de gala, y le hizo un destacado arreglo para orquesta. A lo largo de la historia ha sido interpretada por numerosos artistas y formaciones, entre los que cabe destacar Louis Armstrong, Mr. Bungle, Los Lobos y una versión al estilo de rumba catalana interpretada por Gipsy Kings. En 1959, “La cucaracha” desembarcó en el cine, con una película que llevó su nombre, protagonizada por la legendaria María Félix, arreglado y adaptado por el compositor de música para cine Raúl Lavista. Otra de las versiones más destacadas es la del músico que escribía y orquestaba para la Warner Bross, Carl Stalling, que conserva el espíritu burlón de la persona que le cuesta dar sus pasos en medio de una borrachera, y la tituló “La Cucaracha borracha”.
De esta manera, a pesar de su impedimento para caminar, “La cucaracha” dio muchísimos pasos a través del tiempo, hasta convertirse en una melodía inmortal.
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