Las familias en el Lollapalooza: un paseo más allá de la música
Un padre mueve la cabeza al ritmo de Damas Gratis. Al lado, su hijo, de 14 años, observa con atención a Pablito Lescano, que luce una remera del festival. Son las 3:30 de la tarde en el Hipódromo de San Isidro y, al escuchar la intro psicodélica de "Alza las manos"-uno de los temas emblemáticos del grupo-, la gente corre hacia el Main Stage 2, el escenario donde se presenta la banda. Por primera vez un grupo de cumbia es parte de la grilla de Lollapalooza . Aunque muchos se perdieron el show porque para la segunda jornada del festival, creado por el músico y empresario norteamericano Perry Farrell, se tuvo que acortar la programación por pronóstico de tormenta eléctrica y adelantar los horarios. Por eso, la organización del festival, junto con autoridades gubernamentales, decidió modificar lo pensado originalmente y adelantar todos los shows, incluido el de The Killers , que salió a escena una hora y media más temprano. Algunas de las bandas fueron suspendidas -Bambi y Nene Almíbar, entre ellas- y el resto tocó una hora antes de lo programado. Marilina Bertoldi, Barco y Oriana Sabatini fueron los encargados de abrir la jornada.
Sin embargo, el pronóstico del tiempo no asustó al comerciante y DJ Marcelo Lajmanovich, de 51 años, ni a su hijo Lautaro. "Este es un programa de los dos, es el tercer año que venimos", dice. "Me encanta compartir este espacio con mi hijo", cuenta a LA NACION mientras se mueve al ritmo de Lescano.
Marcelo no es el único padre que decidió vivir la experiencia en familia. En el enorme predio hay un espacio especial donde padres e hijos comparten la tarde calurosa: el Kidzapalooza. Desde adentro y apoyado en la valla que separa el ambiente pensado para los niños, Facundo Pazos, de 38 años, se mueve frenéticamente al compás de la música. Metros atrás, su hijo Juan, de 7, realiza una de las actividades que proponen en los espacios creativos. "Más tarde viene mi otra hija, de 13, que está enojada porque por los cambios de horario se superpusieron The Killers y DJ Snake, y mi mujer. Me encanta bailar y así crío a mis hijos. Me gusta venir en familia; los más chicos se divierten en el Kidza y nosotros podemos escuchar música". Mientras, en el escenario destinado a los chicos suena Rayos y Centellas, una banda que propone temas con bases de cumbia para los menores. En las pantallas no hay imágenes de hojas de marihuana ni una mujer con poca ropa, como se pudo ver durante el set de Damas Gratis, sino dibujitos. Luego llega el turno de Mariana Baraj, Circo La Arena y, para cerrar, DJ Hot Monkey.
El espacio funciona como una mini adaptación del Lolla: hay desde food trucks de helados, papas fritas, café, puestos con pochoclos, garrapiñadas y copos de azúcar hasta un kiosco. También, stands para cargar las pulseras, baños, puntos de venta de merchandising y espacios de esparcimiento con mesas y puffs. Pero los grandes protagonistas son los niños que, independientemente de lo que pase afuera -donde están a punto de tocar Mac DeMarco, en el escenario Alternative; Khalid, en el Main Stage 2, y Nghtmre, en el Perry´s-, ellos tienen otros intereses. Mientras que algunos aprenden capoeira, otros, los más chicos, danzan alrededor de las inagotables burbujas de jabón que salen disparadas de una máquina. Hay diferentes opciones donde pueden elegir entre aprender a tocar tambores, hacer tela, maquillarse, practicar rápel, pintar dibujos y hasta diseñar un insecto robot. Para los padres venir al Lolla tiene más que ver con compartir tiempo en familia que con la música. Si bien algunos son fanáticos y quieren que sus hijos adquieran la misma cultura, otros encuentran en el Kidza un gran patio de juegos para sus chicos.
"No somos muy musicales pero está bueno venir: hay aire libre y juegos para los chicos", dice Ana Manti, de 34 años. Con lo que coincide la cordobesa Jimena Daghero, que viajó desde Carlos Paz con su marido, Coco, especialmente para compartir el festival con sus sobrinos Aytana y Thiago, que viven en Buenos Aires. Aunque ellos sí disfrutan también de los shows.
Las nubes de a poco van tomando protagonismo. Mientras de un lado el cielo luce despejado, del otro los memoriosos no pueden evitar recordar lo sucedido en el BUE. El festival, que tuvo lugar en diciembre pasado, también tuvo que adelantar su programación por pronóstico de tormenta. Pero eso no bastó: apenas terminó Gorillaz, una lluvia y un viento intensos convirtieron la salida en un caos. Pero eso no importa aquí. Pasadas las 6 de la tarde, Liam Gallagher pondrá al Main Stage 1 a cantar tanto sus temas solistas como los himnos de Oasis. Y, luego, Lana del Rey lo sucederá con su pop radial en el Main Stage 2. Así, dejará el terreno preparado para The Killers.
El pronóstico de tormenta no parece asustar a las familias. "¿Si llueve?, nos mojaremos", dice Maite, de 45 años. Cerca, la mayor de sus tres hijos sonríe. Ni loca se pierde a Lana del Rey. Aunque al final no hicieron falta los paraguas, la tormenta recién llegó a la madrugada.
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