LANY: la banda que busca mejorarle “un poco” la vida a sus fans y su nuevo show en Buenos Aires
A cinco años de haberse presentado por primera vez en Argentina, el dúo integrado por Paul Klein y Jake Goss regresa al país para tocar en vivo las canciones de A Beautiful Blur, su quinto disco de estudio; la cita es este sábado 11 en C. Complejo Art Media
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Fue en un bar en Japón, allá por septiembre de 2023, que Paul Klein y Jake Goss sintieron que debían cambiar el nombre y el arte de su próximo álbum, el quinto en su carrera. No creían que aquellos que habían elegido realmente resistirían la prueba del tiempo. La promoción del disco ya había sido cerrada bajo el título I really, really hope so, y quedaba menos de un mes para el lanzamiento oficial, pero decidieron volver a la idea original y cambiarlo por A beautiful blur, cuya portada pasó de ser una foto de ambos a una sencilla imagen abstracta. Ese episodio podría resumir la personalidad de LANY, la banda que conforman desde hace diez años. Una banda que se mantiene siempre fiel a su identidad y a seguir la intuición de lo que quieren ser.
Cuando la dupla se conoció en Nashville, la idea de formar un grupo no estaba en los planes. Si bien ambos eran músicos -Paul cantautor, Jake baterista-, sus caminos profesionales corrían por diferentes sendas. Sin embargo, se volverían a encontrar a principios de 2014 en ese mismo lugar para experimentar en un proyecto creativo, con la esperanza de armar un recorrido artístico de la mano, sumando también al tecladista y guitarrista Les Priest.
Sus primeros pasos fueron de forma anónima, compartiendo la música que iban creando en una computadora a través de la plataforma SoundCloud, sin tener seguidores ni una foto como banda. A los pocos días, sus canciones empezaron a llamar la atención no sólo de un considerado número de oyentes cibernéticos, sino también de varios sellos discográficos que comenzaron a interesarse en ellos. Luego de lanzar Acronyms, su EP debut, firmaron contrato con la discográfica Polydor Records, con la cual publicaron en 2017 su primer álbum homónimo, dando inicio a una carrera que hoy celebra una década.
“Teníamos muy pocas expectativas, sólo queríamos hacer música que nos gustara y soñábamos con algún día poder hacer algunos shows, quizás tocar en el festival de Austin South by Southwest. Todo ocurrió muy rápido, así como la banda creció, también lo hizo nuestra visión y nuestros sueños a concretar con ella. Nos sentimos muy afortunados y orgullosos de lo que hemos alcanzado hasta ahora”, confiesa Paul en diálogo con LA NACIÓN, haciendo un balance de todos estos años en la música.
Considerada una de las bandas pioneras en lo que se conoce como bedroom pop, LANY se caracteriza por su tono confesional y por reflejar el paradigma actual de las relaciones y el discurso del universo millennial, sumergida en acrónimos - su nombre viene de las siglas que representan a las ciudades de Los Ángeles y Nueva York-, un idioma descontracturado nacido en internet y una particular dualidad entre un sonido indie bailable y letras un tanto melancólicas. “Dejé de intentar escribir como los demás lo hacían, me di cuenta de que mi fortaleza como compositor provenía de hacer canciones de la misma forma en la que me expreso al hablar. Quería decir cosas que diría en mi vida diaria y que realmente significaran eso, en lugar de tratar de hurgar en metáforas o alegorías. Ese es el enfoque que decidí darle y creo que funcionó”, se sincera el frontman sobre su rol como cantautor.
A pesar de ser parte de un género que puede caer en las fórmulas y repeticiones, LANY se esforzó desde sus comienzos por la continua búsqueda y exploración de un sonido e identidad propios, incluso si eso significase no sonar en la radio. Con un comprometido espíritu DIY -“hazlo tú mismo”- sus integrantes se involucran en cada detalle de su proyecto y se ocupan de llevarlo a su manera. “Todo lo que hacemos es un reflejo de mi alma y la de Jake. Trabajamos con productores, pero nosotros hacemos nuestros álbumes de principio a fin; participamos en todo, desde el merchandising hasta el diseño de nuestras gráficas. Es algo que nos caracteriza y, como parece gustarle a la gente, seguimos en este camino. Eso es el éxito para nosotros. La magia de LANY es el resultado de poner todas nuestras influencias y experiencias sobre la mesa para luego formar, de manera conjunta, nuestro sonido. No nos interesa sacrificar quienes somos ni vender nuestras almas para llegar más lejos. Confiamos en el proceso y somos auténticos. Llegaremos a la gente que tengamos que llegar y todo se irá desarrollando como tenga que ser”.
En 2018 lanzaron Malibu Nights, su segundo material de estudio, de personalidad vulnerable, con el que terminaron de consolidarse y que los catapultó internacionalmente para presentar lo que pronto se convertiría en uno de los discos de desamor más destacados de la escena pop alternativa. Sus sucesores fueron Mama’s Boy (2020), un álbum en el que no sólo exploraron nuevos sonidos tales como guitarras acústicas y coros gospel, sino también canciones en las que hablan de lazos familiares y religión, y gg bb xx (2021), el último antes de la partida de Les como parte del grupo y en el que, con una redefinición artística, volvieron a una sonoridad semejante a la de sus inicios.
El año pasado publicaron A beautiful blur, su quinto material de estudio y el primero que concretaron como artistas independientes, tras la finalización de su contrato discográfico con Polydor. Es con ese álbum que se embarcaron en una nueva gira mundial que los traerá de visita por tercera vez a Buenos Aires (la primera fue en el festival Lollapalooza de 2019 y la segunda en 2022 en el marco de la presentación de su cuarto disco), el próximo sábado 11 de mayo en C Complejo Art Media, donde prometen brindar el espectáculo más completo que hayan traído a la Argentina hasta el momento.
–¿Cómo creés que ha sido la evolución del sonido de la banda a través de estos diez años?
–Cuando empezamos creo que teníamos uno o dos sintetizadores y una máquina de ritmos. Hacíamos nuestras canciones en una computadora usando el programa Cubase. Había un montón de limitaciones porque creábamos con lo que teníamos a nuestro alcance y dejamos que eso definiera nuestro sonido en ese momento. A medida que la banda comenzó a crecer, empezamos a hacer cientos de shows. Creo que hasta ahora hemos hecho unos 650 shows alrededor del mundo y eso te deja muchas enseñanzas. A medida que crece tu base de fans y también los lugares donde vas a tocar, querés ir al estudio y hacer canciones que llenen aún más aquellos espacios. Nunca habíamos usado una guitarra acústica hasta nuestro tercer álbum, Mama’s Boy, lo cual es interesante. Ese disco fue un gran cambio de eje para nosotros. Pasamos de hacer un synth-pop de la costa oeste a algo parecido a un álbum de country en algún punto. Trabajamos en nuestros discos para luego salir a tocarlos en vivo. Si hay algo que nos caracteriza es habernos mantenido de gira de manera constante. No todos hacen eso, ni siquiera algunos de los artistas más grandes en el mundo. Fue importante haber podido crecer con nuestros fans y que nuestra música evolucione a través de los años, manteniéndonos fieles a nosotros mismos. Realmente hemos extendido nuestro sonido sin dejar de perder lo que somos como banda y sin dejar de sonar como LANY.
–¿Qué piensan de esta era digital de la música, en la que, por un lado, podría decirse que es más fácil ser descubierto pero, por otro, hay una especie de sobresaturación de material para escuchar?
–Hay mucha música y sí, hay una gran sobresaturación. A su vez, eso no significa que toda esa música sea buena. Hay muchos artistas haciendo la misma canción semana tras semana. Me encanta Spotify pero el “New Music Friday” es hoy casi un género más, y es todo igual: música de DJ con una voz superpuesta porque esa es la forma más fácil y rápida de hacer canciones. Muchas bandas nuevas copian ese sonido solo para estar en esa playlist; eso no tiene nada que ver con tener convicción. Hay que hacer todo con convicción, así como también saber asumir que a veces lo que hacés puede no ser bueno. En mi proceso pasé por varios momentos en los que tuve que aceptar que algunas cosas de las que hacía no eran buenas, antes de poder escribir algo mejor. Al mismo tiempo, estoy muy agradecido con internet y las plataformas de streaming porque somos producto de ello, si no, no estaríamos hablando ahora ni estaríamos por viajar para tocar en Buenos Aires.
–Solés escribir bastante sobre experiencias personales, que a su vez son bastante universales. ¿Creen que el verse reflejados en las letras es lo que ha hecho crecer y mantener cerca la gran base de fans que tienen alrededor del mundo?
–Definitivamente. Es lo que siempre he querido. No me interesa contarle a la gente mis experiencias como un acto de ego, en el sentido de que piensen: “No sabía que Paul estaba pasando por eso”. Quiero compartir mis historias para que ellos se encuentren e identifiquen con ellas. Me gusta el hecho de poder relatar todo aquello de manera genuina en mis canciones, de forma que quienes las escuchen se olviden de que estoy cantando y simplemente se vean a sí mismos en ellas. Espero que a través de nuestra música mejoremos un poco la vida de las personas y que se sientan menos solas. Esa es probablemente la razón de por qué nuestra banda es lo que es. Creo que nunca podría escribir sobre otra cosa. Además, tocamos estas canciones en vivo tantas veces alrededor del mundo que debemos conectar con ellas. Siempre llevo un diario para escribir, incluso cuando estamos de tour. En la banda nos movemos a través de estaciones, está la de la gira, la del descanso, la de escribir, la de meterse al estudio a grabar. Así que siempre es importante estar preparado para la próxima etapa; siempre estoy escribiendo.
–¿Qué proyectan para sus próximos años en la música?
–Creo que la meta más realista que nos ponemos es que cualquier álbum que lancemos lo hagamos de la mejor manera posible para poder luego hacer otro. Eso es lo único que está en nuestro control y dentro de lo que podemos realmente esperar. Hay muchas cosas que no podemos controlar. No tengo idea por qué algunas personas ganan Grammys y otras no, nunca lo sabré. Pero no podemos simplemente sentarnos a esperar que eso suceda. Sólo esperamos poder continuar haciendo esto y que siga creciendo. Y quizás dentro de los próximos diez años habremos realmente consolidado nuestro lugar en la historia de la música como, al menos, la banda favorita de un cierto grupo de gente. Eso sería increíble.
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