"Desde los madriles". Lali es pura sonrisa. Y nervios. Y ansiedad. Y muchas ganas de hablar de lo que mantuvo guardado bajo siete llaves: Libra, su cuarto álbum que está viendo la luz este jueves por la noche y que la encuentra firme y segura sobre los pilares de la música que ella describe como pop urbano.
"Ladrón", su feat. con Cazzu es la canción que su discográfica –Sony- elige para golpear fuerte y a la mandíbula. Un video clip con estética "black & white" las reúne edición mediante, no solo porque la canción fue registrada a la distancia sino también por cómo debió filmarse el video, con Lali en su debut como directora desde Madrid y Cazzu haciendo su parte desde Buenos Aires.
"Ya te voy a encontrar pa’ meterte preso", canta una Lali intimidante que juega "a ser una diva de las de antes". Desde la apuesta sonora, cubierta por el trap en algunos pasajes y por el reggaetón en buena parte del álbum, queda en claro que con este, su cuarto disco, va de lleno a meterse en la elite de la música latina.
En la nueva era del single ya conocimos cuatro de las canciones que integran el disco: "LALIGERA", "Lo que tengo yo", "Fascinada" y "Como así", con CNCO. Ahora se suman el corte y videoclip que acaban de estrenarse, "Ladrón" y tres colaboraciones más: "No puedo olvidarte", con Mau y Ricky, "Pa que me quieras", con Noriel y la sorpresa que cierra el disco: "Una esquina en Madrid", que Lali compuso con Fito Páez.
Platinada, con el look de la serie de Netflix que está filmando en Madrid, Sky rojo, vía zoom Lali -así, a secas en el mundo de la música- habla de "la línea de pensamiento" de esta nueva etapa. "Me di cuenta que reinventarse es una tarea muy difícil y que a veces se subestima el término. Cada vez admiro más a los artistas que se reinventan de un disco a otro y un poco me puse a prueba para lograrlo".
¿Por qué Libra? Porque es su signo, claro, pero también por otras razones. "Por la búsqueda del equilibrio, de la balanza. Tiene que ver con que fueron dos años de trabajar canciones en los que busqué precisamente el equilibrio. Las comparaciones suelen ser mala onda, para mí. Es raro comparar y compararse con un buen momento que tuviste y querer replicarlo. No solo es tonto sino que no es real. Pero sí tenés que hacer un trabajo fino para no repetirte. No es comparar con lo que hiciste antes sino ir hacia lo que vos consideres evolución, y todo este pensamiento le dio el sentido al cuarto disco: hacerme cargo que hago un estilo musical que es el pop urbano, pero tratando de que suene personal, que cuando vos escuches una canción del disco la sientas Lali. Esto que dicho parece fácil, en realidad es una búsqueda ardua.
En el comienzo Lali es trap. "Traigo todo lo que trae la noche, yo soy cara, soy tu derroche", canta desafiante en "Eclipse". El amor cruza todo el disco. A veces es correspondido, a veces es sólo pulsión sexual, a veces es un arma que puede ser letal, pero siempre es un imán para entrar y salir del juego que propone Libra. Las letras son largas, como las respuestas de su protagonista. "Hay mucha letra. Es algo que a veces se critica pero yo soy pro letra y eso es porque hablo mucho. Soy de charlar mucho y en las canciones me pasa lo mismo. Es verdad que a veces las canciones necesitan respirar un poco. "Eclipse" es una canción que surgió en Miami, donde trabajé gran parte de este disco con Rafa Arcaute, el productor del álbum, no solo el productor general sino el productor de esta canción junto a Julio Reyes, que es un compositor que trabajó con Alejandro Sanz y Shakira, pero que también puede hacer estos universos más hiphoperos, bases más traperas que son una novedad para mí. Ésta y "LALIGERA" te llevan a un sonido diferente de lo que yo hacía. Y a nivel letra y melodía es donde yo más aprieto. "Eclipse" me parece súper pop: el arreglo vocal, la melodía, el estribillo, los versos, una intención muy femenina y una base muy violenta y más trapera que lo que suelo hacer. Esa fusión define lo que pasa en el disco en general.
-Hablando de trap, en "Ladrón" cantás con Cazzu y además hacés tu debut como directora en el videoclip.
-Pesada como soy siempre participé de los procesos creativos y me metí tímidamente en la dirección, pero lo que me pasó esta vez es que como soy la que lleva la idea de lo que quiero rodar, mi equipo me incentivó: "estás presentando la idea, la tenés clara, lo querés hacer en blanco y negro, dirigilo vos". Y lo hice. Yo soy respetuosa de estos lugares de tanto talento y creatividad, donde hay gente que se dedica a hacer esto muy bien. Yo no me pongo en ese rol sino en estar delante de cámara, pero esta vez tomé el desafío. Particularmente esta idea la tenía muy en la cabeza. Quería jugar con el imaginario de las divas de antes y qué es ser una diva hoy. Para mí Cazzu es una diva y yo cuando estoy haciendo mi movida musical me siento una diva. A nivel visual, con la ropa, juego a ser una diva pop. Es un lugar que me gusta, me divierte. La estética black & white no está muy usada en el género urbano. Cazzu se ve distinta, yo me veo distinta y a la vez somos nosotras al cien por ciento.
-¿Cómo fue ese rodaje a la distancia, con Cazzu en Buenos Aires y vos en Madrid?
-Yo estaba con un rodaje nocturno de la serie en España. Acá eran las 3 de la mañana y Cazzu estaba rodando en Argentina. Tenía conexión directa y en un monitor veía lo que se iba haciendo en Buenos Aires. Iba hablando con Cazzu, preguntándole cómo se sentía. Una genia total que se prestó. Le encantó la canción. Hay algo similar en nuestra forma de ser. Tenemos una cosa imborrable: el barrio. Dos pibas de barrio que nos hemos ganado el lugar que tenemos desde un espacio genuino, una búsqueda sincera de lo que somos y lo que queremos hacer.
-En este disco usás el lenguaje caribeño propio de la música urbana. Dos de las canciones se llaman "Bailo pa mi" y "Pa que me quieras", además de las expresiones que incluís en las letras. ¿A qué se debe?
-Hay algo que me pasa naturalmente y debo confesar que como argentina le tenía miedo en los discos anteriores, o por lo menos no me hallaba en ese mood de cambiar modismos, pero es verdad que te pasa cuando empezás a fusionarte mucho con otros artistas y productores. Este es el primer disco que trabajo casi canción por canción con productores distintos. Fui estudio por estudio entre Los Ángeles, Madrid, Miami, Buenos Aires. Gente de México y de Colombia se sumó a la producción y, de repente, abrís el abanico de modismos, formas. Para mí fue muy enriquecedor dejar de tenerle miedo a eso y abrirme a un público más grande que es el de Latinoamérica. Si bien somos todos hermanos y parte de lo mismo, fusionar mi manera con la de otro, si queda cómoda y no suena forzada tiene sentido y fue un lindo proceso abrazar esas ideas: "Bailo pa mi", "Pa que me quieras", son frases que incorporé muy naturalmente trabajando en estudios con colegas de otros lados. Fue un disco que me abrió mucho la cabeza y en la manera de escribir ni hablar. Naturalmente no me sale a mí decir "pa que me quieras", pero al jugar con lo melódico encontrás que estas cosas están buenas.
-Recién contabas que en un descanso del rodaje de Sky rojo seguías con atención la filmación del video de "Ladrón" en Buenos Aires. ¿Qué dicen tus compañeros?
-No lo pueden creer. Todos hacemos muchas cosas pero principalmente son actores y su actividad es interpretar. Me ven a mí mientras esperamos que acomoden una luz con el teléfono arreglando una movida de la música, escuchando un track que me mandan y me dicen: "Tía te juro no puedo creer que te da la energía pa todo". Y la verdad es que cuando te apasiona algo le ponés el tiempo que no tenés. Me gustaría que se note que no me da lo mismo, me gusta que esté bueno, que represente y cuente algo lo que hago. No saco un cuarto disco porque tengo que hacerlo, sino porque me apasiona. Me interesa seguir entregando material nuevo, porque soy culo inquieto, como diríamos en Argentina. Me gusta mucho, mi trabajo es una bendición. De muy pequeña mi padre me dijo que la mayoría de la gente trabaja de lo que puede.
-Hace un tiempo dijiste que querías dedicarte toda la vida a esto en referencia a la música, pero está claro que la actuación va a seguir de manera paralela, ¿no?
-Naturalmente mi camino con la actuación siempre fue muy genuino. Siempre tenía la suerte que me llegaba un guion, una propuesta para actuar, pero si no lo sentía, si no era algo que me dejara un aprendizaje podía pasar de esa oportunidad y abrazar mi otra actividad, que es la música. La música te lleva mucho tiempo. Justo con esta serie estoy desde hace un año, pero normalmente con una ficción o una peli podés estar un par de meses. La música, en cambio es todos los días. Mi elección siempre fue abrazar más la música que la actuación, pero cuando apareció esta oportunidad de hacer Sky rojo, una propuesta tan grande de Netflix España, con un nivel de producción increíble y con Vancouver, la productora de La casa de papel -con todo lo que representa la serie a nivel mundial y ni hablar en Iberoamérica-, lo tomé como una gran oportunidad. Es la posibilidad de hacer un personaje principal acá en España, con actores que admiro, con la experiencia de rodar como lo hacen acá, que no tienen nada que envidiarle a las mejores producciones del mundo... imaginate que estoy abrazando las dos actividades mucho y me siento afortunada.
-¿Cómo es trabajar con Alex Pina?
-Es abrumador ver lo claro que tiene todo. Imagino yo que cuando uno hace un éxito mundial tan grande, después hacer otro tan seguido debe ser... supongo que se te llena el culo de preguntas. Pero esta gente va a tope, como dicen acá en España. El nivel de perfeccionismo de Alex y su equipo es tremendo. Hacemos secuencias que son de un nivel de producción enorme. Es una serie muy comprometida, tiene mucha acción. Los personajes están muy vívidos, son muy fuertes. Requiere de mucha energía, pero si Alex Pina siente que la secuencia no está lograda se hace de vuelta todo y eso no es solo una cuestión de que Netflix apuesta a vos y te da el dinero, sino que tiene que ver con una cuestión artística de mucha convicción sobre lo que querés hacer. Estoy aprendiendo mucho de cómo trabajan acá, de cómo trabaja Alex Pina. En todas sus series nunca fue por lo obvio y creo que lo mismo va a pasar con Sky rojo. Con sus series logra una cosa icónica.
-¿Ya viste algo de la serie?
-No vi todo el resultado pero lo que pude ver no se parece a ninguna serie, y tiene mucha personalidad lograr algo así. Es el objetivo principal de cualquier creador pero no todo el mundo lo logra. Alex y Vancouver tienen eso y Netflix está encantado según nos cuentan. Va a ser un lanzamiento mundial. Imaginate lo que significa. Esta oportunidad es enorme para mí. Estoy muy agradecida.
-Es un rol y una temática que no habías abordado antes.
-Tal cual. Son tres chicas víctimas de trata que se escapan de su proxeneta. Es una serie que se mete en un universo en el que no se mete todo el mundo, menos el mundo del mainstream. Es una serie, no es un documental sobre la trata de mujeres, pero sí habla sobre eso. Tiene acción, entretenimiento a full; pasa todo lo que tiene que pasar para que te enganches y sea una gran ficción, pero estamos hablando de algo real que se suele acallar y que pocos se quieren embarrar las patas para hablar de este tema. La trata no es solo lo que pasa dentro de un club nocturno. Cuando vamos por la calle vemos todo el tiempo carteles de lugares clandestinos y nadie hace mucho al respecto. Hay gente que de pronto no vuelve a su casa, queda encerrada, le roban el pasaporte. Chicas que van engañadas creyendo que van a tener un trabajo... Hay mil historias y algo interesante de la serie es que no quieren imponer una visión. Tiene todas las aristas abiertas: el pensamiento de un proxeneta, de una persona que llegó engañada, de una persona que sí va a trabajar de la prostitución pero se encuentra con su no libertad. Nuestros personajes sufren diferentes cosas a medida que avanza la serie. Es muy interesante, a la gente le va a impactar.
Tener a alguien tan maravilloso como Fito cerca te nutre por todos lados, es un regalo
La canción que cierra Libra es una suerte de bonus, un regalo que no está lejos de la idea sonora y de producción del álbum. "Una esquina en Madrid" se llama y tiene la particularidad de estar coescrita con otro argentino que supo vivir el día y las largas noches de la capital española: Fito Páez. "Fue una maravilla, qué te voy a decir. Yo estaba acá en el departamento, en Madrid, un poco nostálgica, empezando el año en el que iba a cumplir 29, rozando los 30. Es un momento maravilloso de la vida, pero fuerte para alguien que trabaja desde los 10 años. ¡Puta! Mirá todo el agua que pasó bajo el puente. De una manera muy natural me puse a escribir la canción en un balconcito que tengo, literalmente en una esquina de Madrid y al día siguiente, con la relación que había generado con Fito cuando me invitó a cantar en su concierto y a grabar en su disco, le escribí. Ya veníamos teniendo conversaciones sobre mi proceso creativo, le había mandado las canciones, él las había escuchado y comentado. Tener a alguien tan maravilloso como Fito cerca te nutre por todos lados, es un regalo. Le mandé esta letra muy tímidamente y al día siguiente él me respondió con un video sentado al piano y buscando la melodía. Me puse a llorar instantáneamente. "Yo te lo hago, me encanta lo que escribiste", me decía bien a su estilo. Enseguida empezamos a trabajar con Diego Olivero, su productor. Le puse la voz en un estudio de Madrid y trabajamos a distancia y así quedó esta canción que para mí es la frutilla del postre, por eso es la que cierre Libra. No solo porque para mí es ultra especial sino también porque a nivel sonoro esta canción te coloca en otro lado. Es un gran cierre y un privilegio tenerlo a Fito.
-Suena a himno de los 80...
-Esas fueron las palabras de Fito. "Este tiene que ser tu himno", me dijo y desde ese lugar se la produjo. Todo el proceso fue increíble , las charlas con él, entender cómo él ve la música, aprender de lo que me decía con respecto a mi música, a mi manera de escribir, a mi manera de hacer lo que hago. Y cada vez que escucho la canción me pasa algo muy fuerte.
-De Europa llegan a diario las noticias de la segunda ola de la pandemia. ¿Cómo lo estás llevando?
-Esto no lo conté nunca hasta ahora, tampoco me pareció con toda la información que hay. Yo he pasado el Covid estando acá en España. No me puedo ni quejar, hay gente que pierde la vida y otra que la pasa muy mal. Yo tenía los síntomas obvios que nos dicen que podemos tener. Fueron dos semanas en las que se paró el rodaje. Obviamente tenían que testear a todos mis compañeros. Yo tuve un seguimiento médico hasta que di negativo y pude volver al rodaje, así que puedo con muchas comillas, porque hay gente que se le está yendo la vida, decir que lo he pasado y que eso también me colocó en un lugar de mucha conciencia. Parece una obviedad pero no: todavía nos cuesta hacernos cargo que esta locura nos está abordando y nos vino a cachetear a todos por igual, porque no discrimina. Sí nos coloca en un lugar de ser conscientes de que por más que yo tenga la suerte de tener un servicio médico y pasarla lo menos mal que la pude pasar, si los hospitales se quedan sin espacio un médico tiene que decidir a quien atender, y eso sería un drama social, un horror, porque estamos hablando de quién tiene más valor que quien, mas influencia que quien. Eso sería otro drama por encima de este drama que es el virus. Lo hablo con mis amigos jóvenes, todos extrañamos la joda, vernos. Yo tengo un sobrino de cinco meses que no conozco y hay gente que lo vive dramáticamente. Yo lo vivo con mucho respeto, cuidándome, intentando hacer lo que nos cuentan que hay que hacer, porque a la vez estamos todos aprendiendo. Y ahora en España, particularmente, parece que estamos en marzo de vuelta.
-¿Cómo se vive eso?
-Con mucha frustración. La sensación de bajón es incareteable. Se siente en la calle, en los trabajos, entre amigos. Hay una energía muy dark. Tengo la suerte de dedicarme al arte y que eso me distraiga mucho y encima tengo la suerte a diferencia de un montón de colegas míos de seguir trabajando. El rodaje sigue con todos los cuidados y protocolos a rajatabla. Tenemos que estar muy agradecidos porque el mundo está parado. Actores, músicos, todo mi equipo de trabajo en la Argentina, mis hermanos tampoco están laburando. Intento ayudar lo más que puedo a los míos, a los que tengo cerca. Es una cuestión social, de ser consciente que no me puede chupar un huevo lo que está pasando. Cuesta darse cuenta que es real, parece una película de los gringos del fin del mundo. Pero no es el fin del mundo. Hay que ir hacia adelante y tratar de que el cachetazo duela lo menos posible. No nos queda otra, no es muy discutible.
Antes del cierre hay tiempo para algo más, parea indagar en su vida sentimental y en el anuncio tiempo atrás de su ruptura con Santiago Mocorrea. "Es un lugar rarísimo poner un tuit para aclarar. Creo tener una intimidad y una vida en casa cuidada y es mía, no la vendo, no la regalo y es mía. Es raro informar algo tan personal, pero dadas las circunstancias que sabemos cómo funcionan estas noticias, no quería por respeto a los cuatro años de relación con Santi, que entre nosotros está todo más que bien y hay muchísimo amor, que se escribiera cualquier cosa. Quería informarlo e intenté que fuera lo más genuino posible. Era algo que veníamos macerando desde hace tiempo por razón obvia. Mi trabajo en España se extendió por el Covid, a la serie le falta mucho para terminar porque estamos rodando dos temporadas juntas y la lógica de nuestra dinámicas nos ha llevado a esta decisión. Él trabaja mucho y yo también. Es una decisión tomada con amor, aunque parezca una locura. Terminamos muy bien y estamos súper conectados".
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