Lady Gaga dejó en silencio a Toronto: se alejará de la música
La cantante confesó tener problemas de salud en el festival de cine canadiense, al que llegó para presentar su documental Five Foot Two para Netflix, que se verá aquí el 22
TORONTO.- En uno de los festivales de cine más concurridos del año, la noticia más importante de las últimas horas fue musical. "Me voy a tomar un tiempo de descanso. Necesito parar la marcha para sanarme un poco", anunció ayer por la mañana Lady Gaga, sin especificar cuán extenso será el lapso en el que tomará distancia de giras, grabaciones y otros compromisos. "Esto no quiere decir que deje de crear. Tengo algunas cosas bajo la manga, pero no es hoy el momento de revelarlas", dijo la cantante, para sorpresa de todos, en el final de una conferencia de prensa para los medios acreditados en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF 2017).
En esta gigantesca muestra que se prepara, como es habitual, para vivir un fin de semana frenético, cargado de visitas, alfombras rojas, presentaciones, debates y expectativas respecto de cuáles serán los títulos de moda con vistas a la temporada de premios, no fue una estrella de la pantalla grande, sino una cantante e ícono de la cultura pop, quien dio la nota. Lady Gaga llegó hasta aquí para acompañar el estreno mundial del documental Gaga: Five Foot Two, producido por Netflix, que estará disponible en todo el mundo, incluida la Argentina, a partir del 22 de este mes.
El encuentro con la prensa internacional precedió a la rara y seguramente única oportunidad de ver este documental en pantalla grande. Allí, Gaga muestra la intimidad de su vida delante y detrás de los escenarios durante el proceso de grabación del álbum Joanne, de 2016. Las cámaras acompañan y siguen desde muy cerca la vida cotidiana de la artista en sus encuentros con fans y sus seres queridos, ensayos, tiempos de relax y hasta el momento en que se realiza un nuevo tatuaje. También hay opiniones y respuestas muy críticas hacia Gaga por los resultados del álbum Artpop.
El tramo más emotivo de este largometraje de casi 100 minutos tiene que ver con la lucha que la artista libra contra un cuadro de dolor crónico y paralizante que no pocos asocian a la confesión que hizo en 2016 respecto de haber sido violada cuando era adolescente, que derivó en un síndrome de estrés postraumático. Una pregunta sobre el tema en la conferencia de prensa de ayer dejó a Gaga en silencio por varios instantes y a punto de quebrarse.
"Es algo duro, pero también liberador", dijo mientras buscaba el consuelo y el asentimiento de Chris Moukarbel, el director de Gaga: Five Foot Two, sentado a su lado en el escenario en forma de living que TIFF 2017 dispuso en la planta baja de su edificio central. "Este documental no refleja mi propio punto de vista, sino el de Chris. Yo soy parte de él porque cuenta mi vida", agregó la artista. Y señaló que espera ayudar con lo que transmite desde este documental a quienes batallan cotidianamente contra las adicciones, las enfermedades mentales y la depresión.
Gaga, que apareció frente a los medios vestida íntegramente de negro, con una campera con tachas y zapatos de altísimas plataformas, habló a lo largo de unos 25 minutos con algún detalle sobre el papel de las redes sociales. "Siempre se nos pregunta a nosotros, los que tenemos alguna fama o reconocimiento popular, qué pensamos sobre lo que pasa en el mundo. Por primera vez en la historia no somos los únicos que tenemos esa responsabilidad, porque gracias a las redes sociales cada individuo tiene el poder real de hacer escuchar su voz", explicó. Pero al mismo tiempo relativizó ese poder. "La música es para mí infinitamente más importante que un tuit, una selfie o un posteo en Instagram. La música es a la vez vibración y ciencia. Con la música siempre aparece algo trascendente que nos atraviesa el cuerpo y el espíritu."
Esta aparición de alto perfil de Lady Gaga -que recientemente concluyó el rodaje de una nueva versión de Nace una estrella junto a Bradley Cooper- fue el aperitivo perfecto para un fin de semana que será intensísimo. Desde ayer una multitud recorre los casi 1000 metros de King Street (eje vial del llamado "Entertainment District") que hasta mañana estarán cerrados al tránsito para facilitar una suerte de festival callejero con atracciones al aire libre, food trucks y la posibilidad cercana de ver a los famosos en las muy informales alfombras rojas de los estrenos más importantes. Un operativo de seguridad más severo que en años anteriores, con barreras de cemento y vallas en accesos e intersecciones se organizó para prevenir cualquier contingencia desagradable.
Más allá de todo eso, la fiesta del cine continúa en cada proyección con las salas colmadas, algo que alcanzará su máxima expresión durante este fin de semana. Anteanoche, la sala 3 del complejo Scotiabank estuvo completamente llena (357 butacas) en la primera función para el público de La cordillera, de Santiago Mitre, uno de los nueve títulos argentinos que forman parte de la gigantesca programación de este año. Mitre presentó la película y mantuvo al final un diálogo con el público, durante el cual reiteró que a su juicio ni el fútbol ni el tango representan la gran pasión de los argentinos: la política.
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