Descubrí a Nano Stern, la voz de la nueva canción chilena
El músico trasandino regresa al país para estrenar las canciones del disco Mil 500 vueltas,en La Trastienda
Nano Stern es la cara y la voz de toda una nueva canción chilena que realizó una alquimia entre el folklore y el rock, que acompañó un proceso de cambio social y generacional del otro lado de la Cordillera y que vio pasar diferentes etapas en la música chilena: la influencia de la Nueva Canción de Víctor Jara y Violeta Parra en los 60, la aparición del Canto Nuevo a fines de los 70, la emergencia pop de Los Prisioneros en los ochenta y la proyección mainstream de los 90 con Los Tres y La Ley.
"Nosotros venimos a dar vuelta la página de todo lo que pasó después del derrumbe de la industria musical en Chile. Venimos a decir algo distinto. También venimos a relacionarnos con respeto y veneración religiosa con Víctor (Jara) y Violeta (Parra), que nos dejaron un legado bellísimo. Toda esta nueva generación que retoma su canto, cada uno a su manera, creció de tal manera que hoy en día vas a Chile y los conciertos más grandes están protagonizados por estos nuevos artistas. Existe ya una escena súper consolidada, muy real, con muchos discos y con una década de historia", reconoce el trovador contemporáneo, que esta noche, actúa en La Trastienda (Balcarce 460).
La búsqueda de la raíz es uno de los factores que impulsan la estética de esta nueva escena de cantautores –Chinoy, Camila Moreno, Pascuala Ilabaca y Manuel García, uno de sus referentes–, de la cual es la cabeza más visible, a partir de canciones que se transformaron en himnos generacionales como "El vino y destino" y "La puta esperanza", que lo señalaron como la potente voz autoral de esta nueva escena. En su nuevo disco Mil 500 vueltas, el músico chileno abre las fronteras de su canto y establece grandes duplas artísticas con Joan Baez en "Las venas"; Jorge Drexler en la canción "Ser pequeño"; la cantora mapuche Beatríz Pichi Malén en "Todo canta" y el trío de Susana Baca, Marte Gómez y Pedro Aznar en "Festejo de color".
De sus diez discos, entre material en estudio, una antología y grabaciones en vivo, este es uno de los trabajos más ambiciosos y maduros de Nano Stern, donde plasma naturalmente el encuentro con otros ritmos de América Latina, la fuerza del rock y la fusión con otros sonidos que tienen que ver con su origen inmigrante, viajes y conexiones con otros artistas. "Las canciones nacen de ese destilado que deja la vida. Pero no me considero un poeta. Yo canto, soy cantor"
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