La vieja espina de McCartney
Cuando éramos chicos, nos hicieron creer (vaya uno a saber quién) que si nos clavábamos una espina y no la sacábamos, corríamos un serio peligro: podía entrar en una vena y desplazarse por ella hasta llegar al corazón y, por supuesto, causarnos la muerte. Igual sucedía, por ejemplo, si se tomaba vino (o, los chicos, agua) después de comer sandía. Incluso, si nos soplaban a los ojos cuando hacíamos alguna morisqueta, podíamos quedar bizcos.
Paul McCartney tuvo una espina clavada durante 33 años, una espina que, además, era la despedida de esa banda que él nunca quiso despedir, los Beatles. "Let it Be" fue el último, pero no había sido pensado como tal. La excusa era, después de unos años de malas caras y hermosos discos, volver a grabar como al principio, cuando las cosas eran más fáciles y la magia surgía por el solo hecho de encontrarse en un estudio de grabación. Por eso iba a llamarse "Get Back" (nombre, además, del tema que cierra el álbum), pero con la idea de una película que reflejara el regreso a esos tiempos. Después, el apuro ante la disolución del cuarteto de Liverpool, llevó a que aquellas tomas que querían ser espontáneas para ver frente a la pantalla constituyeran un disco que, como no conformaba a los músicos, decidieron entregar a Phil Spector (productor que comenzaba a ser célebre en aquellos años) para que lo produjera en un estudio, y así fue como las crudas canciones se transformaron en eso que conocemos con cuerdas y cámaras y otras sonoridades. Y a Paul nunca le gustó el resultado.
* * *
"Let it Be Naked" es el disco de los Beatles que no fue, o el lado oculto de esas canciones que conocemos de memoria, o tal vez el último gran capricho de McCartney, que soportó esa espina durante demasiado tiempo. Pero sólo un Beatle como Paul (en definitiva, el que sostuvo el sueño durante los últimos años del grupo) puede cambiar un álbum de los Beatles, y no sólo alterar la lista de temas, quitar un par de canciones y cambiar la tapa, sino recuperar los sonidos que ellos lograron originalmente en el estudio, ponerlos en primer plano y deshacerse definitivamente del trabajo de Spector. Hizo, después de todo, el álbum que no pudo concretar cuando el cuarteto que había maravillado al mundo se disolvía entre rencores, celos y resentimientos.
No se trata sólo de una remezcla de canciones conocidas. En muchos casos, son nuevas versiones que permiten escucharlos en un estado más crudo e intimista, desnudo. Un poco desconcertante al comienzo (no es fácil escuchar "Let it Be" como si fuese la primera vez), pero los Beatles se imponen, como siempre. Y esta vez, con un viejo álbum nuevo.
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