Esta nota fue publicada en RS USA el 27 de enero de 1994. En 2017 fue parte de la edición para coleccionistas de la Serie de Bookazines de RS dedicado a Nirvana.
Un Kurt Cobain en cuero y despeinado hace una pausa en las escaleras del backstage que llevan al camarín de Nirvana en el Aragon Ballroom en Chicago, le ofrece al visitante un sorbo de su té post-recital y dice, con voz imperturbable: "Me alegra que hayas podido venir al peor show de toda la gira". Tiene razón. El concierto de esta noche –la segunda de dos noches de Nirvana en el Aragon, en la primera semana de la primera gira de la banda por Estados Unidos en dos años– fue muy malo. El sonido cavernoso del lugar convierte torpedos corrosivos como "Breed" y "Territorial Pissings" en una baba de riffs, y Cobain pasa toda la noche de pésimo humor por problemas en los monitores de la guitarra y las voces. Hay momentos de brillo espinoso: el aullido áspero de Cobain cortando los rebotes del eco estilo cañón del Aragon en el estribillo tenso y explosivo de "Heart-Shaped Box"; una breve y maravillosa "Sliver" con una energía tórrida en el rasguido del guitarrista invitado Pat Smear (ex Germs). Pero no hay "Smells Like Teen Spirit". Hay abucheos.
Según el mito periodístico de Cobain –"malhumorado, quejoso, un esquizofrénico", como él mismo lo pone acertadamente–, el cantante y guitarrista de 26 años debería haber despedido al sonidista, cancelado esta entrevista y regresado a su hotel para refunfuñar. En cambio, pasa su tiempo de descanso en el backstage, disfrutando de su hija de un año, Frances Bean Cobain, una belleza rubia que se pasea por la sala con una sonrisa para todo el que se le cruce. Más tarde, de vuelta en el hotel y munido apenas con un paquete de cigarrillos y dos botellas de minibar de agua Evian, Cobain tiene un ánimo reflexivo, esforzándose por explicar que el éxito no es tan terrible –o al menos no tanto como antes– y que su vida está bastante bien. Y mejorando.
"Fue tan rápido y explosivo", dice con voz dormida y pedregosa acerca de su primera crisis de confianza después del éxito vertiginoso de Nevermind. "No sabía cómo manejarlo. Si hubiera un curso de Rock Star 101, me hubiera gustado tomarlo."
"Todavía veo cosas, descripciones de rockstars en alguna revista tipo ‘Sting, el hombre ambiental’, o ‘Kurt Cobain, el tipo quejoso, malhumorado y caprichoso que odia todo, que odia el estrellato del rock, odia su vida’. Y yo nunca fui más feliz en mi vida. Especialmente esta última semana, porque los shows venían tan bien. Excepto el de esta noche. Soy un tipo mucho más feliz que lo que piensa mucha gente."
Cobain tomó unos desvíos para llegar a ese lugar el año pasado. La producción de In Utero, el esperadísimo sucesor de Nevermind, se cargó de problemas de último minuto con el título y con cambios, al igual que por una pelea entre la banda, el sello discográfico, DGC, y el productor Steve Albini acerca del potencial comercial del álbum. O, más bien, la falta de potencial. El matrimonio de Cobain con la cantante de punk-noir Courtney Love, del grupo Hole –material soñado para los chismosos del rock desde que la pareja se casó en febrero de 1992–, llegó otra vez a las noticias en junio cuando Cobain fue arrestado por la policía de Seattle por un supuesto ataque a Love durante un altercado doméstico. La policía encontró tres armas en la casa, pero no se presentó ninguna denuncia y el caso fue cerrado.
El año pasado, Cobain también confesó su adicción a la heroína, sobre la que había rumores, y dijo haber consumido la droga –al menos en parte– para adormecer un dolor de estómago severo y crónico. O, según dice en esta entrevista: "Para medicarme". Ahora está limpio, y gracias a una nueva medicación y una mejor dieta, su tracto digestivo, dice, está camino a recuperarse.
Pero las raíces de su angustia, públicas y personales, son mucho más profundas. Nacido en el pueblo maderero de Aberdeen, Washington, Cobain es –al igual que Krist Novoselic, bajista de Nirvana, y Dave Grohl, baterista, y un alto porcentaje de los fans de la banda– producto de un hogar roto, hijo de un mecánico y una secretaria que se divorciaron cuando tenía ocho años. Cobain tenía aspiraciones de ser artista comercial y ganó un par de concursos de arte en la secundaria; ahora diseña gran parte del arte de Nirvana. (Hizo el collage del feto plástico de la contratapa de In Utero, que provocó que Walmart censurara el disco.) Pero, después de graduarse, Cobain rechazó una beca para ir a una escuela de arte y abrazó una vida de vago adolescente, trabajando como plomo del grupo de punk local The Melvins (cuando hacía algún trabajo) y dedicándose a componer canciones.
"Nunca quise cantar", insiste ahora Cobain. "Yo sólo quería tocar la guitarra rítmica. Esconderme atrás y simplemente tocar. Pero durante esos años de la secundaria en los que tocaba la guitarra en mi habitación, tenía al menos la intuición de que debía componer mis propias canciones."
Durante mucho tiempo, y después de que los integrantes de Nirvana pasaran de miembros del sello junior Sub Pop a superdioses del grunge, Cobain no podía discernir si su talento era una bendición o una maldición. Finalmente descubrió que es un poco de las dos cosas. Le molesta que la gente piense en él más como un ícono que como un compositor, pero teme que In Utero marque el final del sonido que Nirvana cristalizó en "Smells Like Teen Spirit". Cobain sigue desconfiando profundamente de la industria de la música, pero dice que ya hizo un giro de 180 grados en su actitud respecto del rebaño de chicos que se volvieron punks después de escuchar a su banda.
"Ya no los juzgo tanto como antes", dice Cobain, casi como si se disculpara. "Ya acepté por qué están ahí y nosotros acá. Ya no me molesta ver a un Neanderthal con bigotes, totalmente loco, borracho, cantando ‘Sliver’. Ahora eso me vuela la cabeza."
"El último año y medio me liberé de mucha presión", dice Cobain con un alivio discernible en la voz. "Sigo fascinado." Enumera las razones para su satisfacción: "Sacar este disco. Mi familia. Mi hija. Conocer a William Burroughs y grabar algo con él".
"Cosas pequeñas que a nadie le importarían", continúa. "Y tiene mucho que ver con esta banda. Si no fuera por esta banda, todas esas cosas no habrían ocurrido. Estoy muy agradecido. Cada mes llego a conclusiones más optimistas."
"Sólo espero", agrega sonriendo, "no volverme tan alegre como para convertirme en alguien aburrido. Creo que siempre voy a ser lo suficientemente neurótico como para hacer cosas raras".
Junto con todo lo demás que salió mal esta noche, se fueron sin tocar "Smells Like Teen Spirit". ¿Por qué?
Eso habría sido la frutilla del postre [sonríe forzadamente]. Ni siquiera me acuerdo del solo de guitarra de "Teen Spirit". Me tomaría cinco minutos sentarme en el comedor y aprenderme el solo. Pero no me interesa eso. No sé si soy vago por el hecho de que no me interese o qué. Me sigue gustando tocar "Teen Spirit", pero es casi vergonzoso hacerlo.
¿En qué sentido? ¿Te jode todavía la enormidad de su éxito?
Sí. Todo el mundo se enfocó demasiado en esa canción. La razón por la que despertó una reacción tan grande es que la gente la vio en MTV millones de veces. Se la enchufaron en el cerebro. Pero creo que hay otras canciones que compuse que son igual de buenas, si no mejores, que esa canción, como "Drain You". Esa definitivamente es tan buena como "Teen Spirit". Me encanta la letra, y nunca me canso de tocarla. Quizás, si fuera tan grande como "Teen Spirit", no me gustaría tanto.
Pero no puedo, sobre todo en una noche como la de hoy, aguantar "Teen Spirit". Literalmente quiero tirar la guitarra al piso e irme. No puedo simular que la paso bien cuando la toco.
Pero seguro la pasaste bien componiéndola.
Llevábamos tres meses ensayando. Estábamos esperando para firmar con DGC, y Dave [Grohl] y yo vivíamos en Olympia [Washington], y Krist [Novoselic] vivía en Tacoma [Washington]. Manejábamos hasta Tacoma todas las noches para ensayar, tratando de componer canciones. Yo quería hacer la máxima canción pop. Estaba, básicamente, plagiando a los Pixies. Tengo que admitirlo [sonríe]. Cuando escuché a los Pixies la primera vez, me conecté con esa banda tanto que debería haber estado en ese grupo. Usamos su sentido de la dinámica: ser suaves y tranquilos, y después fuertes y duros.
"Teen Spirit" tiene un riff tan trillado. Está muy cerca de un riff de Boston, o de "Louie, Louie". Cuando se me ocurrió el arreglo de guitarra, Krist me miró y dijo: "Eso es ridículo". Hice que la banda la tocara una hora y media.
¿De dónde salió la frase "Aquí estamos, entreténgannos"?
Eso salió de algo que yo decía cada vez que entraba en una fiesta, para romper el hielo. Muchas veces, cuando estás en medio de la gente en un lugar, es aburrido e incómodo. Así que era: "Bueno, aquí estamos, entreténgannos. Ustedes nos invitaron acá".
¿Cómo te sentiste al ver que algo que habías compuesto en broma, como homenaje a uno de tus grupos preferidos, se transformó en el himno nacional del grunge, por no mencionar que fue un momento definitivo en el marketing juvenil?
La verdad es que tuvimos lo nuestro durante un tiempo. Durante un par de años, Seattle era como el Verano del Amor, y era genial. Poder saltar al público con la guitarra y que me llevaran hasta el fondo del lugar, y después de vuelta al escenario sin ningún rasguño, era como una celebración de algo que nadie podía tocar.
Pero en cuanto llegó al mainstream, terminó. Estoy cansado de que me dé vergüenza. Ya estoy más allá.
Esta es la primera gira por Estados Unidos desde el otoño del 91, antes de que explotara Nevermind. ¿Por qué no salieron de gira durante tanto tiempo?
Yo necesitaba organizar mis pensamientos y reajustarme. Todo esto me pegó muy duro, y tenía la impresión de que no necesitaba salir de gira, porque estaba haciendo un montón de dinero. Millones de dólares. Entre ocho y diez millones de discos vendidos. Eso, para mí, sonaba como un montón de dinero. Así que pensé que iba a relajarme.
No quiero usarlo como excusa, y es algo que apareció tantas veces, pero mi dolor de estómago fue una de las mayores barreras para salir de gira. Tuve que luchar con eso por mucho tiempo. Pero después de que una persona experimenta un dolor crónico durante cinco años, cuando termina ese quinto año, estás literalmente loco. No podía hacer nada. Yo estaba tan esquizofrénico como un gato maltratado.
¿Cuánto de todo ese dolor físico pensás que canalizaste en tus canciones?
Es una pregunta que me da miedo, porque obviamente si alguien está pasando por un problema en su vida, en general se refleja en la música, y a veces es algo beneficioso. Creo que probablemente ayudó. Pero yo dejaría todo con tal de tener buena salud. Quería hacer esta entrevista después de haber estado de gira un rato y, hasta ahora, ésta fue la gira más disfrutable que yo haya hecho. Honestamente.
No tiene nada que ver con los lugares más grandes o con que la gente nos esté lamiendo más el culo. Es que el estómago no me molesta más. Anoche me comí una pizza enorme. Fue tan lindo poder hacerlo. Pero otra vez: siempre tuve el miedo de que si me curaba del estómago, no iba a ser más creativo. ¿Quién sabe? [Hace una pausa]. Ahora no tengo canciones nuevas.
Cada disco que hicimos hasta ahora, siempre dejábamos afuera entre una y tres canciones. Y en general eran buenas, canciones que nos gustaban en serio, así que siempre teníamos algo con lo que contar. Un hit, o algo que estaba por encima del promedio. Pero este próximo disco va a ser realmente muy interesante, porque no nos queda nada.´
Una de las canciones que sacaron de In Utero fue "I Hate Myself and I Want to Die". ¿Cuán literalmente lo decís?
Tan literal como una broma puede serlo. No es más que una broma. Y eso tuvo un poco que ver con nuestra razón para sacarlo. Sabíamos que la gente no lo iba a entender; se lo iban a tomar demasiado en serio. Era totalmente satírico, una forma de burlarnos de nosotros mismos. Soy considerado como un malhumorado, quejoso y esquizofrénico que se quiere suicidar todo el tiempo: "Nada lo satisface". Y yo pensé que era un título divertido. Durante mucho tiempo quise que fuera el título del disco. Pero sabía que la mayoría de la gente no lo entendería.
¿Alguna vez estuviste tan absorbido por la angustia, el dolor o el enojo, que realmente quisiste matarte?
Durante cinco años, en la época del problema en el estómago, sí. Quería matarme todos los días. Muchas veces estuve muy cerca. Lo lamento si soy demasiado franco con esto. Llegué al punto de estar de gira, tirado en el piso, vomitando aire porque no podía aguantar el agua. Y a los 20 minutos tenía que tocar un show. Cantaba, y tosía sangre.
Esa no es forma de vivir. Me encanta tocar música, pero algo no estaba bien. Así que decidí medicarme.
Pero, incluso como sátira, una canción así puede ocasionar reacciones. Hay muchos chicos que sí se quieren suicidar.
Eso define a nuestra banda, en gran medida. Es esa contradicción. Es satírica y es seria al mismo tiempo.
¿Qué tipo de cartas te llegan de los fans en estos días?
[Pausa larga] Antes leía el correo un montón, y me involucraba mucho en eso. Estuve tan ocupado que no me ocupé de leer ni una carta, y me siento mal al respecto. No fui capaz de tener la energía para sacar nuestro fanzine, que era una de las cosas que íbamos a hacer para combatir la mala prensa, para mostrar un costado más realista de la banda.
Me siento muy, muy afortunado de ser capaz de ir a un lugar a la noche. La otra vez, teníamos la noche libre en Kansas City, Missouri, y Pat [Smear] y yo no teníamos idea de dónde estábamos, ni de a dónde ir. Así que llamamos a la radio universitaria local y les preguntamos qué había. ¡Y no sabían! Así que llamamos a un bar, y tocaba The Treepeople, de Seattle.
Y resulta que ahí conocí a tres personas muy, muy amables, chicos totalmente cool que tenían sus bandas. Pasé una gran noche con ellos. Los invité al hotel. Se quedaron ahí. Pedí servicio a la habitación para ellos. Probablemente exageré, tratando de ser amable. Pero fue genial saber que todavía puedo hacer eso, que todavía puedo hacerme amigos. Y no pensé que sería posible.
¿Cuál es tu posición respecto de Pearl Jam ahora? Había rumores de que Eddie Vedder y vos iban a estar en la tapa de Time juntos.
No quiero meterme en eso. Una de las cosas que aprendí es que hablar mal de la gente no me hace ningún bien. Es demasiado malo, porque todo el problema de la pelea entre Pearl Jam y Nirvana llevaba tanto tiempo, y estaba tan cerca de arreglarse.
Nunca estuvo completamente claro de qué se trataba esta pelea con Vedder.
Nunca hubo tal cosa. Hablé mal de ellos porque no me gustaba su banda. En esa época no había conocido a Eddie. Fue mi culpa; debería haber hablado mal de la compañía discográfica. Había una operación de marketing –probablemente no contra su voluntad–, pero sin darse cuenta de que los estaban metiendo en la bolsa del grunge.
¿Sentís empatía con ellos? Ellos también sufrieron la misma presión que ustedes con el sello respecto del segundo disco.
Sí. Excepto que estoy seguro de que ellos no se salieron de su camino para desafiar a su público tanto como nosotros con este disco. Ellos son un grupo de rock seguro. Son un grupo de rock agradable que le gusta a todo el mundo [risas]. Dios, tenía mejores frases en mi cabeza sobre esto.
Pero es que me jode saber que trabajamos mucho para hacer un disco entero de canciones buenas, lo mejor que podíamos. Me voy a acariciar un poco el ego y decir que somos mejores que muchas bandas que hay ahí. Me di cuenta de que sólo necesitás un par de canciones pegajosas en un disco, y el resto puede ser una mierda, plagios de Bad Company, y no importa. Si hubiera sido inteligente, me habría guardado la mayoría de las canciones de Nevermind y las habría distribuido en un período de 15 años. Pero no puedo hacer eso. Todos los discos que me gustaron fueron discos que te daban una canción buena tras otra: Rocks de Aerosmith, Never Mind the Bollocks de lo Sex Pistols... Led Zeppelin II, Back in Black de AC/DC.
También declaraste ser fan de los Beatles.
Claro. John Lennon era definitivamente mi Beatle preferido, lo juro. No sé quién compuso cada parte de qué canciones de los Beatles, pero Paul McCartney me da vergüenza. Lennon estaba claramente perturbado [risas]. Me puedo identificar con eso.
Y de los libros que leí –y soy muy escéptico de todo lo que leo, especialmente de los libros de rock–, sentí pena por él. Encerrado en ese departamento. Aunque estaba totalmente enamorado de Yoko y de sus hijos, su vida era una cárcel. Esa fue la clave del problema que tuve con volverme famoso: el modo en que la gente lidia con los famosos. Tiene que cambiar, realmente.
No importa cuánto lo intentes, siempre parece como que te estás quejando de eso. Yo entiendo que una persona se pueda sentir así. Pero es muy difícil convencer a la gente de que se relaje. Relájense, tengan un poco de respeto. Todos cagamos [risas].
Puede que In Utero sea el disco más anticipado y discutido de 1993. Durante todos los cambios de título y el conflicto en la prensa disparado por Steve Albini, ¿sintieron que la cosa se estaba poniendo estúpida? Después de todo, no es más que un disco.
Sí. Pero estoy acostumbrado [risas]. Mientras hacíamos el disco, eso no pasaba. Lo hicimos muy rápido. Yo grabé el 80 por ciento de las voces en un día, más o menos en siete horas. Estaba en una racha. Era un buen día, así que no paré.
¿Cuál fue el problema, entonces?
No eran las canciones. Era la producción. Nos llevó un tiempo muy, muy largo darnos cuenta de cuál era el problema. No podíamos entenderlo. No teníamos idea de por qué no sentíamos la misma energía que en Nevermind. Finalmente llegamos a la conclusión de que las voces no estaban lo suficientemente fuertes, y que el bajo era totalmente inaudible. No podíamos escuchar ninguna nota de Krist, para nada.
Creo que hay un par de canciones de In Utero que podrían haberse limpiado un poco más. Definitivamente "Pennyroyal Tea". Esa no la grabamos bien. Debería haber sido grabada como Nevermind, porque yo sé que es una canción fuerte, un hit. Estamos jugando con la idea de regrabarla o remezclarla.
Es prueba y error. Hay algo raro con este disco. Nunca estuve más confundido en mi vida, pero al mismo tiempo nunca estuve más satisfecho con lo que hice.
Tus mejores canciones –"Teen Spirit", "Come As You Are", "Rape Me", "Pennyroyal Tea"– se abren con una estrofa en un estilo grave y enojado. Después el estribillo aparece a todo volumen y te sacude. ¿Qué viene primero, la estrofa o el estribillo matador?
[Hace una larga pausa, después sonríe] No sé. Realmente no lo sé. Creo que empiezo con la estrofa y después voy al estribillo. Pero me estoy cansando de esa fórmula. Y es una fórmula. Y no hay mucho que se pueda hacer con eso. Ya perfeccionamos eso en nuestra banda. Nos estamos cansando de eso.
Quiero aprender a ir a un lugar entre el estilo más tranquilo y el volumen total, ir y venir, volverme casi psicodélico de algún modo, pero con mucha más estructura. Es algo realmente difícil, y no sé si somos capaces como músicos.
Canciones como "Dumb" y "All Apologies" sugieren que estás buscando nuevas formas de llegar a la gente sin recurrir al efecto de guitarra estilo big bang.
Absolutamente. Ojalá hubiéramos compuesto un par de canciones más como ésas en otros discos. Ya sacar "About a Girl" en Bleach fue un riesgo. Yo estaba muy metido en el pop, me gustaba R.E.M. y estaba metido en cosas viejas de los 60. Pero había mucha presión en esa escena social, el under era como lo que pasa en la escuela secundaria. Y poner una canción alegre estilo R.E.M. en un disco de grunge, en esa escena, era un riesgo.
No logramos mostrar el costado más liviano y dinámico de nuestra banda. El sonido de guitarra fuerte es lo que los chicos quieren escuchar. Nos gusta tocar eso, pero no sé cuánto tiempo más puedo gritar todas las noches, durante un año entero de gira. A veces me gustaría haber tomado el camino de Bob Dylan y cantar canciones en las que no pierda la voz cada noche, y, si quisiera, tener una carrera.
¿Qué significa esto para el futuro de Nirvana?
Es imposible mirar el futuro y decir que voy a ser capaz de tocar canciones de Nirvana en diez años. No hay manera. No quiero tener que hacer lo de Eric Clapton. No quiero criticarlo de ningún modo, tengo un respeto inmenso por él. Pero no quiero tener que cambiar las canciones para ajustarlas a mi edad [risas].
La canción de In Utero que despertó más controversia es "Rape Me". Hubo objeciones al título y la letra, no sólo por parte de disc jockeys asustados, sino de mujeres que sentían que era displicente por parte de un hombre decir eso de manera tan libre.
Entiendo ese punto de vista, y lo escuché mucho. Fui y vine muchas veces entre la posición de arrepentirme y la de defenderme. Básicamente, estaba tratando de componer una canción que apoyara a las mujeres y que lidiara con el problema de las violaciones. Durante los últimos años, la gente tuvo muchas dificultades para entender nuestro mensaje, lo que estamos tratando de transmitir, así que decidí ser lo más audaz posible. ¿Cuán claro tengo que dejar este punto? ¿Cuán grandes pongo las letras?
No es una imagen bonita. Pero una mujer a la que están violando, que está enojada con la situación... es como: "Dale, violame, hacelo, porque ya vas a ver". Soy un verdadero creyente del karma, y ese hijo de puta va a tener su merecido, finalmente. Lo van a agarrar, va a ir a la cárcel, y lo van a violar. "Así que violame, hacelo, terminá. Porque te la van a dar peor a vos."
¿Qué pensó de la canción Courtney, tu esposa?
Creo que la entendió. Probablemente se la expliqué mejor a ella que a vos. También quiero decir que yo no estaba, realmente, honestamente, tratando de ser controvertido. Era lo último que quería hacer. No queríamos sacarla para enojar a padres y que algunas feministas se enojaran con nosotros, cosas así. Tengo tanto desprecio por alguien que le haría algo así [a una mujer]. Esta es mi manera de decir: "Hacelo una vez, y quizás te salís con la tuya. Hacelo 100 veces. Pero te la van a dar al final".
Cuando te arrestaron por violencia doméstica este verano, Courtney le admitió a la policía que tenías armas en tu casa. ¿Por qué sentís que tenés que estar armado?
Me gustan las armas. Me divierte dispararlas. Cuando vamos al bosque, o algún lugar de tiro. No es un lugar de tiro oficial, pero en este condado está permitido. Hay un enorme peñasco, así que no hay ninguna posibilidad de lastimar a nadie. Y no hay nadie en kilómetros a la redonda.
Sin ponerme demasiado políticamente correcto, ¿no sentís que es peligroso tenerlas en la casa, especialmente con tu hija ahí?
No. Es una protección. No tengo guardaespaldas. Hay gente mucho menos famosa que Courtney o yo a la que acosaron y mataron. Puede ser alguien de casualidad, buscando una casa para robar. Tenemos un sistema de seguridad. Tengo un arma cargada, pero la tengo en un lugar seguro, en un cajón alto al que Frances no llega.
Y tengo una M16 que es divertido disparar. Es el único deporte que alguna vez me ha gustado. No es algo con lo que esté obsesionado, ni que apruebe. No pienso mucho en eso.
¿Cómo se siente Courtney sobre las armas en casa?
Estaba ahí cuando las compré. Mirá, yo no soy una persona muy física. No sería capaz de detener a un intruso que tuviera un cuchillo o un arma. Pero no voy a quedarme mirando cómo apuñalan a mi familia o la violan frente a mí. No lo pensaría dos veces a la hora de volarle los sesos a alguien si hiciera eso. Es por protección. Y a veces es divertido salir a disparar. [Hace una pausa] Disparar a blancos. Quiero dejar eso claro [risas].
La gente generalmente asume que alguien que vendió un par de millones de discos está viviendo la buena vida. ¿Cuán rico sos? ¿Cuán rico te sentís?
Hace un tiempo recibí un cheque por las regalías de Nevermind y es de un buen número. Pero es raro, muy raro. Cuando estábamos vendiendo un montón de discos con Nevermind, pensé: "Dios, quiero tener como 10 millones, 15 millones de dólares". No es el caso. No estamos viviendo a lo grande. Yo sigo comiendo macaroni and cheese de Kraft, porque me gustan, estoy acostumbrado. No somos gente extravagante.
No culpo a ningún chico que piense que alguien que vende 10 millones de discos es millonario y está hecho por el resto de su vida. Pero no es el caso. El año pasado gasté un millón de dólares, y no tengo idea cómo. Compré una casa por 400.000 dólares. Los impuestos fueron de 300.000, o algo así. ¿Qué más? Le presté algo de plata a mi mamá. Me compré un auto. Eso fue todo.
No tenés mucho para mostrar de ese millón.
Es sorprendente. Una de las razones más importantes por las que no salimos de gira cuando Nevermind era grande en Estados Unidos era porque yo pensé: "A la mierda con esto, ¿para qué salir de gira? Tengo un dolor de estómago crónico, quizás me muero en esta gira, puedo vivir el resto de mi vida con un millón de dólares". Pero no tiene sentido tratar de explicarle eso a un chico de 15 años. Yo nunca lo habría creído.
¿Te preocupa el impacto que tu trabajo, tu estilo de vida y tu guerra con la fama pueda tener sobre Frances? Ella parecía perfectamente feliz dando vueltas en el camarín esta noche, pero va a ser un mundo extraño para ella.
Me preocupa. A ella parece atraerle casi todo el mundo. Ama a todo el mundo. Y me entristece saber que se tuvo que mover tanto. Tenemos dos niñeras, una a tiempo completo y la otra que la cuida los fines de semana. Pero cuando la llevamos de gira, está con gente todo el tiempo, y no podemos llevarla mucho al parque. Tratamos todo lo que podemos, podemos llevarla a cosas de jardín de infantes. Pero es un mundo totalmente diferente.
En "Serve the Servants", cantás: "Intenté mucho tener un padre/Pero en su lugar tuve un papá". ¿Te preocupa cometer los mismos errores que quizás cometió tu padre?
No. Mi padre y yo somos personas completamente diferentes. Sé que soy capaz de mostrar mucho más afecto que él. Incluso si Courtney y yo nos divorciáramos, nunca permitiría que quedáramos en una situación en la que hubiera mala onda entre nosotros frente a ella. Esas cosas pueden arruinar a un chico, pero la razón por la que pasan esas cosas es porque los padres no son muy inteligentes. No creo que Courtney y yo estemos tan jodidos. Nos faltó amor toda la vida, y lo necesitamos tanto que si tenemos un objetivo, ése es darle a Frances todo el amor que podamos. Eso es algo que sé que no va a salir mal.
¿Cómo estuvieron las relaciones entre los miembros de Nirvana el año pasado?
Cuando yo me estaba drogando, muy mal. No había comunicación. Krist y Dave no entendían el problema de la droga. Nunca estuvieron cerca de las drogas. Pensaban en la heroína como yo antes de empezar a consumirla. Era muy triste. Pensaban las peores cosas, como todo el mundo, y no los culpo. Pero nada es tan malo como parece. Desde que estoy limpio, todo volvió a ser bastante normal.
Excepto Dave. Todavía estoy un poco preocupado por él, porque sigue sintiendo que lo podemos reemplazar en cualquier momento. Se siente como si...
¿Como si no hubiera pasado el casting?
Sí. No lo entiendo. Intento elogiarlo todo lo que puedo. No soy alguien que elogie mucho, especialmente en los ensayos. "Hagamos esta canción, hagamos esta otra, hagámosla de nuevo." Es todo. Creo que Dave es una persona que necesita que le den seguridad a veces. Lo noto, así que trato de dársela más seguido.
¿Entonces vos tomás todas las decisiones?
Sí. Les pido su opinión sobre cosas. Pero finalmente es decisión mía. Siempre me siento raro al decirlo; me siento egoísta. Pero nunca discutimos. Dave, Krist y yo nunca nos gritamos. Nunca.
No es que les dé miedo decir cosas. Siempre les pido su opinión, y lo hablamos. Y finalmente llegamos a las mismas conclusiones.
¿Alguna vez tuvieron problemas en los que la discusión se puso acalorada?
Sí, cuando hablamos de las regalías. Yo recibo toda la plata por las letras y el 75 por ciento por la música, y ellos, el resto. Creo que es justo. Pero en el momento, yo estaba drogado cuando apareció el tema. Así que ellos pensaban que iba a empezar a pedir más cosas. Tenían miedo de que perdiera el juicio y empezara a pagarles un salario, algo así. Pero incluso en ese caso no nos gritamos. Y dividimos todo lo demás en partes iguales.
Con todas tus reservas acerca de tocar "Smells Like Teen Spirit", y componer el mismo tipo de canción una y otra vez, ¿te imaginás un momento en el que no exista más Nirvana?
No creo que pueda hacer algo solista, el Kurt Cobain Project.
No suena muy bien, tampoco.
No [risas]. Pero sí, me gustaría trabajar con gente que sea completamente opuesta a lo que estoy haciendo ahora. Algo muy extravagante, man.
Eso no es un buen augurio para el futuro de Nirvana, y para el tipo de música que ustedes hacen juntos.
Eso es lo que estuve tratando de sugerir durante toda esta entrevista. Estamos casi agotados. Llegamos a un punto en el que la cosa se está poniendo muy repetitiva. No hay nada a lo que podamos aspirar, o algo que podamos esperar.
Las mejores épocas fueron cuando Nevermind estaba saliendo, y salimos a esa gira por Estados Unidos en la que tocábamos en clubs. Las entradas estaban totalmente agotadas, y el disco estaba explotando, y había una sensación enorme en el aire, una energía. Pasaba algo verdaderamente especial.
Odio decirlo, pero no puedo ver a este grupo durar más de otro par de discos, a menos que nos pongamos a experimentar en serio. O sea, seamos francos. Cuando la misma gente permanece junta haciendo el mismo trabajo, están limitados. Yo estoy interesado en estudiar cosas diferentes, y sé que Krist y Dave también. No sé si somos capaces de hacerlo juntos. No quiero editar otro disco que suene como los tres anteriores.
Sé que vamos a sacar, al menos, un disco más, y tengo una buena idea de cómo va a sonar: más etéreo, acústico, como el último disco de R.E.M. Si pudiera componer un par de canciones tan buenas como las que compusieron ellos... No sé cómo hace ese grupo para hacer lo que hacen. Dios, son los mejores. Manejaron su éxito como santos.
Eso es lo que me gustaría lograr. Estamos atascados en una rutina. Ya nos pusieron una etiqueta. R.E.M., ¿qué es? ¿Rock universitario? Eso no les pega. El grunge es un término tan potente como la new wave. No podés salirte de eso. Va a pasar de moda. Tenés que aprovechar una oportunidad y esperar que un público nuevo te acepte, o que el público de siempre crezca con vos.
¿Y qué pasa si los chicos dicen: "No nos gusta, adiós"?
Oh, bueno [risas]. Que se vayan a la mierda.
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