La UBA cerró los festejos de su bicentenario con un concierto multitudinario
Ante miles de personas frente a la Facultad de Derecho, el espectáculo incluyó una orquesta sinfónica y las voces de Abel Pintos, Marcela Morelo, Pedro Aznar, David Lebón, Cazzu, Elena Roger, Soledad y Jairo, entre otros
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Con un multitudinario concierto popular sinfónico se celebró en la tarde del sábado el cierre de UBA200, los festejos por el bicentenario de la Universidad Nacional de Buenos Aires. A pesar de que todavía la pandemia es una amenaza, el proyecto de un festejo extramuros pudo concretarse con este festival de dos horas, que tuvo sobre su escenario a artistas famosos de la escena local, como Abel Pintos, Soledad, Jairo, Lito Vitale, Juan Carlos Baglietto, Natalie Pérez, Elena Roger, Pedro Aznar, Marcela Morelo, Victor Heredia, David Lebón y Kevin Johansen, entre muchos otros, con la conducción de Cecilia Roth y Luciano Cáceres.
Una versión de “Los dinosaurios”, de Charly García, por la orquesta de más de ochenta músicos y en las voces de Abel Pintos y Pedro Aznar, y luego el Himno Nacional Argentino (que tan bien suena con su arreglo sinfónico) le pusieron el broche a una larga jornada que tuvo su epicentro en las dos horas de concierto.
Cerca de las 19 -tal vez como un guiño al centenario del nacimiento de Astor Piazzolla, que se celebró durante todo 2021 con diversas actividades- este espectáculo con dirección musical y orquestaciones de Ezequiel Silberstein comenzó con un set dedicado al gran bandoneonista. “Libertango”, con Esteban Morgado y la participación de los bailarines Mora Godoy y Sergio Fernández Díaz; luego, “Milonga de la anunciación”, por Katie Viqueira, y “Preludio para el año 3001″, en la voz de Elena Roger.
Después fue el turno de Kevin Johansen para “Como la cigarra”, de María Elena Walsh. Y pronto comenzó la serie de duetos compuestos por artistas de distintas extracciones. Juan Carlos Baglietto con Lisandro Aristimuño (cantaron “Seguir viviendo sin tu amor”, de Spinetta) o Iván Noble con Soledad (hicieron “Para no olvidar”, de Calamaro).
Durante casi dos horas, el programa estuvo atravesado por diferentes formas de la música popular argentina, del tango al folklore, del rock al pop. La exitosa trapera Cazzu hizo “Alfonsina y el mar”, con Lito Vitale al piano. Celli, guitarra en mano, canto “Adiós”, de Cerati. Víctor Heredia, Jairo y Carolina Peleritti ofrecieron “Razón del vivir”. Coti y Marcela Morelo compartieron “Andar conmigo” y Femigangsta arremetió con una versión de “Balada del diablo y de la muerte”, de La Renga, una de las mayores curiosidades del repertorio.
Para el último tramo del encuentro, Pedro Aznar interpretó uno de sus hits, “A cada hombre, cada mujer”. David Lebón y Conociendo Rusia aportaron uno de los temas que puede resultar muy emotivo para más de una generación, “Seminare”. Fue coreado por gran parte de ese público estudiantil y resultó uno de los temas más ovacionados. Por supuesto que Abel Pintos también se robó grandes ovaciones. Había muchas fans entre la multitud. Abel, que fue uno de los impulsores de esta noche de festejo, sumó “Cien años” y “La llave”, de su propia cosecha, además de hacer el cierre con Aznar.
El repertorio se terminó de definir a último momento, incluso la participación de algunos músicos. Hubo nombres que fueron inicialmente anunciados, pero por diversos motivos no terminaron siendo parte del festejo (Raúl Lavié no pudo asistir por protocolo: contacto estrecho de Covid-19). La apertura de las restricciones sanitarias están provocando una especie de aluvión musical luego de que el sector permaneciera, a causa de la pandemia Covid-19, casi inmóvil durante un año y medio. Hoy más que nunca, en la trastienda de los shows la música es el arte de combinar los horarios. Y qué mejor caso que el de Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto, que luego de estar sobre el escenario montado sobre la avenida Figueroa Alcorta, para interpretar algunos de los primeros temas del show, “volaron” al Teatro Coliseo porque una hora después tenían que participar en Piazzolla Futuro, espectáculo de danza y multimedia con orquesta en vivo, que contó con dirección artística de Julio Bocca y dirección musical de Vitale.
Abel Pintos se refirió a esto durante una breve conferencia de prensa que ofreció antes del inicio del show. “Tuvimos esta chance que es soñada porque la educación pública, gratuita y de calidad, tenía que ser celebrada con un evento gratuito y de calidad. A mí me llamaron los productores y las autoridades de la UBA para esto. Comencé a llamar a colegas para contarles el proyecto. Algunos se tuvieron que ir bajando por diferentes motivos. Fue por eso que le dije al director musical que teníamos que tener un plan B. Por eso me aprendí todas las canciones en caso de que a otros músicos les surgieran otros trabajos o no pudieran venir por diferentes motivos. Los músicos [debido a la pandemia] estuvimos esperando mucho tiempo el trabajo”.
Orgullo UBA
Poco después del mediodía, la Avenida Figueroa Alcorta había quedado prácticamente convertida en un paseo peatonal, casi desde la Avenida Pueyrredón hasta la calle Austria. Cuando el sol todavía peleaba con las nubes y una leve brisa intentaba ahuyentar a la lluvia, al menos hasta el final del concierto, sobre el asfalto de la avenida se imponía el mate y un público mayoritariamente joven, mayoritariamente universitario. Muchos de ellos trabajaron en la organización y lucieron remeras blancas con la leyenda Orgullo UBA.
Algunos vendedores ocasionales trataban de hacer la tarde, entre la multitud, vendiendo comidas para acompañar el mate. La tarea no era sencilla porque si bien la fachada de la Facultad de Derecho puede ser un buen telón de fondo para un escenario al aire libre, el espacio que queda delante para la audiencia es muy reducido, carece de profundidad y hay que usar la extensión de la avenida para que el público se ubique, con todas las contras visuales que esto implica (y el amontonamiento de gente sin barbijo, tan poco recomendado en estos tiempos pandémicos).
En la trastienda
Horas y hasta minutos antes del subir al escenario se repasaba lo que había sucedido en el ensayo general de la noche anterior. “Estábamos muy expectantes -decía el director musical Ezequiel Silberstein- porque montar una orquesta sinfónica al aire libre siempre es un lío tremendo sobre todo para recrear la situación de un teatro cerrado. También influye el factor climático. Por suerte, por parte de la producción todo estuvo fantástico y los cantantes, increíbles. Fue la coronación del laburo de toda la semana. Yo me sentí tranquilo y cómodo, y levantar cada tanto la mirada y ver la fachada de la facultad, te da un marco impresionante. La expectativa es altísima porque seguimos en la pandemia todavía y tenemos la posibilidad de hacer este primer concierto masivo y gratuito. Hay una gran sensación generalizada de felicidad, y creo que es celebrar lo público, esto que es de todos y todas. Estamos muy contentos.”
Misión cumplida
Hace exactamente un mes, el rector de la UBA Alberto Barbieri presidió la presentación de este concierto sinfónico. Aquel día dijo: “Nos tocó comenzar el festejo de nuestro bicentenario y vivíamos esta tragedia de la pandemia. Veíamos como nuestros profesionales de la salud y de todas las demás disciplinas luchaban contra ella. Veíamos como nuestros estudiantes en su voluntariado permanentemente estaban con los más necesitados. Y en medio de todo esto teníamos que conmemorar los primeros 200 años de esta enorme Universidad de Buenos Aires -señaló el rector para abrir la presentación-. Esta universidad que, como siempre digo, no es sólo de los que pasamos por ella sino de todas y todos los argentinos, porque esta universidad se hace con el esfuerzo de todo nuestro pueblo y a ese pueblo nos debemos permanentemente como académicos, como científicos, como profesionales. Pero hoy no vengo a hablar de eso, sino con mucha alegría, a decirles que el cierre de este bicentenario, gracias al compromiso de muchas figuras de la cultural de nivel nacional e internacional, lo vamos a poder hacer con esto que hemos llamado UBA200 en concierto”. Y la misión quedó cumplida.
La UBA buscó el esponsoreo privado para realizar este espectáculo y a productoras privadas para llevarlo adelante. “El Bicentenario de la UBA es un orgullo para todos los argentinos -señaló el empresario Marcelo González, director general del concierto-. Son 200 años enseñando, aprendiendo e igualando oportunidades. La educación fue, es y será la mejor herramienta para construir nuestro futuro. Homenajear a la Universidad en el año de su Bicentenario contó rápidamente con el apoyo de prestigiosos artistas. Es un modo de reconocer en este aniversario tan importante a todo el sistema de educación pública del país”.
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