La traumática experiencia que llevó a Beyoncé a probarse como artista country y la respuesta de la radio que no quiso pasar su música
Cowboy Carter toma estilos de la música más tradicional de los Estados Unidos; es la segunda entrega de una saga de discos que comenzó en 2022, con Renaissance, pero detrás de este disco hay una historia particular
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¿Alcanza con haber nacido en Texas para que una persona pueda, si lo quiere, cantar música country? Incluso, ¿alcanza con ser una persona famosa, más allá de su procedencia? Sí Beyoncé tuvo que dar tantas explicaciones para arrimarse a la música sureña de los Estados Unidos, con su nuevo álbum, Cowboy Carter, no ha de ser tan fácil. O, dicho de otro modo: probablemente sea más fácil para los que son cristianos protestantes, votan al partido conservador y su color de piel es “claro europeo”. Y dicho del mismo modo: probablemente no sea tan sencillo para que quienes no reúnan estas condiciones políticas, religiosas o raciales. Cuesta creerlo, en el siglo XXI, pero quizás las cosas aun sean así.
Y si aquí media la palabra ”quizás” es solo porque, más allá de los datos puntuales, no es lo mismo vivir el día a día dentro de una comunidad que hablar (o escribir) a más de 12.000 kilómetros de distancia. Lo sensato sería pensar que cualquiera debe tener el derecho de cantar lo que quiera y si surge un juicio de valor sobre lo que hace, que sea por su pericia para esa nueva experiencia y no por prejuicios políticos, religiosos o raciales. Si hubo reacciones en contra de esta cantante, es posible que estuvieran relacionadas al hecho de que viene de otros mercados musicales que no son los de la música más tradicional de los Estados Unidos. Pero hay datos que sirven para indagar un poco más en el asunto. Y, tal vez así, cambiar de idea.
Beyoncé acaba de publicar un nuevo álbum, que es considerado como el segundo capítulo dentro de una saga que comenzó hace dos años, con el disco Renaissance (2022). Tiene 27 tracks pero no en todos ellos hay canciones. Más bien, algunos son interludios donde aparece voces representativas de la música country como Willie Nelson y Dolly Parton. Pero más allá de esto, hay algunas preguntas que vale la pena hacerse antes de seguir avanzando. ¿Es un disco de música country? Definitivamente no. Es un álbum de Beyoncé atravesado de a ratos por música del sur de los Estados Unidos. Y si después de escuchar toda la producción se quiere poner un pie fuera del contenido para investigar un poco más acerca de su contexto, habrá más pistas que despertarán nuevas preguntas.
Beyoncé aseguró que había comenzado a trabajar en este álbum hace más de cinco años, pero llegó el Covid-19 y decidió que el disco que debía publicar en la pospandemia era Renaissance. Si bien este proyecto quedó en pausa, ella siguió imaginando la manera de llevarlo a cabo. Semanas antes del lanzamiento anticipó dos canciones que abrevan de esa música folk a la que hacía referencia. Como antesala de este estreno buscó una fecha de febrero que no pasara inadvertida (¿Qué, el día del SúperBowl?) y publicó “Texas Hold’em” y “16 carriages”.
Luego, casi a modo de justificación, puso en palabras algunas de las motivaciones que la llevaron a rumbear hacia esta música que, dicho sea de paso, tiene una industria muy grande dentro de Estados Unidos y que tienta a más de un artista a poner un pie allí dentro. Pero los motivos de Beyoncé seguramente fueron otros. En un posteo de Instagram aseguró: Cowboy Carter “nació de una experiencia que tuve hace años en la que no me sentí bienvenida”.
Los expertos en Beyoncé suponen que se trató de una aparición que hizo en 2016, durante la ceremonia de los Country Music Awards. Allí interpretó su canción “Daddy Lessons” con The Chicks (banda que antes era conocida como Dixie Chicks). Al parecer, tanto las Chicks como Beyoncé no pasaron la mejor noche en aquella premiación. Natalie Maines, cantante principal de The Chicks, dijo tiempo después al New York Times que la forma en que trataron a Beyoncé después del espectáculo fue “repugnante”. En su publicación de Instagram, Beyoncé dijo que la experiencia la impulsó a investigar: “Gracias a esa experiencia, profundicé en la historia de la música country y estudié nuestro rico archivo musical”.
Tal vez hayan sido casos aislados, pero aparecieron. El 13 de febrero, dos días después del lanzamiento de los nuevos temas de Beyoncé, un hombre llamado Justin contó en su cuenta de X (@jussatto): “Solicité ‘Texas Hold ‘Em’ en mi estación de radio country local (KYKC) y después del pedido recibí un correo electrónico de la estación de radio que decía: ‘No pasamos a Beyoncé en KYKC porque somos una estación de música country’.
I requested Texas Hold ‘Em at my local country radio station (KYKC) and after requesting, i received an email from the radio station stating “We do not play Beyoncé on KYKC as we are a country music station. @BeyLegion pic.twitter.com/eQksQemk6m
— JUSTIN ★ (@jussatto) February 13, 2024
Puede existir cierta reticencia hacia la cantante porque después de una vida cantando pop y R&B quiere aterrizar de “prepo” en territorios de la música country. Ha pasado aquí cuando algunos músicos que no son de un género graban repertorios de otro. Los que graban tangos sin haber escuchado jamás a Gardel, por ejemplo. Pero, ¿el problema con Beyoncé pasa realmente porque algunos sienten que entra al country por la ventana o, en realidad, esto tiene más que ver con su rostro moreno?
La otra cara de esta situación estuvo demostrada por la propia cantante, que posteó: “Me siento honrada de ser la primera mujer negra con el sencillo número uno en la lista Hot Country Songs. Eso no habría sucedido sin el gran apoyo de todos y cada uno de ustedes. Mi esperanza es que dentro de unos años, la mención de la raza de un artista, en lo que se refiere al lanzamiento de géneros musicales, sea irrelevante”.
Por eso jugó varias cartas es ese sentido. Por un lado, Dolly Parton cantando en el disco y posteando loas para Beyoncé. Cuando ‘Texas Hold ‘Em’ llegó a la cima del chart, la veterana y blonda cantante escribió: “Soy una gran admiradora de Beyoncé y estoy muy emocionada de que haya hecho un álbum country. Felicitaciones por su sencillo número uno en Billboard Hot Country. ¡No puedo esperar a escuchar el álbum completo!”
Por otro lado, el día del lanzamiento del álbum, Beyoncé envió flores y mensajes a dos cantantes negras. Mickey Guyton fue la primera afroamericana en obtener una nominación en la categoría Country de los Grammy Awards. “Gracias por abrirme puertas, reina”, decía la nota de Beyoncé. “Sigue brillando. Amor y respeto”. También hubo regalos para K. Michelle: “¡La estás rompiendo! Me encanta lo que has estado haciendo y sé que no es fácil entrar a un nuevo espacio”, decía la nota. “Te envío positividad y respeto. Espero conocerte algún día. Con amor, Beyoncé”.
Mickey Guyton y su “Black Like Me”
Si bien Beyoncé se refiere a ellas casi como pioneras, las tres tienen la misma edad. Pero es cierto que desde un lugar de menor exposición, han dado algunos pasos al respecto. En la historia de Guyton se hace más evidente. Nació en Texas hace 41 años. Y a pesar de que firmó contrato con Capitol Records de Nashville en 2011, recién pudo publicar un álbum completo en 2021, que se llamó Remember Her Name. Allí apareció un tema llamado “Black Like Me”, que en su estribillo dice: “Niño pequeño en un pueblo pequeño./ Hice lo mejor que pude para encajar. Pero me rompieron el corazón en el patio del recreo, cuando dijeron que yo era diferente. /Ahora ya soy mayor y nada ha cambiado./ Sí, sigue siendo lo mismo/ Es una vida dura en la calle / Sólo vallas pintadas de blanco hasta donde se puede ver./ Si crees que vivimos en la tierra de los libres, deberías intentar ser negro como yo”.
¿A qué se refiere con “intentar”? A que hubo un hombre que lo intentó. Que se oscureció la piel y salió en busca de su mayor trabajo periodístico. Fue John Howard Griffin, un periodista texano que en 1961 publicó Black Like Me, libro que relata su viaje al sur profundo de los Estados Unidos haciéndose pasar por negro. Es su experiencia de seis semanas en los estados de Louisiana, Mississippi, Alabama, Arkansas y Georgia para saber lo que era vivir del otro lado de lo que se conoció como “Color Line”.
¿Country o no country?
Por todo lo anterior, es evidente que Beyoncé haya querido tocar estos dos extremos de la realidad musical de su país. Por un lado, ganarse el visto bueno de íconos del folk norteamericano, como Dolly Parton. Por otro, aliarse a aquellas voces que representan un activismo.
Mientras tanto, lanza un álbum que no ha sido sometido a termómetros de purismo. Con esta segunda entrega de la saga, la cantante parece inclinarse hacia un formato de podcast. Pero es un álbum de canciones. Claro que lo es. Incluso lleva su apellido, porque su nombre real es Beyoncé Giselle Knowles-Carter, nacida en Houston, Texas hace 42 años (aunque parezca que fueran muchos menos). Con aquellos anticipos de febrero (”Texas Hold’em” y “16 carriages”) más que posicionar dos futuros hits lo que hizo fue adelantar de qué iba su nuevo disco. Y lo primero que se escucha (más allá de esa primera frase “Esto no es Texas”, que puede abrir una puerta a muchas interpretaciones) es un sonido absolutamente acústico. ¿Quién de aquellos artistas que juegan en la misma liga de Beyoncé hoy producen algo así (a menos, claro, que sea un disco al estilo de los viejos unplugged, que todavía se siguen haciendo)?
Parte de lo que ella llamó experimentación, al momento de pensar el sonido que quería para el álbum, tiene que ver con esto. Con buscar lo despojado entre tanto sonido de fantasía que atraviesan los álbumes de este siglo. Por supuesto que no todo es así. La placa atraviesa varios momentos y situaciones de donde saca de la galera desde temas creados especialmente hasta clásicos ingleses (“Blackbird”) o hitos del country (”Jolene”). Con el paso de los temas, el recorrido sufre ciertas deformaciones estilísticas (o toma distancia del country) y eso hace que genere cierta expectativa acerca de con qué sorprenderá Beyoncé en el próximo track.
“Cuanto más veo que el mundo evoluciona, más siento una conexión más profunda con la pureza. Con la inteligencia artificial y los filtros digitales y la programación, quise volver a los instrumentos reales, y usé instrumentos muy antiguos. No quería que algunas capas de instrumentos como cuerdas, especialmente guitarras, y órganos estuvieran perfectamente afinados. Mantuve algunas canciones crudas y me incliné hacia el folk. Todos los sonidos eran tan orgánicos y humanos, cosas cotidianas como el viento, chasquidos e incluso el sonido de los pájaros y las gallinas, los sonidos de la naturaleza”, dijo esta diva de la música pop. Porque un día, Beyoncé se sacó los zapatos y pisó el pasto. Y ahí la tienen.
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