La Renga volvió a tocar en la Ciudad de Buenos Aires después de diez años
Cinco momentos del show, que marcaron el regreso de la banda a los escenarios porteños
Apertura. La Renga volvió a la Ciudad de Buenos Aires y lo hizo a puro rock, ante 38 mil personas. Los acordes de "Corazón fugitivo" dieron por comenzado el encuentro de la banda con sus fanáticos en el estadio Tomás A. Ducó de Parque Patricios. En su última presentación en Jesús Maria, el grupo comandado por Chizzo, Tete y Tanque en Argentina, había elegido el tema "Nómades" para abrir la fecha, también del disco Pesados Vestigios.
El álbum dio nombre a la gira de los últimos años que, al igual que el anterior tour ("Gira Algún Rayo"), los mantuvo alejados de los escenarios porteños. Por eso, lo importante de la apertura del show, por la catarsis y el suspiro, casi, en la voz de Chizzo Nápoli: "¡¡¡Buenas noches, Buenos Aires!!!".
Himno de mi corazón. Hubo un "Corazón fugitivo", dijimos. Y también hubo una ceremonia: "El ritual de los corazones sangrantes". Y, por supuesto, hubo garra y un modo de presentar los temas de Chizzo, que introdujo con un título a la situación recital: "Vamos a ponerle un poco de tripa y corazón", dijo, al hacer alusión al clásico "Tripa y corazón". Del último disco, Pesados vestigios, al segundo llamado A donde me lleva la vida y al cuarto denominado La Renga: la palabra corazón es, claramente, un sentimiento a invocar.
Los homenajes. Los hubo emotivos y necesariamente austeros. Como en el caso del momento que se usó para recordar a Miguel Ramírez, la víctima de una bengala en el recital que la banda dio en La Plata en 2011: a él está dedicado el tema "San Miguel". Chizzo dijo que en este recital las letras/las palabras "hablan por sí solas". Y así lo hizo mediante la canción mencionada: "Allá oíste a los ángeles pronunciar tu nombre/ Acá la canción que habla de vos¨. Hubo otra dedicatoria: "Pole", también incluido en Pesados vestigios, en recuerdo a Víctor Poleri, director de videos de la banda: "Para vos Víctor", enfatizó el cantante.
La cofradía. Los fanáticos de La Renga tienen nombre propio: Los mismos de siempre (LMDS), en directa inspiración del iniciático tema "Somos los mismos de siempre". Suelen funcionar como una cofradía, solidaria entre pares, dispuesta a festejar. Así fue en esta ocasión, también. La antipatía histórica, en general, es para con la autoridad, básicamente con la policía. Afuera, en los primeros controles de acceso, hubo algunos altercados y esto devino en un vallado sobre la calle Colonia a la salida del recital. Adentro, una auténtica celebración.
La organización. Entre las ganas de los fanáticos y los efectivos controles dispuestos para el show, los riesgos de la convocatoria masiva se fueron disipando. Aun cuando, antes de empezar el show, por el campo ingresaron decenas de personas amuchadas durante unos pocos minutos. Las cuatro instancias de control en el ingreso funcionaron y permitieron que hubiera bengala-cero en el recital. De igual manera, algunas restricciones bordearon el disparate, como las biromes incautadas. ¿La escritura como arma o la presunción paranoica de una lapicera superpoderosa?
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