La Renga en Uruguay: de un show de alto voltaje para contrarrestar una noche fría a la felicidad de Chizzo en camarines
La banda formada en el barrio de Mataderos presentó en Maldonado su disco más reciente, Alejado de la red
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Maldonado, URUGUAY.-Chizzo está en uno de los vestuarios del Campus de Maldonado convertido por una noche en camarín. Tiene un vaso de whisky en la mano, una sonrisa amplia por la tarea cumplida y recuerdos que le brotan de su boca. La Renga acaba de brindar un nuevo banquete en Uruguay, ante 15 mil personas y condiciones climáticas por demás adversas. Casi una hora atrás, cuando cantaba sobre el escenario “El viento que todo empuja”, se producía una extraña comunión entre sus palabras y esa intensa corriente de aire que no solo arrastraba al termómetro a mostrar temperaturas de un dígito, sino que también empujaba las nubes hacia el mar. La lluvia que había amenazado con eclipsar la fiesta era cosa del pasado, era un escollo más de los que impidieron que más argentinos llegaran hasta acá.
Banderas de Nacional y Peñarol le aportan color local al público. Apenas un “trapo” de Catamarca y otro de Villa Elisa para demostrar que los “mismos de siempre” están representados en el Campus esteño, en el estadio que formalmente se llama Domingo Burgueño Miguel. Se sabe, las prohibiciones impuestas por el Gobierno, la inflación y la pérdida del peso que se convierte en un papel sin valor con solo cruzar el Río de la Plata, conforman en un cóctel imposible, difícil de digerir incluso para el más fiel de los públicos.
Las locales Sucia Esquina y Viejo Perro musicalizaron las horas previas, entre las 17 que se abrieron las puertas del estadio y las 21.20 en que finalmente La Renga salió al escenario. Apenas veinte minutos se retrasó el comienzo y se debió a la gran cantidad de agua que se estancó en el escenario. Nada que unos secadores no puedan solucionar.
“Buena pipa” y “Parece un caso perdido” inauguraron el banquete rengo. Dos canciones de Alejado de la red para dejar en claro que el nuevo disco es el motor de esta gira que ya tuvo celebraciones como las de abril en el Estadio Único de La Plata y pendientes como los dos shows en Tecnópolis que iban a realizarse a finales de agosto.
Con “A tu lado” y “Desnudo para siempre (o despedazado por mil partes)”, Chizzo y los hermanos Tete y Tanque Iglesias empezaron a repasar algunas de las canciones que nunca pueden faltar y otras perlas del amplio cancionero de la banda, con paradas en Detonador de sueños, La esquina del infinito, Despedazado por mil partes y el icónico disco de la estrella (La Renga). “Tripa y corazón”, “Motoralmaisangre”, “Corazón fugitivo” y “Para que yo pueda ver” completaron el primer tramo de una larga lista de temas que contaría hasta 31, dos horas y media después del inicio. Atrás había quedado, muy en el comienzo, una antigua práctica del público no desterrada del todo: la bengala peligrosamente encendida por encima de las cabezas, con el intenso viento como factor extra de la preocupación del propio Gustavo “Chizzo” Nápoli. “Lo único que les voy a pedir es que no prendan bengalas. No nos lastimemos”, pidió.
Se sabe, un show de La Renga es un huracán y en medio del viento intenso que nos arranca del cuerpo la primavera, el trío (más los aportes de Látigo en trompeta, Manu Varela y Garófalo en saxos y Leandro Loos en trombón) se mimetizó con el cielo, el aire y la tierra de Maldonado para desplegar con intensidad lo nuevo, lo clásico y lo inevitable de su repertorio. Su hard rock tan potente como irresistible viaja a alta velocidad, como ese mar de motos que descansan a metros del Campus, esperando el reencuentro con sus dueños. A la altura de “Panich show”, ese león ya sin la melena de viejas batallas que es Chizzo Nápoli se permitía mostrarse más distendido, moverse por el amplio escenario como quien sabe que una nueva prueba se ha superado. A su lado, Tete no paraba de saltar y derrochar energía como cuando andaba en sus veintipico. Para La Renga y para su público hay un folklore que no se negocia, como la entrega. Y hay momentos que se han vivido mil veces y que sólo se espera por vivirlos de vuelta. “La razón que te demora”, “El final es en donde partí” y “Hablando de la libertad” componen un trío irresistible de bises, con las banderas flameando aun con más intensidad y con el viento soplando, cantando a la par de Chizzo.
Sonrisas, abrazos y charlas de ocasión, en camarines la fiesta continúa. Las perchas sin las camisetas de los jugadores y las toallas miran expectantes sin entender a qué se debe tanta alegría. Es que La Renga parece haber ganado un nuevo campeonato acá en la cancha del Deportivo Maldonado. Rodeado por amigos, invitados y extraños (por ahí andan tanto Verónica Lozano como el Pelado Cordera), Chizzo recuerda la serie de eventos fortuitos gracias a los cuales conoció a Tete y Tanque primero y formó una banda con ellos después. Cerca de cumplir los 35 años, La Renga hoy entiende mejor que nunca sus propias palabras, aquello de que el final es en donde partió.
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