La Oreja de Van Gogh
Estribillos para seguidores de las más variadas edades
La banda deja de tocar y el público continúa a capella el estribillo de "Rosas": "Por eso esperaba/ con la carita empapada/ a que llegaras con rosas/ con mil rosas para mí".
El multitudinario coro se amalgama al registro de la cantante Amaia Montero. Entre los que vinieron a ver a La Oreja de Van Gogh hay publico variado, infantil en buena cantidad, preadolescente, adolescente y joven; una singular mezcla que ofrece postales diversas. Gente que salta frente al escenario cuando escucha sus temas favoritos, niñitas sobre los hombros de sus padres para poder ver lo que sucede sobre el escenario.
El pop, muchas veces cándido y sentimental de La Oreja de Van Gogh, produce su efecto. Capturó un gran mercado de público casi del mismo modo que un solista o grupo salido de un reality musical. Pero no tiene que ver con ese tipo de grupos. También recuperó cierta sonoridad del pop español de los ochenta, pero tampoco se puede asegurar que haya tomado la posta de grupos como Mecano y del tecno pop de aquellos años.
El último fin de semana llegó por segunda vez a la Argentina. La visita anterior fue en plan promocional, para difundir su álbum debut, y no tuvo demasiado éxito en su apuesta. Desde entonces publicó otros dos CD y vendió varios millones de copias entre España y los países de América latina donde fueron editados. De ahí que esta gira, donde la banda presenta las canciones del álbum "Lo que te conté mientras te hacías la dormida", cuenta con recitales programados desde Santiago de Chile, Córdoba y Buenos Aires hasta Los Angeles.
La difusión radial y en las pantallas fue poderosa y los músicos de La Oreja de Van Gogh llegaron al Luna Park un poco sorprendidos por la convocatoria si se tiene en cuenta la visita anterior, en la que pasaron inadvertidos.
Aunque la propuesta es similiar a la del primer CD, esta vez llegaron a un estadio colmado. La música es sencilla y las respuestas de su público, inmediatas: a los estribillos de "Puedes contar conmigo", "20 de enero" y "Soledad", a los giros estilo Pimpinela de "Vestido azul", a las distorsiones de guitarra que suenan poderosas, a la voz, entre sensual e inocente, de la cantante.
Hacia el final de este espectáculo el grupo versiona "España, camisa blanca de mi esperanza" y busca otro mensaje. Pero en el resto de un liviano repertorio gana la complicidad de sus fans desde otro lugar. "Con mil rosas para mí /porque ya sabes que me encantan esas cosas -continúa el estribillo de "Rosas"-/ que no importa si es muy tonto, soy así".