La novelesca historia de la grabación de un álbum
Hoy se cumplen cuarenta años de la edición del ahora legendario disco del grupo Fleetwood Mac
Pocos discos encierran la cantidad de historias que contiene Rumours, el álbum más famoso de Fleetwood Mac y uno de los más exitosos de la historia de la música pop, con sus 45 millones de copias vendidas. Hoy se cumplen 40 años de su aparición, una buena excusa para recordar la insólita telenovela que rodeó toda su grabación.
En 1974, Mick Fleetwood, el único integrante original de Fleetwood Mac que fue parte de Rumours, se mudó de su Londres natal a Los Ángeles, donde conoció al guitarrista Lindsey Buckingham y a la cantante Stevie Nicks, su novia. Con ellos, John y Christine McVie (otra pareja) y Bob Welch, que luego abandonaría el proyecto en medio de una sucesión de litigios judiciales, como integrantes estables, grabó en 1975 Fleetwood Mac, conocido también como el "Álbum Blanco" de la banda.
Un año después empezó el melodrama que marcó una época de Fleetwood Mac: se terminó el matrimonio de los McVie, Mick Fleetwood recibió una demanda de divorcio de su esposa, Jenny Boyd, y Buckingham también se separó de Stevie Nicks. En ese contexto se desarrolló la accidentada grabación de un disco que terminó siendo de todos modos una obra maestra que ni siquiera un crítico tan mordaz como Lester Bangs, nunca muy entusiasta con el soft rock de alta fidelidad apoyado en el preciosismo de las armonías vocales que lo caracterizó, se animó a desechar.
Grabado en Sausalito, muy cerca de San Francisco, Rumours abandonó por completo el sonido que cruzaba el blues con la psicodelia de la primera etapa, orientada por el gusto de los guitarristas Peter Green y Jeremy Spencer, para capturar la esencia de un pop amable con matices country al estilo Eagles que teñía a buena parte del mainstream de entonces y cruzarla provocativamente con una lírica filosa que reflejaba con particular crudeza la crisis interna del grupo.
Christine McVie compuso "You Make Loving Fun", inspirada en la relación con su nuevo amante, el jefe de iluminación del grupo, Curry Grant. Y el despido de Grant, claro, no tardó en llegar. La "noticia" de una relación amorosa entre las dos chicas del grupo, Christine y Stevie, empezó a circular con insistencia en los medios de la época, al mismo tiempo que la de un affaire de la misma Stevie con Mick. Fue esa ola de rumores malsanos, que quedó inocultablemente plasmada en las letras de los temas, la que terminó inspirando el título del disco.
Si en "Oh Daddy" Christine despotrica contra la "figura paterna" de Mick Fleetwood, en "Don't Stop" la inspiración son sus problemas con John, su ex. "Go Your Own Way" es un doloroso testamento afectivo de Buckingham que Nicks contestó con el primer hit del álbum, "Dreams", y la lúgubre "Ghost Dust Woman", confesión abierta de su peligrosa adicción a la cocaína. "Songbird", hermosa balada de Christine, es la única canción que escapa al tono de reproche, desengaño y tristeza que domina Rumours.
Después de enterarse de que McVie estaba convencido de que rindiéndole pleitesía al gurú Maharishi, figura muy convocante para los rockeros de la época (los Beatles, los Beach Boys, Donovan), iba a lograr inspiración para tocar unas líneas de bajo que le estaban resultando imposibles de aprender, Mick retiró las cintas del estudio de Sausalito, se las llevó a su casa y propuso terminar el disco cuando las cosas retomaran su cauce normal.
En medio de toda esa locura se grabó un disco fabuloso, hoy ya legendario, que se ganó en buena ley su enorme reputación. Escucharlo siempre tuvo el encanto de una experiencia voyeurista. Fleetwood Mac consiguió con Rumours transformar cada pliegue de la traumática vida privada de los integrantes de la banda en una experiencia de alcance universal. Difícil no sentirse identificado con al menos una parte de toda esa angustia que revela sin tapujos, reforzando la vieja y muy divulgada idea de la creación artística como forma de catarsis.