La música, idioma universal
Alice Ripley y Nacha Guevara unen Broadway y la calle Corrientes en Next to Casi normales
El publicista y productor Pablo del Campo dice que Casi normales (Next to Normal) es un “movimiento”. Y lo compara con un equipo de fútbol o un partido político, algo de lo que la gente se adueña. Y no está desacertado. Pocas obras teatrales han generado tantos fanáticos como este musical que sigue produciendo spin off escénicos. En algún momento, los dos elencos (el original de Broadway y el porteño) se encontraron en un homenaje a sus autores –Tom Kitt y Brian Yorkey– en el Lincoln Center de Nueva York, luego lo hicieron en un concierto en el teatro Astral de Buenos Aires, y hoy, mañana y el sábado, una mezcla de ambos elencos más algunos invitados harán posible el show Next to Casi normales, que dirige Sebastián Irigo, con dirección musical de Tomás Mayer Wolff y producción de Javier Faroni.
Entre los argentinos de Casi normales están Mariano Chiesa, Fernando Dente y Matías Mayer; a ellos se suman las visitas de Alice Ripley y Jennifer Damiano y tres invitados con nombre propio: Josefina Scaglione, Guido Balzaretti y Nacha Guevara.
Las dos divas, Nacha y Alice, no tienen reparos en caminar del brazo por Corrientes bajo una molesta garúa porteña. Luego prueban sonido, repasan movimientos y se emocionan al escucharse cantar. Cuando Nacha va por la segunda estrofa de “No llores por mí, Argentina”, Alice ya tiene el rostro lleno de lágrimas. “Pablo me dijo que Nacha era una reina en la Argentina, una mujer muy fuerte, con una personalidad impactante. Estoy muy contenta de tener esta posibilidad de aprender de ella”, dice Ripley. Entretanto, su colega argentina confiesa que no vio Casi normales, pero sabía muy bien quién era ella y lo que la obra significó en los lugares donde se representó. “Alice no sólo tiene una gran voz, sino que posee una sensibilidad impresionante”, agrega Nacha.
Alice Ripley es una de las principales figuras de Broadway. Fue la protagonista de Casi normales, además de trabajar en Tommy, Side Show, Los miserables, Sunset Boulevard, Monólogos de la vagina, Company y recientemente en American Psycho. Hace algunos meses ambas divas grabaron una versión sublime de “Se dice de mí” (Ivo Pelay-Francisco Canaro) para promocionar este espectáculo. Lo hicieron en ambas ciudades, con una edición impecable que causó furor en YouTube.
–Alice, ¿cómo decidiste hacer este tango con una artista con la que no habías tenido contacto?
Ripley: –Vi a Tita Merello en una película en blanco y negro cantando ese tema, con muchos hombres a su alrededor, que la miraban boquiabiertos. Me encantó. Ella era el centro de todo, una mujer a la que no le importaba nada lo que dijeran los demás. Me encantó el desafío.
Nacha: –Es muy difícil hacer lo que hizo Alice porque es algo ajeno a ella. Tiene mucha letra, contiene retenidos, es muy cuadradita… Imaginate si yo tuviera que cantar un blues en Broadway, me muero de un infarto. Así que ella es muy valiente.
–¿Pueden adelantar algo de lo que van a interpretar?
Nacha: –Además de “Se dice de mí”, yo voy a cantar “No llores por mí, Argentina”. Ella va a hacer más canciones, incluyendo “As If We Never Said Goodbye”, de Sunset Boulevard.
–Bueno… la obra en la que soñamos ver a Nacha alguna vez…
Ripley: –Estuve en el elenco original de Sunset Boulevard, pero no en el papel de Norma Desmond. Estoy convencida de que Nacha podría encarar ese rol a la perfección. Tiene las características físicas, el temperamento, la vida necesaria.
–¿Hay un estilo de interpretación diferente entre el artista de musical estadounidense y el argentino?
Ripley: –Puedo hablar por lo que he visto. Si me refiriera a Fernando Dente, Mariano Chiesa y Matías Mayer, por ejemplo, no encontraría ninguna diferencia entre su talento y el de cualquier artista de Broadway o del elenco original de Next to Normal. El sonido, la voz, el carisma, lo buenos mozos que son… Hay artistas en Broadway, como Glenn Close o Betty Buckler, que utilizan todo el cuerpo para contar algo. Acá también lo hacen.
Nacha: –Desde luego que la comedia musical se desarrolló en los Estados Unidos y hacia allí todos miramos. Pero hoy aquí hay mucha gente formada. Sobre todo saben cantar mucho mejor que hace años, pero no saben que tienen un cuerpo, que es el instrumento principal del actor en el escenario. Habría que mirar más cine mudo. La palabra en el teatro es la trampa, es lo último a lo que el actor debe llegar. Te dan lo que está escrito, pero no conocés lo que sucedió antes para que el autor llegara a eso. Cuando sólo te parás en la palabra la actuación se vuelve muy chata, plana. El teatro musical te obliga a usar todo tu instrumento y por eso lo amo.
–¿A qué se debe la devoción de la gente por esta obra, de la que tantos salen llorando?
Ripley: –Hubo una época dorada del musical, con obras muy buenas, como Oklahoma!, ShowBoat, The King and I, La novicia rebelde… Pero luego se comenzaron a hacer muchas obras escapistas, superficiales, que hicieron que el público desconfiara del género. El musical se hizo la reputación de livianito. En estos últimos tiempos se volvió al contenido, a temáticas más sociales, psicológicas o políticas. Creo que el musical es una experiencia difícil como artista, hay que hacer que la magia ocurra. Casi normales tiró por la borda la idea de liviandad. El público se encontró con algo que no esperaba. Cuando ganó el Pulitzer, todos decían que no había que perdérsela. La obra se hizo con cuatro millones de dólares, sin figuras. Para Spider-man: Turn Off the Dark necesitaron 75 millones.
Nacha: –La gente va al teatro a divertirse o a llorar, te tiene que sacar de tu lugar de comodidad de algún modo. Casi normales lo logra. La gente ya vio Spiderman en el cine y el que va a verlo a un musical acude a buscar lo seguro. No hay sorpresa. Eso al arte no le conviene. Cuando vamos a lo seguro, la mediocridad aparece inmediatamente. El artista tiene que salir del área de comodidad y provocar.
–¿Se resigna mucho de lo artístico para satisfacer al negocio?
Ripley: –No siempre. Podés hacer teatro para ganar dinero o podés hacer teatro para cambiar el mundo… y también hacer dinero. Y no necesariamente tiene que ser una cosa u otra. Todo es posible. Casi normales era impensado en un contexto comercial. Sin embargo, a sus creativos y productores no les importó y siguieron adelante. Y fue un éxito artístico, pero también económico. Hay que tener cuidado con los productores sin experiencia artística.
Nacha: –No hay recetas. Yo sólo puedo hablar por mi experiencia personal. Nunca he resignado nada. Mi lema es “el enmascarado no se rinde”. La realidad tiene que ser lo más cercana posible al sueño.
–Alice, ¿qué te enamoró de este grupo de argentinos? Es la tercera vez que te reunís con ellos
Ripley: –Es irresistible. El lenguaje tiene que ver. La forma de hablar de ustedes tiene una fuerte presencia. Cuando estuve por primera vez aquí sentí que era sólo el comienzo. Esto sigue. Jugamos con dos lenguas unidas: el castellano y el inglés. Pero el sentimiento es universal. Ésa es la clave. Aunque ahora que lo pienso no sé si me pasaría lo mismo con el idioma chino… (risas).
Nacha: –Siento que las emociones no son iguales. Por eso cuando vienen a las audiciones a cantar en inglés no lo permito. Tenemos un idioma maravilloso, con corazón. Los pueblos crean los idiomas de acuerdo con cómo perciben el mundo. El español es una lengua que se percibe desde los sentimientos; el inglés, más desde la mente.