La muerte de David Bowie: los estilos más icónicos del músico
Durante 40 años dictó cátedra de moda y rompió los códigos tradicionales de la vestimenta, influyendo en incontables creadores, de Alexander McQueen a Kansai Yamamoto
Su estilo era único, original, creativo y excéntrico. Desde ayer la música está de luto, pero también la estética, el arte, la moda y el cine. David Bowie tenía el don de poder reinventarse de acuerdo a cada momento de su carrera con los looks más extraños que uno pudiera imaginar. Siempre caía bien parado. Parecía no conocer el pudor ni la vergüenza, y hacía lo que quería. Las prendas de hombre o de mujer no eran conceptos separados para él; por lo contrario, los combinaba maravillosamente bien. No necesitaba pedir permiso para sobrevolar por el estilo mod y aterrizar en el glam rock, o pasar de un look hippie a una sastrería de tres piezas, ni para hacer una escala en un quimono de seda. Todo le sentaba bien. Y miles de personas, les gustase su música o no, reconocían su estilo.La moda le rindió múltiples homenajes; varios diseñadores se inspiraron en sus trajes y modos de combinar prendas, texturas y colores; entre ellos, Jonathan Saunders, Jean Paul Gaultier, Alber Elbaz y la firma Givenchy.
En sus comienzos musicales tenía un look bohemio, algo hippie, y consciente de su sex appeal. Cuando nació su alter ego Ziggy Stardust (1972) fue su explosión más creativa: lucía el pelo teñido de colores, maquillaje, botas de plataforma, tacos, cueros, lúrex, metalizados y bodysuits. Todo el glitter y los brillos del estilo glam rock cobraban vida en él, amo de la extravagancia y que, probablemente, jamás haya conocido el pudor del qué dirán. Con su estilo andrógino enamoró tanto a hombres y mujeres.
Cuando decidió finalizar con el personaje de Ziggy y pasó a Aladdin Sane (1973) reconvirtió su imagen: se maquilló un rayo en la cara y usó nuevos bodysuits. Hasta que decidió cambiar otra vez, se puso un parche negro en un ojo y se convirtió en Halloween Jack (1974), pero rápidamente el camaleónico artista pasó a ser The Thin White Duke (el Delgado Duque Blanco, 1974-1979), con el pelo engominado hacia atrás, camisa blanca, chaleco entallado y pantalones palazzo de tiro alto.
En la década del 80 comenzó un estilo más romántico. No dejó de lado el maquillaje, las mono prendas ni el aura de fantasía en cada atuendo. Su vestuario del video Ashes to Ashes puede ser uno de los mas ilustrativos. Sentó un antes y un después en la moda con cada una de sus reinvenciones y así también cultivó amistades de todos los rubros de la gama artística; actuó, diseñó, creó. Su papel del rey Goblin en la película Laberinto fue otro de sus hits de estilo de esa década: pelo largo, lacio y batido, cejas maquilladas hacia arriba –dignas de un malvado– hacían comunión con leggins y camisas de seda blanca con volados en el jabot, culminado con un chaleco de cuero ceñido en la cintura.
Hacia los 90 retomó la sastrería, con su siempre instinto por la elegancia: trajes de tres piezas, algunas prendas co-creadas con el diseñador Alexander McQueen y pelo corto en su color natural. Un estilo más sobrio, para un artista más maduro. Impecable y vanguardista, fue y será icono de estilo para generaciones que seguirán su legado en todo el globo.
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