La leyenda de Coltrane continúa: la joya desconocida del genio del jazz
Los descubrimientos son frecuentes en las músicas populares. Siempre hay algún concierto perdido que de pronto sale a la luz en una grabación tomada por no se sabe quién. En la música clásica eso es menos habitual. A veces pasa. En 2015, por ejemplo, apareció (o se reconstruyó) la partitura de Canto fúnebre, pieza de 1908 de Igor Stravinski que el propio compositor creía perdida. Pero encontrar un registro de estudio de John Coltrane -un disco entero- es algo tan insólito que parece mentira. Pero no, es verdad. Both Directions at Once: The Lost Album es el nombre de este tremendo descubrimiento que Impulse! lanzará este viernes y que llegará en dos formatos: CD doble y vinilo simple. Profanamente, algunos periodistas comparan el hallazgo con un "santo grial" del jazz. En cierto modo, lo es. Más escueto, el saxofonista Sonny Rollins nos dice en las liner notes que es "como encontrar una nueva recámara de la Gran Pirámide". El faraón de Rollins es Coltrane, su cómplice, y también su rival, de hace más de medio siglo.
Los socios de Coltrane en Both Directions at Once son los de siempre hacia 1963: McCoy Tyner en piano, Jimmy Garrison en contrabajo y Elvin Jones en batería. Era ese cuarteto temerario (el cuarteto por excelencia) que podía mantener los ojos abiertos frente al abismo y esperaba que el abismo le devolviera la mirada. Sabíamos por la minuciosa cronología de Lewis Porter en su libro John Coltrane. His Life and Music, que Coltrane había ido al estudio de Rudy Van Gelder el 6 de marzo de 1963. "March 6. Englewood Cliffs, N.J. Recording for Impulse", consigna escuetamente el biógrafo, sin negar, precavido, que el resultado sobreviviera, aunque a la vez sin expedirse acerca de cuál fue esa grabación.
Si uno sigue mirando esa misma página del libro, la cronología es abrumadora. El 2 de marzo, Coltrane había actuado en el Birdland con transmisión radial, y el 7 fue al mismo estudio de Van Gelder para grabar John Coltrane and Johnny Hartman, uno de esos discos que, aun muy logrados, son solamente una parte de la verdad de Coltrane. La otra mitad de la verdad empieza a entreverse aquí.
La situación era extravagante en la música popular de los sixties. Por un lado, el productor Bob Thiele, a cargo de Impulse!, le proponía a Coltrane discos guiados por una estrategia de mercadotecnia (por ejemplo el great summit con Duke Ellington); por el otro, el músico seguía una lógica enteramente propia que iba tomando distancia de toda transigencia. Both Directions at Once se sitúa en el exacto punto medio de esa transición.
Después de la sesión, Coltrane se llevó una copia, que pasó a manos de Juanita "Naima" Grubbs, su mujer de entonces. La herencia quedó en manos de Antonia, una hija anterior de Naima, que Traneadoptó como propia.Hubo negociaciones y, naturalmente, se le pidió también autorización a Ravi Coltrane [ver aparte], hijo del saxofonista y de Alice, su segunda mujer.
Por buenas razones, los responsables de la edición de este registro optaron por no ponerle título a aquello que el propio Coltrane dejó sin nombre. Así, entonces, el disco se abre con "Untitled Original 11383", que reúne las conquistas armónicas de los dos años anteriores con una invención motívica más típica de lo que vendría después. Es muy notable, además, el solo con arco de Jimmy Garrison. Pero la encrucijada resulta aún más evidente si se compara la versión de "Nature Boy" incluida en este inédito con la que el grupo grabaría después en el disco John Coltrane Quartet Plays, de 1965. La que escuchamos ahora es una versión civilizada de la segunda, ya filtrada por la sublimidad de A Love Supreme y la ruptura inmediata, radicalizada en Ascension y en Meditations.
De "One Up, One Down" existía solamente una versión en vivo también de 1965, en el registro Live at the Half Note, lanzado oficialmente en 2005.El núcleo melódico es un breve motivo de pocas notas. La de Both Directions at Once parece una versión comprimida, un poco achatada, de aquella del Half Note, cuyo solo duraba 27 minutos (14 en dúo con Jones) con uno de los morosos instantes más perfectos de la historia del jazz. Pero este, recién descubierto, no se queda atrás: la crispación tímbrica, la explosión y la imaginación implacable son exactamente las mismas, y mucho menos digresivas. En "Untitled Original 11386" (el otro tema NN), salta enseguida al oído una semejanza con "My Favorite Things"; acaso la pieza deriva incluso deliberadamente de allí, y no solamente porque Coltrane toca el soprano: la línea es una copia lejana -más apocada, cierto- pero también menos previsible. De todos modos, según señala el propio Porter, la melodía tiene además un fuerte aire de familia con las piezas que escribía en esa época de McCoy Tyner, que dicho sea de paso entrega un solo maravillosamente intrincado. Nunca sabremos ya de quién es y tampoco importa demasiado. Así como "My Favorite Things" fue el emblema de Coltrane en soprano, "Impressions" lo fue en tenor. Sin más, la de Both Directions es la más lograda de sus invenciones de esa pieza. De "Vilia", la melodía de la opereta La viuda alegre, quedaría también otra versión, menos discreta, en vivo en el Birdland. "Slow Blues", por su lado, depara un larguísimo solo de Coltrane de casi seis minutos colmado de vericuetos, con esos licks coltraneanos de fines de los años cincuenta y, por el revés de la trama, incursiones en el registro sobreagudo y profusión de multifónicos, en un estilo más propio de 1965 en adelante. Es Coltrane de cuerpo entero: la largura del solo y el pulso en corcheas.
La sesión del 6 de marzo de 1963 no dejó demasiadas tomas alternativas. Tal vez Coltrane había aprendido algo de Ellington. El genio tendía a hacer más tomas de las necesarias. Cuenta Porter que, en la sesión que hicieron juntos, Ellington le dijo a Thiele: "No le pidas que haga otra toma. Va a terminar imitándose a sí mismo". La sabiduría de Ellington no tenía precio. Desde entonces, en sus grabaciones con el cuarteto hubo muy pocas alternate takes y, ni hace falta decirlo, renunció a la comodidad de las repeticiones. Both Directions at Once es una obra maestra desconocida y, como pasa en toda masterpiece, todo en ella es necesario.
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