La historia de Kany García: su papá fue un sacerdote que dejó los hábitos y ella un ícono de la comunidad LGBT
La cantante puertorriqueña Kany García, que ganó tres premios Grammy, tiene una historia de vida con muchos matices. Es hija de Antonio García, un sacerdote que dejó los hábitos porque se enamoró de Shela de Jesús, la madre de Kany. Estuvieron 47 años juntos, hasta el último suspiro del exsacerdote, quien partió de este mundo en abril de 2017.
La historia de amor de sus padres no es lo único que rompe patrones. Ella misma tuvo que arrancarse los prejuicios de su propia piel. Durante 11 años estuvo en pareja con Carlos Padial, su novio de toda la vida, con quien finalmente se casó en 2010. Pero tres años más tarde la pareja se separó. Después de un tiempo en soledad, en febrero de 2016 Kany dio a conocer en sus redes sociales que estaba nuevamente en pareja: quien había conquistado su corazón era Jocelyn Troche, su entrenadora personal. Actualmente continúan juntas y son íconos dentro de la comunidad LGBT, al igual que su compatriota Ricky Martin y su marido Jwan Yusef.
Su historia no termina ahí: sus inicios en la música se dieron de la forma más inesperada. A sus 21 años se había presentado en Objetivo Fama, un reality de Puerto Rico donde buscaban talentos musicales. En su primera audición quedó seleccionada y al día siguiente tenía que presentarse para avanzar hacia la siguiente instancia. Pero nunca llegó. Se subió a su auto para ir a su casa y chocó contra un poste de luz. Quedó gravemente herida. El accidente le costó más de 40 puntos en la cara, y 16 semanas internada sin poder levantarse. Sin embargo, Sony Music se interesó en su caso y le ofreció un contrato discográfico.
"Mi nuevo disco se llama Contra el viento, y tiene cosas maravillosas que así como anuncia el título, van en la dirección opuesta de las tendencias masivas: por ejemplo, que un cantautor haga una carátula en vez de cantar", revela. Se refiere al mismísimo Joaquín Sabina, quien dibujó la portada de su disco y todas las ilustraciones del interior. "También fue muy especial unir en este álbum a Fito Páez y a Sabina", asegura García.
Antes de su show en Buenos Aires, que tendrá lugar el próximo 2 de noviembre en el Teatro Coliseo, habló con LA NACION sobre su música, el feminismo, la comunidad LGBT, y su admiración por la música argentina.
–¿Cómo surgió Contra el viento?
–Contra el viento es un álbum que me llegó casi como relámpago, porque había pasado sólo un año de mi disco anterior, Soy yo. Para mí era muy difícil hacer música que no estuviera dentro de un concepto, porque siento que como cantautora siempre me nace hacer una obra completa. Presentar capítulos separados unos de otros que no tienen relación a mí me costaba mucho. Si tuviera que seguir la movida actual de la música, que lanzan un single cada quince días, no sería yo. Entonces prefiero ir mostrando un tema por mes, y así les ofrezco un disco entero por año.
–Un detalle que llama la atención es que en este disco si bien participan hombres, todos los "pensamientos" que elegiste son voces exclusivamente de mujeres ¿A qué se debe esta elección?
–Todas esas mujeres representan para mí el momento tan oportuno que estamos viviendo, donde cada vez la mujer ocupa un papel más protagónico por razones muy contundentes. Llevamos una vida de desigualdad muy fuerte, y hoy estamos en una situación donde tenemos mucha más exposición para hablar del tema. Siento que se está creando conciencia de las cifras, que siempre estuvieron ahí pero nadie hablaba de ellas. Entonces, éstas mujeres que elegí, tan diversas unas de otras, se basa en la idea de que todas se puedan sentir un poco identificadas. Yo quería lograr con este álbum una amplitud grande, desde Natti Natasha hasta Mercedes Sosa, así de drástica la diferencia.
–Hay un momento especial en este nuevo disco, donde se escucha la voz de tu madre hablando de su historia de amor con tu papá, ¿cómo te nació la idea de incluirla en tu música?
–Hoy por hoy, cualquiera que me busque en Google va a conocer la historia de mis padres, entonces me pregunté por qué si es algo que comentan tanto, no había hecho una canción sobre eso. Muchas veces pasa que uno dice: ‘quiero hablar de esto’, pero no encuentras la forma de hacerlo. Siento que la canción no sale hasta que realmente es el momento. Entonces, la realidad es que "Me mudé" todavía no tenía dueña, me faltaba una mujer más que diera testimonio de su forma de pensar, y ahí se me ocurrió proponérselo a mi madre. Justamente la canción habla de moverse, de alejarse de las personas que no sumen valor a nuestras vidas, y que vienen a hacernos algún tipo de daño. De chiquita, me acuerdo que mi mamá siempre nos contaba que se tuvo que mudar, porque vivía en un pueblo pequeño junto a mi padre, y como se sabe, ‘pueblo chico, chisme grande’. Ella aprendió a detectar a las personas que llegaban a sus vidas solamente para juzgar y señalar, y no para traer algo positivo. Por eso ella nos enseñó a mí y a mis tres hermanos que teníamos que quitarle valor a lo que dijera la gente, y caminar hacia adelante con la honestidad y la valentía que requiere esa decisión.
–Justamente tu mamá transmite ese mensaje cuando dice: "A veces no hay que mudarse solamente de lugar, sino también de línea de pensamiento", por todo lo que vivió con tu padre. ¿Vos cómo viviste su historia de amor?
–La verdad es que mi madre tiene la habilidad de desdramatizar todo. Ya cuando comienza en el audio diciendo: "Cuando el cura de mi pueblo y yo nos enamoramos...", te dan ganas de soltar una carcajada, porque es algo insólito. Lo cuenta con tanta espontaneidad, y a mí me encanta eso de ella. Sabe quitarle seriedad a asuntos muy pesados, y de esa manera logra alivianarte cualquier cosa. Creo que su cotidianidad para narrar su historia fue hermosa, porque me permitió expresarlo así en el disco. Si bien no fue nada fácil la historia de mis padres, siempre me lo transmitió así, con su forma mágica de vivirlo.
–¿Y vos heredaste un poco esa misma manera de desdramatizar situaciones?
–No, para nada. Creo que tengo mucho sentido del humor pero no me sale desdramatizar como le surge a mi madre naturalmente. Me gustaría poder narrar lo complejo de manera sencilla, pero yo soy de las que generalmente se enreda hasta llegar al punto. Siempre empiezo con un: "Ay, no sé cómo contarte esto". Mientras que mi mamá diría algo como "mirá, pues sí, sucedió", y listo. Me hubiera encantado heredar eso de ella, pero definitivamente no lo tengo.
Un disco con muchos condimentos porteños: su admiración por Argentina
La boricua, de 36 años, ya tiene cinco discos en su haber. Hizo duetos con Franco de Vita, Fito Páez, Abel Pintos y otros. Su último disco tiene la particularidad de que antes de cada canción se escucha la voz de una mujer, que cuenta un "pensamiento", como lo denominó García, y luego suena la música. Algunas de estas mujeres son Mercedes Sosa, Thalía, Soledad Pastorutti, Natti Natasha, y Natalia Lafourcade. Pertenecen a fragmentos de entrevistas que la cantautora eligió para armar el concepto de su álbum.
–Elegiste a tres argentinos (Mercedes Sosa, Fito Páez y Soledad Pastorutti) para que formen parte de tu disco, ¿Cómo te nació eso? ¿Cuál es tu lazo con la Argentina?
–Primero que nada es un vínculo musical, porque Argentina tiene una cantidad de música que todos los que elegimos la música estudiamos alguna vez. Mercedes Sosa es uno de los recuerdos más fuertes que tengo, porque cuando yo agarraba una guitarra eran las canciones que me nacía tocar. Escuchaba mucho sus canciones. Lo mismo me pasó con Fito Páez, Soda Stereo, Charly García, Soledad Pastorutti, hasta referentes de hoy en día como Abel Pintos, que me encanta. Por otro lado también me enganché mucho con este país porque armé un equipo de trabajo aquí, y empecé a venir cada vez más seguido. Entonces hoy en día ya le tengo un cariño muy diferente a la Argentina, porque de tanto visitarlo me enamoré de este país. Ustedes tienen demasiada cultura como para no tener siempre ganas de regresar.
–¿Qué fue lo que más te enamoró de la cultura argentina?
–Algo que me sorprende es la variedad que tiene Argentina. Su cultura es admirable no solamente por lo musical, porque por momentos es como si estuvieras en Nueva York, porque todas las noches hay algo para hacer. Se puede ir a una obra de teatro, a una comedia, un monólogo, un show de tango o de flamenco, o sencillamente ir a cualquier museo a ver piezas que se están exhibiendo. Las opciones son tantas que me asombra. Hay arte por cualquier parte por donde mires al país. Además tiene una gastronomía absolutamente deliciosa y sobre todo, yo sentí que la gente de aquí ama su país. Son como pequeños guías turísiticos que te quieren ayudar y mostrar todo lo bonito que tienen.
–De hecho, en tu disco la primera canción, "Así voy yo", es un tango. ¿Por qué decidiste abrir tu álbum con ese tema?
–Lo que pasa es que el año pasado el país que más me influenció musicalmente de todos mis viajes fue Argentina. Creo que fue una forma de relatar las cosas de las que quiero hablar en cuanto a letra, pero también de las que me dejé afectar en cuanto a musicalidad. Por eso elegí empezar este disco con un sonido bien argentino, alejado de lo que generalmente presento que es un sonido más típico de mi país.
–El detalle de que cada una de tus canciones tenga pensamientos de mujeres hizo que resuene un eco feminista alrededor de tu música. ¿Vos cómo te sentís con eso?
–Yo me siento muy bien en la piel feminista, me parece que si analizamos el feminismo como tal, se trata de luchar por los derechos humanos desde el lado de la mujer. Por ende, aquella persona que no esté al tanto de la necesidad que tenemos de que los derechos humanos en todo momento se reconozcan y validen, creo que está en un camino equivocado. Para mí siendo mujer y conociendo mi propia piel, la forma desbalanceada en la que vivimos en este mundo, me parecería una irresponsabilidad de mi parte no tocar ese tema. Obviamente hay un boom del feminismo, y es muy importante reconocer que todo lo que uno dice tiene que ir acompañado de acciones. Mi acción fue hacerlo parte de mi música y buscar la manera de que las mujeres se sintieran representadas en cada uno de los temas.
–¿Y cómo ves hoy la situación social de las mujeres?
–Siento que el camino todavía es tan arduo por hacer. Quiero seguir formando parte del movimiento feminista de todas las maneras posibles, activamente. Tal como se llama mi disco, la mujer ha ido siempre contra el viento, es la única dirección en la que hemos caminado. No logramos nada quedándonos en la silla, absolutamente nada. Sigo sintiendo que en todos y cada uno de los escenarios que uno está día a día, hay desigualdad. En absolutamente todos: desde lo laboral, hasta todo lo que te imagines. Por ejemplo, el otro día vi a un colega, un cantante que se presentó en un escenario con un short, una remera y unas zapatillas, súper casual, y todo el mundo decía que estaba vestido espectacular. Demos vuelta la situación con una artista mujer que suba a un escenario vestida así: no sucedería lo mismo, a mí me dirían que parezco una loca. Hay una imposición tan grande culturalmente de que la mujer tenga que estar siempre tan exacta, tan perfecta. Es tremenda la cantidad de dinero que tenemos que gastar en maquillaje, zapatos, ropa, accesorios, en construir y mantener una imagen. Me parece imposible quedarme callada y no tomar acción, porque creo que si todas tomáramos cartas en el asunto en algo, por más pequeño que parezca, veríamos cambios realmente significativos.
–Por la libertad con la que te expresás sobre estos temas muchas veces te han llamado "activista". ¿Te identificás con ese concepto?
–Soy una activista sin proponérmelo. Tengo como una voz de una pequeña revolucionaria que me habla en mi interior que me llama la atención y me dice: "Tienes que decir esto o aquello". Me es imposible viajar tanto y ver tantas cosas y no hacer nada. Creo que el activismo es algo que va de la mano de estar despierto en la vida. Todo aquel que camine realmente y vea la cantidad de injusticias que se viven, y que sea consciente del poder que todos tenemos simplemente con un celular, con las redes sociales y la cantidad de seguidores, creo que se da cuenta de que sería un acto de total inmadurez no hacernos cargo de lo que sucede en múltiples causas.
–También tuviste un rol protagónico junto a tu compatriota Ricky Martin para pedir por la destitución de Ricardo Rosselló, hoy exgobernador de Puerto Rico. ¿Qué sentiste en ese momento?
–Me acuerdo que yo estaba de vacaciones cuando se conocieron los chats del gobernador [donde el político se expresaba con comentarios misóginos, machistas y homofóbicos] y me era imposible estar tomando sol en un bote mientras mi país entero estaba sufriendo. Hubiera sido la mujer más desconsiderada del mundo. En ese momento no importaba absolutamente nada más. Uno tiene que estar donde realmente se sienta bien, y si estamos en un lugar donde no encontramos tranquilidad, tenemos que ir a dónde sí la encontremos. Para mí ese lugar era mi Puerto Rico. Quería aportar y luchar, teníamos que hacernos escuchar. Siento que, todos los artistas que nacimos allí somos parte de la situación política, por más de que no vivamos ahí no significa que estamos en una cápsula donde nada nos afecta. Yo tengo a toda mi familia allá, gran parte de mi equipo de trabajo, mi oficina, todo. Y si no me hubiera ido a apoyar la causa no me hubiera podido sentir en paz.
–Desde la primera vez que te mostraste en las redes junto a tu pareja Joselyn, estuviste muy activa en el movimiento LGBT. ¿Cómo fue el momento en que decidiste que querías luchar también por esos derechos?
–No fue para nada fácil. Fue todo un camino. Siempre cuento que mi mamá se largó a llorar cuando se lo conté, mientras que por el contrario recibí todo el apoyo por parte de mi padre. Si fue difícil con mi familia, también iba a ser duro mostrárselo a un mundo entero de personas en las redes. Trato de que todas las decisiones que tomo en mi vida me provoquen tranquilidad. A veces estoy entre una cosa y otra, sin saber qué hacer y me pregunto a mí misma qué me va a generar más paz. Por eso cuando tomé la determinación de compartir mi relación con mi público me dio muchísimo alivio. Disfruté de poder ir con ella a una alfombra roja si quería, de que dejaran de especular con quién estaba, y sobre todo el no tener que mentir en nada. Es muy feo no poder agarrar de la mano a quien amas, no poder ir juntas a un restaurante. Es muy injusto. No fue una decisión sencilla en lo absoluto, pero creo que hay que elegir pensando en encontrar la paz, porque al final, lo que uno intenta en este mundo es vivir lo más tranquilo posible.
La causa no finaliza cuando cuentas que estás en pareja con alguien del mismo sexo, ése es el momento donde apenas comienza
–¿Y cómo ves el panorama de los derechos LGBT hoy?
–Está todo muy verde. En el movimiento LGBT todavía hay muchísimo que hacer. Hay demasiada desigualdad, hay muchos que sólo señalan y juzgan. Ante este panorama, cómo pretendemos que la gente se atreva a salir a la calle con su pareja. Nadie quiere mostrarse con tanta presión encima. Muchos terminan quedándose en su privacidad diciendo "aquí estoy bien", aunque se estén destruyendo por dentro.Incluso aunque yo pueda hablar públicamente y ser abierta totalmente sobre mi relación, me siguen pasando cosas que me demuestran cómo está la situación social. Voy a los programas y siempre tienen que hablar de mi vida personal. Siempre me río porque sé bien que si un hombre se sentara en una entrevista a hablar de su presente nadie diría: "¡Y no sé si lo saben, pero está con una mujer!", porque la heterosexualidad no se trata de la misma forma. En cambio conmigo siempre pasa, siempre surge ese comentario en algún momento.
–Cuando vos subís fotos con Joselyn recibís muchos comentarios positivos de tus fans, que te agradecen que te muestres comprometida con toda la comunidad LGBT, pero también están los que todavía tienen comentarios maliciosos. ¿Cómo te llevás con eso?
–La verdad es que soy muy afortunada. Siento que la gente me manifiesta mucho su cariño, y trato de retribuírles sus gestos de apoyo lo más que puedo con el mismo respeto. Sin embargo también es normal el hecho de que todo lo que hagas no le guste a todo el mundo. A mí parecer ésta no es una lucha solamente de los que hablamos abiertamente sobre nuestra orientación sexual, es algo que nos incluye a todos. Son los derechos humanos los que están en juego. La causa no finaliza cuando cuentas que estás en pareja con alguien del mismo sexo, ése es el momento donde apenas comienza. Se convierte en un compromiso serio, porque desde ese instante tienes una lupa puesta sobre tí. Por ejemplo, si se acaba de sancionar el matrimonio igualitario todos están esperando a ver qué vas a decir; si alguien hizo un comentario homofóbico, quieren saber qué piensas al respecto. Ahí recae toda la presión sobre uno, y surge la posibilidad de convertirse en activista. Pero muchos no quieren llevar esa bandera, aunque pertenezcan a la comunidad. A mí me nace reclamar por lo que corresponde. Lo más importante es encontrar en nuestras acciones la paz interior.
Al Coliseo
La cita es el 2 de noviembre a las 21.30, en el Teatro Coliseo. "Se van a encontrar con casi todas las canciones de Contra el viento, pero también mi disco anterior, Soy yo tuvo mucho éxito en Argentina, así que también van a escuchar mucho de eso. Vengo con todo mi grupo de músicos y va ser un encuentro muy lindo", anuncia García.
La compositora explica que en la Argentina tiene dos tipos de fans: los que esperan su show hace mucho, y los que la descubrieron recientemente: "El que recién me conoce se perdió de cinco discos anteriores, donde hay otras canciones maravillosas, y me gustaría que las puedan escuchar. Pero también el que desde hace un tiempo quiere verme tiene que sentir que la espera valió la pena. Así que va a ser un recorrido desde el primer disco hasta el último, para que todos lo disfruten, enfocando por supuesto en mi último material".
Algunos dirían que Kany estaba destinada a la música, pero ella siente que es mucho más que eso, toma su voz como una responsabilidad, y asegura que no puede quedarse callada al ver todas las injusticias y desigualdades sociales. Contra el viento, tal como afirmó la puertorriqueña, representa muchas cuestiones al mismo tiempo: es un gran megáfono para la voz de las mujeres a nivel mundial, celebra el amor en todas sus formas y colores; y deja en evidencia una gran admiración por la cultura musical argentina.
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