Hace 70 años, cuando llegó para empezar a revolucionar la música popular, el single de 45 rpm era un formato más confuso que novedoso. El 15 de marzo de 1949, RCA Victor se transformó en el primer sello en introducir discos que eran más pequeños (siete pulgadas de diámetro) y contenían menos música (sólo un par de minutos por lado) que el entonces predominante disco de 78.
El tamaño de los 45, combinado con el hecho de que de repente se requería un aparato diferente para reproducirlos, fue suficiente para dejar atónita a la industria de la música pre-rock. "Mis clientes ya no saben qué comprar", se quejaba el dueño de una tienda de discos ante la revista Cashbox ese mismo mes. "Entran, piden por un disco, y después me preguntan si pueden escucharlo en el tocadiscos que tienen en su casa." Era muy frecuente, dijo, que potenciales compradores se fueran sin haber gastado un solo centavo.
Consideremos esos siete lanzamientos iniciales de RCA que, según los archivos del sello, iban desde música clásica hasta música infantil, pasando por música country. El que más gente probablemente recuerde es "That’s All Right", el boogie saltarín de Arthur "Big Boy" Crudup, que se transformó en el momento revelación de Elvis Presley en la década siguiente, pero la lista también incluía una canción yiddish, "A Klein Melamedl (The Little Teacher)", cantada por un cantor de sinagoga. No era, precisamente, un material como para encabezar los rankings de pop de ese momento de la historia. Para agregar confusión, cada 45 venía impreso en un color diferente, desde "rojo profundo" hasta "azul oscuro". (Sí, los vinilos a colores ya existían en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial).
Pero con el lanzamiento de esos títulos, y cuando otras compañías entraron en el mercado, empezó la revolución de los singles. Es imposible subestimar el impacto del disco de 45, que fue como el download de 99 centavos de iTunes o el single sorpresa (à la "Lo/Hi" de Black Keys) de su época. A los adolescentes de los cincuenta empezó a gustarles el formato portátil y menos caro; una publicidad de la época vendía cada disco a 65 centavos. Uno de los primeros éxitos más cataclísmicos del rock, "Rock Around the Clock", de Bill Haley and the Comets, vendió 3 millones de singles en 1955.
En las décadas siguientes, todo el mundo, desde los Beatles hasta los Rolling Stones, y luego Patti Smith, Nirvana y los White Stripes, lanzaron sus primeros temas en discos de 45. Un puñado de standards de rock clásico, entre ellos "Positively 4th Street", de Bob Dylan, y "Honky Tonk Women", de los Stones, fueron al principio sólo editados como singles, sin un disco de larga duración asociado.
Algunos singles tenían libritos con fotos o lados B con versiones descartadas. Si dabas vuelta "Go Your Own Way", de Fleetwood Mac, en 1977, te encontrabas con "Silver Springs", el clásico de Stevie Nicks que fue descartado de Rumours. La década siguiente, los fans independientes que compraron "Makes No Sense at All", de Hüsker Dü, encontraron un cover improbable y fantástico de "Love Is All Around", también conocido como el tema del Mary Tyler Moore Show.
Según The New York Times, la cima de los singles de siete pulgadas fue el año de 1974, cuando se vendieron 200 millones. A principios de los ochenta, los discos de 45 empezaron a morir su lenta y humillante muerte. La cantidad de rockolas declinaba, los fans del rock de la época del baby boom empezaron a inclinarse cada vez más por los álbumes, y el formato cassette (e incluso el derrochador formato del "single en cassette" o el del "mini-CD") empezaron a ganarle al vinilo de 45.
El disco de siete pulgadas jamás se recuperó, pero sin embargo perdura. Sub Pop lanzó su primer Club de Singles en 1988, al principio enviando a sus miembros un disco de 45 por mes, incluyendo lanzamientos de Nirvana, los Flaming Lips, y una aventura compartida entre Sonic Youth y Mudhoney. El mes que viene sale una nueva serie de Sub Pop, la primera en una década.
Continuando con su preferencia por formatos en vinilo, Jack White revivió el disco de 45 en su sello Third Man, empezando con un single de Dead Weather hace una década. Desde entonces, el sello editó más de 300 singles de 7 pulgadas. Según Ben Blackwell, co-fundador y director de operaciones en vinilo de Third Man, fabricar los pequeños discos negros en la era digital requiere una diligencia extra. "Tenés que imprimir nuevos sellos, y reemplazar las partes de metal [en las plantas] cuando disminuyen", dice. "Las rockolas son inaccesibles."
En promedio, un single de Third Man típico vende 2000 copias, no son números masivos pero, dice Blackwell, lo suficiente como para "mantener la puerta abierta". Este año, el disco va a lanzar una serie de discos de 45 de sus grupos indie relativamente nuevos, como Pow. "Es una presentación de bajo riesgo", dice Blackwell. "Para mí, personalmente, es la manera ideal de consumir música."
El disco de 78 es historia, y el CD está a punto de serlo también. Pero tras siete décadas, un comienzo trastabillante y una crisis de mediana edad, el disco de 45 sobrevive, aunque sea en espíritu. Ya sea por los streamings de un solo tema, o el ahora antiguo MP3, la idea de una explosión concentrada de alegría en una única canción no ha muerto. Para parafrasear a Pearl Jam, después de 70 años, seguimos dando vuelta el círculo negro.