Pablo Milanés habla de su icónica canción, que ya cumplió 48 años, fue fruto de varias versiones y lo acompañó en los escenarios en las últimas cinco décadas
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Es un día de descanso en Los Ángeles, en una reciente gira por Estados Unidos, y Pablo Milanés atiende amablemente el teléfono. Dice que no puede conversar demasiado, que le han pedido que se guarde la voz para los conciertos. Se lo nota agitado y a la vez lúcido: sus achaques de salud lo hacen entrar y salir de hospitales para controles periódicos pero no le impiden seguir cantando. En sus propias palabras, con un acento pausadamente caribeño, rememora la canción “Años”, uno de los temas más célebres de su carrera, reversionado por camadas de músicos y que está pronto a cumplir 50 años de existencia.
“La hice en 1974. Nunca pensé que sería famoso porque es un tema bastante complicado, de separación, de desamor y eso no acostumbra a caer bien. Lo que se suele oír es mediocridad, son frases del estilo ‘te amo’ y ‘te quiero mi amor’. Pretendí hacer una canción distinta basada en un amor de años, no de un rompimiento juvenil”, suelta, en una primera reflexión.
“Me costó trabajo, estuve diez meses enredado en la letra y la melodía. Creo que me salió una linda canción, al menos me quedé conforme. ¿Qué quise plasmar? Lo que se puede comprender en la vida de un matrimonio de larga duración, uno de esos que no se odian ni se tienen rencor y se quieren; pero bueno, los años son los años. Esa realidad sigue sin mostrarse en la canción popular latina. Las canciones de amor se fabrican para atraer o son de un simple despecho, pero no de desamor. Hoy la mayoría son pura fórmula para ganar dinero en la industria, eso no es música. Como el reggaetón, algo que me parece muy decadente”.
El tiempo pasa /Nos vamos poniendo viejos /Y el amor /No lo reflejo como ayer...
Para el cantautor cubano hay canciones que nunca se ponen viejas. “Menos aún las amorosas que decidí volver a cantar después de mucho tiempo. Amorosas y que presentan conflictos, como pasa con ´Años´ o ´Para vivir´. Son canciones de amor que, si bien no son convencionales, sí son universales y atemporales, porque tienen la misma validez hace cuarenta años que hoy. Por eso las canto y las cantaría cuando fuera”, se ríe pícaramente con sus 79 años y adelanta que su próximo trabajo es un disco que grabó con una orquesta típica de salsa, con la cual se juntó en la pandemia.
Al escuchar “Años”, el oyente habitual no puede sino sentir la nostalgia de los años 80, en una época de cierta ilusión en la recuperación de la democracia luego de sucesivos gobiernos militares en Latinoamérica. Una nostalgia que se remonta, a la vez, a la utopía perdida de la revolución social de los 60-70: la cadencia de Milanés, su registro portentoso y tan paradigmático de la nueva trova cubana, aquella que con sus clásicos quedó grabada para siempre en el gran público, es signo de una intimidad compartida, una suerte de familiaridad que, incluso, atravesó fronteras, géneros musicales y audiencias.
Hace ocho años, Tom Lupo le narró a Oscar Jalil, en esas típicas charlas en las que abrevan los periodistas que escriben de música, sobre la historia que unió a Luca Prodan con Andrés Calamaro. “A Luca le gustaba hablar de política, de filosofía y de psicoanálisis -contó Lupo-. Un viernes estaba de visita en mi oficina, en la redacción de la revista Twist y Gritos y le comenté que Lacan decía que el hombre afectivamente no progresaba, que era el mismo que hace dos mil años, que lo único que progresaba era la tecnología. Y concluí diciéndole: ‘El tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos’”.
Fue entonces que partir de esa frase y la conexión directa con la letra del tema “Años” que el líder de Sumo fantaseó con la idea de grabar una versión. Tom Lupo ofició de puente entre Andrés Calamaro y Luca. A mediados de 1987, según reconstruyó Oscar Jalil en su libro Luca Prodan: libertad divino tesoro, los músicos grabaron el tema en una habitación palermitana ubicada en la casa que el tecladista de Los Abuelos de La Nada compartía con su novia, la fotógrafa Andy Cherniavsky. Bautizado como El Hornero Amable, el estudio estaba equipado con un grabador Fostex de ocho pistas, idéntico al que usaba Luca en sus primeras grabaciones cordobesas. “‘Cuidado con el temor’ es la frase que agregó Luca. Alguna vez habíamos leído a Don Juan, que decía que el temor no se vence nunca, que hay que aprender a vivir acompañado por el temor”.
La historia no tan conocida -cuenta ahora Jalil LA NACION- dice que lo primero que hicieron los músicos fue pedir prestado a conocidos el disco de Milanés para escuchar la versión original. “Pasamos un buen rato grabando juntos. No me acuerdo de la secuencia exacta de la grabación pero compartimos horas, probablemente días. Quedamos informalmente en seguir grabando más cosas pero no tuvimos tiempo”, comentó Andrés Calamaro en una entrevista para el libro de Jalil.
“El tema es un juego paródico pero también una profunda reflexión a partir de un himno romántico que por aquellos días identificaba a sectores progresistas no tan cercanos al rock”, se explaya Jalil. Calamaro intervino la canción con una base electrónica y Luca hizo gala de algunos gestos propios basados en el cruce de lenguas y expresiones aporteñadas. El tema tardó mucho tiempo en aparecer en un disco: recién en 1997 formó parte de “Grabaciones encontradas II”, de Andrés Calamaro y en 2000 formó parte del compilado Obras Cumbres de Sumo.
En cada conversación /Cada beso cada abrazo /Se impone siempre un pedazo /De razón
El cruce Calamaro-Prodan-Lupo constituye, tal vez, una de las apropiaciones más emblemáticas del tema “Años” en la Argentina, en tanto fue la única que se produjo desde el rock y selló el nexo del cubano con otros rockstars como Charly García y Fito Páez, con quienes profundizó una estrecha amistad. Otras significativas versiones provinieron de un espectro más afín a Pablo Milanés, como los recitales de Mercedes Sosa donde el público solía corear el tema hasta el infinito.
La Negra había incluido la canción en los históricos recitales que dio en el Teatro Ópera entre el 18 y el 28 de febrero de 1982 -regresada del exilio y aún con la dictadura militar en el poder- con arreglos y dirección musical de José Luis Castiñeira de Dios. En dichos recitales también interpretó “Sueño con serpientes”, de Silvio Rodríguez. Los trovadores cubanos habían sido prohibidos por el régimen militar, por lo que el Ópera fue la primera difusión masiva de esos autores en la Argentina. Luego, Mercedes Sosa hizo una versión con el brasileño Raimundo Fagner y versionó otros temas de Milanés como el exquisito “El tiempo, el implacable, el que pasó”.
Pablo Milanés siempre ha incorporado “Años” en sus masivos conciertos en el país. Uno de los momentos más emotivos fue cuando en 2004 el trovador cubano cantó ante un Luna Park repleto. El estadio se sacudió cuando Milanés le pidió a Mercedes Sosa que cantara el tema “Años” desde su butaca, como espectadora. “Le alcanzaron un micrófono y se produjo el milagroso contrapunto entre la cantante ubicada en la platea y el cubano en el escenario. Al final, todos los invitados, incluido el músico cubano, se inclinaron ante la ´reina´ de la canción latinoamericana”, escribió el periodista Gabriel Plaza en una crónica de aquella época.
De generación en generación, “Años” se convirtió en uno de los mayores clásicos de América Latina. El tema del paso del tiempo ha sido una recurrencia del cubano, que escribió otras gemas como “Ya se va aquella edad”, “Los años mozos” o “El tiempo, el implacable, el que pasó”. Pero “Años” sacudió una fibra. Más de cincuenta años de trayectoria, con cerca de sesenta discos y giras por todos los continentes. Pablo Milanés es una leyenda viva pronta a cumplir 80 años, uno de los más notables cantantes del mundo, que pasó por 29 cirugías, trasplantes de órganos y enfermedades de tipo renal y ósea desde la década del 90 -el cuerpo sufre el desgaste, y el propio Milanés, consciente de su insoportable levedad física, se asume como una especie de Highlander-; que aún con su apariencia frágil, su voz, esa voz que cuando sale es un torrente capaz de llevarse puesto un teatro, sigue escuchándose nítida, redonda, excepcional. Ese prodigio universal que es uno de los tesoros más singulares de la canción popular latinoamericana.
Y hace un tiempo, como quizás no podía ser de otra manera, “Años” se volvió a cantar, sí, por enésima vez, pero ahora en una versión al estilo son cubano en la que su hija Haydée Milanés grabó a dúo con Pedro Aznar en el álbum Amor. Edición Deluxe (2019), siendo uno de los homenajes más entrañables y bellos que el autor de “Yolanda” y “El breve espacio en que no estás” haya recibido.
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