La droga más poderosa de la actualidad es un opiáceo sintético 30 veces más fuerte que la heroína al que le adjudican las muertes de Prince y Tom Petty
‘Las giras y el estudio son los únicos lugares en los que me he sentido completamente bien”, le dijo Tom Petty a Rolling Stone el verano pasado, en referencia a su última y agotadora gira por Estados Unidos, que marcó el 40º aniversario de los Heartbreakers. Pero la vida en la ruta no era fácil para él. Petty se pasó todo el tour de 53 fechas luchando contra un dolor severo ocasionado por una fractura en su cadera izquierda. Lo superaba con analgésicos, y usaba un carrito de golf para moverse en el backstage. “Tom estaba enfermo”, dice su amiga Stevie Nicks. “Debería haber cancelado esa gira. Pero Tom siempre quería atravesar el camino.”
En octubre, una semana después de la última fecha en el Hollywood Bowl, Petty estaba muerto. El músico de 66 años había tenido una sobredosis accidental, causada por la mezcla de una variedad de medicamentos. La familia de Petty culpó al fentanyl, un opiáceo sintético extremadamente potente, entre 30 y 50 veces más poderoso que la heroína, según la DEA. Más allá de haber tenido una historia previa de consumo de opiáceos, le habían recetado un parche de fentanyl para que lo ayudara con su dolor y, además de ese parche, también encontraron en su sistema otros dos derivados, más peligrosos, de esa droga. “Esos son ilícitos”, dice la Dra. Nora Volkow, del National Institute of Drug Abuse. “Se consiguen en el mercado negro.” (La familia de Petty se negó a comentar para esta nota.)
En gran medida, la sobredosis de Petty es un espejo de la de Prince , ocurrida un año y medio antes. Prince también estaba tomando esa droga mientras lidiaba con una lesión en la cadera, probablemente ocasionada por años de agotadoras interpretaciones en vivo. Durante la última década, el fentanyl también fue un factor determinante en las sobredosis fatales del ex guitarrista de Wilco Jay Bennett, el guitarrista de 3 Doors Down Matt Roberts y el bajista de Slipknot Paul Gray. En noviembre pasado, el rapero en ascenso Lil Peep murió a los 21 años tras tomar una combinación de fentanyl y Xanax. “Es tremendamente fuerte”, dice la hija de Petty, Adria, quien está planeando una campaña en contra del fentanyl. “No queremos que esto le pase a nadie más. Descubrimos que es la peor sensación que podés tener: perder a alguien que amás sin ninguna razón.”
Más allá de la industria de la música, el fentanyl apareció como la droga nueva más poderosa en una generación. De las alrededor de 65.000 sobredosis fatales sufridas por opiáceos en Estados Unidos en 2016 (según la encuesta más reciente) un tercio estaban relacionadas con el fentanyl, el doble de la cantidad del año anterior. La droga superó a la heroína como la causa principal de muertes por sobredosis, y los datos muestran que las muertes por sobredosis de fentanyl crecieron un 30% entre julio de 2016 y septiembre de 2017.
El fentanyl fue inventado en 1959 para ayudar a que los pacientes de cáncer lidiaran con dolores post quirúrgicos intensos. En estos días, se lo receta en forma de caramelo o de parche, que libera lentamente la dosis a través de la piel, y se lo usa típicamente durante un par de días después de una cirugía importante. Aunque es ilegal en formato píldora, las pastillas de fentanyl en el mercado negro se han vuelto muy comunes en la última década. Esto pasó luego de que los doctores redujeran la prescripción de OxyContin en 2007, cuando el gobierno demandó a sus productores por engañar a los clientes acerca de los riesgos de adicción. Los consumidores de opiáceos tuvieron que buscar en otra parte, y se inclinaron por la heroína, que los vendedores empezaron a mezclar con fentanyl para una acción más rápida y un efecto más potente, eufórico y adictivo. La sobredosis fatal con fentanyl puede ocurrir en apenas un minuto. “La dosis que se requiere es minúscula, como un grano de sal”, dice Volkow. “Una pequeña diferencia en el contenido puede implicar que alguien se muera. Necesitás un laboratorio muy sofisticado para medir una concentración que sea segura.”
Las pastillas pueden costar 10 dólares y se consiguen en Internet. “Parecen legítimas”, dice la hija de Tom Petty.
La potencia de la droga puede implicar una nueva amenaza para los consumidores frecuentes: antes, “alguien tenía una sobredosis, y había tiempo suficiente para meterlo en una bañadera o mantenerlo en movimiento hasta que llegara a la sala de emergencias”, dice Gene Bowen, un antiguo manager de giras y fundador de Road Recovery, una organización de asistencia a músicos con problemas de sustancias. “Ahora no es más así. Se pueden morir en 20 minutos.”
Los opiáceos están en el negocio de la música desde hace décadas: entre las drogas encontradas en el cuerpo sin vida de Elvis Presley en 1977 estaban la codeína y el Percodan. Pero el ascenso del fentanyl en la música quizás tenga raíces más profundas. Los artistas están saliendo de gira más que nunca antes en la historia. “El estrés de las giras es muy difícil, pero ahí es donde está la mayor parte del dinero”, dice Harold Owens, director sénior de MusiCares, el programa de asistencia vinculado a los Grammy. “Es físicamente horrible. No comen bien, no se cuidan...”
Muchos de estos grupos que encaran giras pesadas (a una edad que en otras profesiones sería para retirarse) tienen que lidiar con los efectos de largo plazo de una vida en la ruta. David Crosby, 76, dice que sale de gira por necesidad, “o, de lo contrario, no sería capaz de mantener a mi familia. No tengo ahorros”. Evita los analgésicos para su dolor de hombros por miedo a una recaída: “Tengo [analgésicos]. Los llevo encima. Pero tengo el mismo frasco hace tres años. Así de raro es que los tome.”
Prince supuestamente se volvió adicto al Percocet después de una cirugía de cadera en 2010. “Saltar de esos pianos o amplificadores no es un buen augurio para nadie”, dice el tecladista Morris Hayes, director musical de Prince desde 1992 hasta 2012. “Pero no es algo de lo que él hablara. Si se le prendía fuego la cabeza, le ponía un sombrero arriba y seguía moviéndose.” Sheila E., amiga de Prince, agregó: “Sentía dolor todo el tiempo, pero él era un intérprete... Pensá en todos los años en los que se la pasó saltando desde arriba de las plataformas”. Cuando Prince fue encontrado muerto en un ascensor en su casa en Paisley Park en Minnesota en 2016, las pruebas revelaron una cantidad extraordinariamente alta de fentanyl en su hígado y su estómago. No tenía ninguna receta a su nombre para la droga, pero pensaba que estaba tomando Vicodin. Cuando allanaron su casa, los investigadores encontraron una botella con 49 pastillas obtenidas en el mercado negro, cuyas pruebas revelaron que tenían, en parte, fentanyl.
Los expertos dicen que Prince probablemente no supiera lo que estaba tomando. “Te garantizo que Prince no decía: ‘Estoy tomando fentanyl’”, dice Scott Bienenfeld, un psiquiatra especialista en adicciones que trabaja con músicos. “La mayoría de mis pacientes tienen dolor, y alguien les dio fentanyl como algo extra: ‘Ya tomaste OxyContin, ahora tomá esto’.” Este tipo de pastillas se hacen en laboratorios en China y México, y se las puede pedir fácilmente por Internet. Las pastillas con compuestos de fentanyl pueden costar apenas 10 dólares. “Parecen pastillas legítimas”, dice Adria Petty. “Las víctimas no tienen ninguna idea de que están tomando fentanyl.”
En abril, después de una investigación de dos años, las autoridades de Minnesota anunciaron que nadie sería acusado por la muerte de Prince. “No hay evidencias confiables que muestren cómo fue que Prince consiguió el Vicodin falsificado que contenía fentanyl”, dijo Mark Metz, un abogado del estado. “La conclusión es que, sencillamente, no tenemos las pruebas suficientes como para acusar a nadie por un crimen relacionado con la muerte de Prince.” Desde entonces, la familia de Prince ha iniciado una demanda contra un hospital en Moline, Illinois, por no haber diagnosticado apropiadamente otra sobredosis que sufrió Prince seis días antes de su muerte, de lo que probablemente hayan sido las mismas pastillas que lo mataron.
Chris Cornell, el cantante de Soundgarden, batalló con problemas con opiáceos antes de su fallecimiento, ocurrido el año pasado. Su muerte (causada por una asfixia relacionada con un ansiolítico recetado, el Ativan) llevó a su mujer, Vicky, a combatir públicamente contra los opiáceos fuertes. “La única forma de resolver esto es que los médicos se involucren activamente”, dice. “Tiene que ser parte del entrenamiento médico.”
La familia Petty está trabajando en planes, que anunciarán pronto, para ofrecer ayuda a familiares y adictos. “Queremos llegar a la gente que tiene problemas de dolor crónico, de adicción a los opiáceos, y crear conciencia de la fuerza de estas drogas”, dice Adria.
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