Repaso por el material de estudio del grupo más sofisticado de los 70, desde sus hits sarcásticos hasta sus fantasías de jazz
Tenés que tenerlo
‘Pretzel Logic’ - 1974
Walter Becker y Donald Fagen eran unos compinches simbióticos que se conocieron cuando estudiaban a fines de los 60, y se hicieron amigos a partir de su amor por el jazz, Bob Dylan y escritores posmodernos como Kurt Vonnegut y John Barth. A los pocos años, emergerían como uno de los grupos de rock más sofisticados de los 70. “Trabajábamos juntos en la música y las letras, inventábamos personajes, agregábamos chistes musicales y verbales, fumábamos cigarrillos turcos”, recordó alguna vez Fagen. Su tercer disco, Pretzel Logic, es la realización casi perfecta de su ideal de rock & roll extraño y hermoso: “Rikki Don’t Lose That Number” construía un hit radial sobre un arreglo de piano del gran genio del bop Horace Silver, y hay tributos a Charlie Parker y Duke Ellington. Pero el poder del disco reside en la forma en la que equilibra el cinismo noir moderno de L.A., como en “With a Gun”, con la belleza sentimental de “Any Major Dude Will Tell You”.
‘Katy Lied’ - 1975
Steely Dan trató de ser una banda desde el principio pero, para 1975, el perfeccionismo de Becker y Fagen había asustado a todo el mundo, a excepción de los guerreros sesionistas más experimentados. La grandilocuencia concisa de canciones como “Bad Sneakers” y “Doctor Wu” le da a este disco conmovedor su resonancia. El highlight: “Black Friday”, una imagen bailable de un apocalipsis financiero.
‘Aja’ - 1977
Este es el punto más alto de la obsesión de Steely Dan por el estudio (después pasaron años sin tocar en vivo). El groove de “Black Cow” es supersuave, y “Deacon Blues” es una oda al perdedor mítico al estilo de Jack Kerouac. Como complemento, buscá en YouTube el episodio de Classic Albums de VH1 acerca de este disco, donde Becker y Fagen se burlan de todos los solos de guitarra que descartaron para “Peg”, antes de romperla con una viola con tintes hawaianos de Jay Graydon.
Material Selecto
‘Can’t Buy a Thrill’ - 1972
En su debut, los Dan todavía seguían en la búsqueda. Acá, le ceden la voz al hippie David Palmer. Abundan los logros, como la sarcástica y melancólica “Brooklyn”, la primera letra de rock que hace referencia al golf.
‘Countdown to Ecstasy’ - 1973
Empezando con el swing ensangrentado del piano de “Bodhisattva”, el segundo LP de los Dan es el más oscuro, poblado por muchachos con navajas y –en “Pearl of the Quarter”– una prostituta con un corazón de cristal. Incluso el hit “My Old School” termina tratándose de un arresto por posesión de drogas en una universidad. Un bajón.
‘The Royal Scam’ - 1976
Los grooves se estiraron un poco demasiado en el quinto disco, y las canciones se pusieron un poco demasiado finitas. Pero hay películas enteras en temas como la odisea de un dealer de “Kid Charlemagne” y “Sign in Stranger”, un western en el espacio exterior.
‘Gaucho’ - 1980
Para su último disco antes de un descanso de 19 años, transformaron su estudio en una sala de operaciones. Pero ni ese malestar antiséptico sofoca la gracia de “Babylon Sisters” y “Hey Nineteen”.
Para una inmersión
‘Two Against Nature’ - 2000
Después de su larga pausa restauradora, los Steely Dan volvieron, no tan bien como en sus picos de los 70, pero todavía capaces de hacer que una frase como “Crepito como un isótopo/Estoy prendido fuego” sea suave de tararear entre sorbos solitarios de tequila.
‘Everything Must Go’ - 2003
Su último disco miraba a los ojos a la muerte (“The Last Mall”) y el divorcio (“Things I Miss the Most”) con una resignación deliciosa. Y “Slang of Ages” tiene una voz extraña y arisca de Becker, quien falleció el año pasado. QEPD.