La cultura europea, en guerra contra YouTube
Los artistas pidieron "protección" y un reparto "más justo"
MADRID.- Firmado, Paul McCartney. Y Pedro Almodóvar. Y Albert Uderzo. Seguramente, el presidente de la Comisión Europea reciba muchas cartas. Pero en las últimas semanas, en el buzón de Jean-Claude Juncker, se están acumulando varias misivas peculiares. Llevan, como remitente, los nombres de cientos de estrellas. Y todos piden lo mismo: que la Comisión actúe para garantizar un reparto "más justo" de los ingresos digitales y los "proteja" frente a YouTube. Los creadores consideran que el sitio de videos les paga un porcentaje mínimo de los beneficios millonarios que saca gracias a sus obras.
La última carta, enviada esta semana, amplía la batalla. Tras las presiones de los músicos, esta vez la lista de firmantes incluye figuras de todo el panorama artístico: cineastas, dibujantes y escritores. España es uno de los países más representados, con casi 200 profesionales, de Alejandro Sanz a Joaquín Sabina. En una Europa que se prepara para reformar el copyright, las artes gritan "basta" y piden un encuentro con Juncker: "Estimado presidente, solicitamos que su propuesta legislativa sobre derechos de autor sea un reflejo de las necesidades de los creadores y su lucha por conseguir un trato justo a cambio del uso de sus obras online".
La guerra recrudece ahora, pero viene de lejos. Tanto que las respectivas argumentaciones ya están instaladas en dos trincheras. Los artistas destacan que en la era de Internet sus creaciones se consumen más que nunca, pero sus ingresos apenas lo han notado. Y acusan a YouTube de enriquecerse a sus espaldas y de beneficiarse de la piratería. "Los actores dominantes del mercado son plataformas creadas a partir de contenidos subidos o agregados por los usuarios que apenas ofrecen remuneración por nuestro trabajo", ataca la última misiva. La pelea trasciende la UE, ya que divos como Taylor Swift o Elvis Costello han trasladado la misma queja al Congreso de los Estados Unidos.
El portal de Google contraataca: asegura que desde 2009 ha pagado más de 2500 millones de euros a los creadores y que su programa Content ID ha anulado los daños de la piratería. Este sistema identifica los videos que violan el derecho de autor y ofrece dos opciones al legítimo propietario: eliminarlos o beneficiarse de los ingresos publicitarios que su visionado genere. "Hoy, la industria musical escoge dejar y monetizar el 95% de esos videos", agrega un vocero de YouTube.
El enredo se complicó esta semana por la publicación del "estudio basado en datos más amplio que se haya hecho nunca sobre YouTube", al menos según lo afirma Midia, la compañía que lo realizó, ya que el portal nunca hace públicas sus cifras. El informe se centra en la música y ofrece una marea de números y conclusiones que ambos bandos pueden usar como flechas en su arco.
El estudio afirma que YouTube repartió 660 millones de euros a la industria musical por derechos de autor en 2015, un 11% más que el año anterior. Sin embargo, sus visionados musicales aumentaron un 132%, hasta 751.000 millones, por lo que en proporción el gigante de Google está pagando menos a los artistas: de 0,0017 a 0,0008 euros por cada arranque de video. YouTube no confirma las cifras -a preguntas de este diario, rechaza proporcionarlas-, pero destaca otros aspectos del informe. Ante todo, que tres de cada cuatro accesos ya son a obras autorizadas, lo que reduciría la importancia de la piratería en su sistema. Además, consideran desde YouTube, analizar sus datos según la cantidad de clics es "un error".
He aquí una diferencia clave: los servicios de suscripción en streaming como Spotify pagan a los artistas según los streams (cada arranque de escucha) de sus obras. De ahí que este portal acabe repartiendo el 83% de sus ingresos a los creadores, según el estudio de Midia, que considera su modelo "insostenible". YouTube, en cambio, está basado en los anuncios: paga a los creadores un porcentaje (para la música, el 55% de los ingresos relacionados con su escucha, según el informe), sobre todo en función de la recaudación por publicidad. Ambos formatos, eso sí, comparten el odio de muchos artistas: algunos han protestado retirando sus temas y el líder de Radiohead, Thom Yorke, ha llegado a comparar Spotify con "el último pedo de un cuerpo agonizando" y a YouTube con "el expolio nazi".
La opinión del estudio de Midia, en cambio, es más equilibrada: "YouTube es a la vez el elemento más valioso del panorama musical digital y la amenaza más destructiva para la sostenibilidad del sector". Así que el propio estudio se cierra con una pregunta: "Entonces, ¿cómo se resuelve un problema así?" Menudo dilema, estimado presidente Juncker.
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