La cuarentena de Elena Roger: "Comienza a pasar el tiempo y nos preguntamos: ¿de qué va a vivir el artista?"
Elena Roger es la intérprete que un día Andrew Lloyd Webber escuchó en el living de su casa en Londres, junto a Tim Rice, y la convocó para reinventar a Evita en una versión actualizada al siglo XXI de su famoso musical. Elena también es la que se pone la ropa de Mina y la de Piaf. Y la que en sus comienzos, allá por 1995, bailaba en El Jorobado de París que versionó Pepe Cibrián. Y es la que encara las canciones de Piazzolla y Ferrer junto al grupo Escalandrum, y la que vuelve a grabar con esta misma banda una exquisita producción doble dedicada al repertorio de María Elena Walsh.
Elena es muchas voces en una. Incluso, la de sus discos en solitario. Pero la Roger de todos los días es la que, en plena cuarentena por el coronavirus hace dormir la siesta a su hijo de 2 años, sienta frente a la pantalla de la compu a su hija de 6 para una clase online de inglés y toma el teléfono para pensar (y pensarse) en estos tiempos de pandemia.
"Está buenísimo hablar con alguien que no es de la familia –arranca y se ríe-. No es fácil. Además, tengo padres que necesitan cuidados. Una tía mía italiana me contó que su hija había empezado a dejarle la comida en la puerta. Ahí ya nos dimos cuenta de que no era joda. Al principio me pareció grosso para mirarse internamente y hacer más contacto con familiares, cosa que no es algo menor. Y aparecieron las videollamadas. Pero cuando comienza a pasar el tiempo nos empezamos a preguntar de qué va a vivir el artista. Yo tenía que grabar una serie; en mayo habrían sido los ensayos, pero se corrieron para julio. Un mes puede ser divertido, entre comillas, pero luego pensás en quienes están en peores condiciones que vos, en el que tiene que salir sí o sí, en el que no puede salir y no tiene plata ni subsidios. Y aquí estamos: todos en la misma pero con situaciones muy distintas", resume.
—¿Para entretener a tus hijos les hacés escuchar el disco con canciones de María Elena Walsh que grabaste con Escalandrum y publicaste hace muy poquito?
—Todo el tiempo –dice mientras recorre las habitaciones de su casa para ver dónde quedó el libro de inglés de su hija-. Bailamos todos juntos con "El reino del revés". Armamos una hamaca en casa y nos ponemos a escuchar las canciones. Me parece que es muy bello el disco de niños [son dos álbumes, El reino del revés, para chicos y Como la cigarra, para grandes]; para los niños y para disfrutar en familia. Qué lindo, pensé, para un sábado a la mañana mientras preparás el desayuno.
—Seguramente habría varios planes para este disco. En principio una presentación en junio que habrá sido cancelada.
—Teníamos giras programadas con Escalandrum por este disco y por el que grabamos con música de Piazzolla. No sabemos cómo va a evolucionar todo. Cómo va a ser, por ejemplo, tomarse un avión y entrar a los Estados Unidos. Si antes era difícil porque te ponían cara cuando veían tu pasaporte sudamericano, ¿cómo será a partir de ahora? Para entrar a cualquier país, en realidad. No sé cómo haremos si queremos vivir como lo hicimos hasta hoy.
—¿Habrá que rehacerse?
—En algún momento quizá no se pueda ir a ver teatro pero tal vez se puedan reunir diez actores en un teatro para hacer una obra por streaming. Ya venimos haciendo un proceso de trabajo desde el hogar. Ya hay mucha gente que lo venía haciendo, otros lo tendremos que hacer a los golpes. Ahora estamos en una espera, con un invierno todavía por delante, aunque no sé si será muy frío. Hay que ver el día a día. Vivamos el hoy. Planes para el futuro todavía no podemos hacer. Este es un mundo nuevo. Una opción es crearse el mundo nuevo en la cabeza, imaginarlo. Si muchos imaginan lo mismo eso es algo que se crea. No veamos lo peor de esto. A veces uno puede tener un día malo. Pero los que puedan, no dejen de hacer ejercicio, reír, ver el lado positivo. También, para no enfermarse. Porque aunque no salgas te podés enfermar de muchas cosas, no sólo de Covid-19.
Vivamos el hoy. Planes para el futuro todavía no podemos hacer. Este es un mundo nuevo. Una opción es crearse el mundo nuevo en la cabeza, imaginarlo
—¿Este tiempo te ayudó a pensarte como artista?
—Estuve trabajando para que la gente conozca más mi material. Porque soy un bicho de escenario pero no soy mediática ni estoy encima de las redes. Me encantaría que todo el mundo sepa de este nuevo disco. No por la cantidad de escuchas, porque no sé qué cantidad tenés que tener para poder mantenerte con eso. Siento que, desde que nacieron mis hijos, pienso en poder hacer algo con las canciones de María Elena. No podemos salir a tocar en vivo pero ya vamos a buscar la manera, con alguna aplicación. Más allá de todo esto, me interesa que la gente lo escuche porque es un disco muy feliz. Es una compañía, los chicos se divierten y nosotros lo llevamos dentro porque los de nuestra generación escuchamos a María Elena. Ahora, quizá, de una manera más sofisticada, pero siguen siendo las canciones de María Elena. Musicalmente es algo muy rico.
—Recién dijiste que en el disco "sigue estando María Elena". ¿Qué te pasó con espectáculos como Piaf y Mina... che cosa sei?
—Fui delineando mi carrera con lo que venía y cómo a mí me resultaba. Para cantar los temas de Mina tenía que hacerlo como ella. No como una imitadora, pero sí en el estilo. De hecho, de chica yo escuchaba mucho ese tipo de canciones. En el Winco de mi mamá se pasaban muchos long plays, desde Palito Ortega y música del Festival de San Remo hasta ópera. Pasaba mucho tiempo en esa salita donde estaba el Winco. Por eso me hubiera resultado difícil hacer un espectáculo sobre Mina siendo muy distinto a ella. A veces algunos me han dicho que sonaba un poco como cuando cantaba Piaf. Y sí, era yo. De María Elena escuché mucho las canciones para niños. Y ahora me morí cantando "La pájara pinta". De alguna manera sale algo actoral.
—¿Si no tuvieras la herramienta actoral habría sido más difícil?
—Comencé haciendo danza y a los quince empecé a cantar. A mi mamá no le gustaba que hiciera arte dramático. Recién cuando terminé el secundario estudié un poquito allá y otro poco acá. Pero aprendí mucho sobre el escenario. El baile me llevó al escenario y el canto me llevó a la actuación, con los musicales. A partir de Los Miserables empecé a mejorar a la actriz y a meterla en las canciones, sobre todo para hacer comedia musical.
—¿Por qué decidieron hacer dos discos con la obra de María Elena?
—Fue por el manager de Escalandrum. Después de 3001 Proyecto Piazzolla empezamos a pensar qué podríamos hacer. A Horacio Sarría se le ocurrió este homenaje a María Elena, que este año cumpliría 90 años. Y pensamos que no había que hacer sólo el repertorio para niños. Es un repertorio muy grande, pudimos haber grabado veinte canciones más. Cuando podamos meternos en un estudio de grabación otra vez, lo haremos. Hay climas muy bellos, todos los temas tienen algún detalle.
—¿Qué le recomendás al que escucha?
—Más allá de los temas que tienen toques más jazzísticos, me pregunto si les gustará la versión de "La vaca estudiosa". Es distinta de como la cantaba María Elena, con un power interesante. Me gustó "Manuelita" , que tiene una sorpresa cuando viaja a París. Del disco para grandes me mata "Canción de cuna para gobernantes". También "Oración a la justicia", "Alba de olvido" y "Barco quieto" que tienen muy buenos climas. Y ni hablar de "Como la cigarra", que termina diciendo "cantando al sol", sin la estrofa completa y con la marcha triunfal de [la ópera de Verdi] Aida detrás. Los quiero a todos. Los que están son muy disfrutables todos. Elegir a María Elena fue redescubrirla. Es súper actual. Es un lindo ejercicio escuchar los originales y luego las versiones que hicimos nosotros. ¿Por qué elegimos un repertorio y no otros? Hay que pensar en lo que uno va a producir con eso que canta. También es algo que se va descubriendo a medida que se hace.
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