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La cantante de jazz
Tiene una voz reconocible, un depurado estilo personal y una inextinguible timidez que no impidió que vendiera más de 17 millones de discos con su álbum debut
Un estilo personal, una voz reconocible, dos discos exitosos y una timidez inextinguible definen a la talentosa cantante y pianista Norah Jones, que se presentará el sábado y el domingo próximos en el Luna Park.
Llegará a la Argentina con su banda acústica, la Handsome Band, con la que hará un concierto basado en sus dos discos: "Come Away With Me" y el reciente "Feels Like Home". A los 25 años, Jones encarna uno de los mayores fenómenos discográficos de las últimas décadas, ya que su debut vendió 17 millones de discos y ganó siete Grammys. Para ser el comienzo, la historia le salió excelente.
Mientras que las ventas discográficas en el mundo cayeron, en 2003, en 32 millones de placas, ella suma millonarias ventas y es la niña mimada de una industria que no consigue recuperar sus pasados niveles de esplendor.
Su suavidad al hablar y el timbre adolescente de su voz no le impiden ser taxativa, como cuando afirma: "Las discográficas a veces tienen ideas estúpidas".
Cálida, a medida que avanzó la conversación dejó entrever una sencillez despojada, casi como una antiheroína del show business. "Es obvio que no hago jazz, sólo compongo canciones, aunque me formé para ser una pianista de jazz", dice la artista.
Viene de una temporada de descanso en su hogar y, aun sin haberse ido, ya parece extrañarla. "Sé que la voy a pasar bien en las giras, son muy buenas, pero preferiría quedarme componiendo en mi casa", asegura.
Norah Jones estará acompañada por la Handsome Band, integrada por Adam Levy y Robbie McKintoch en guitarras, Lee Alexander en bajo, Andrew Borger en batería y Daru Oda en coros.
La cantante comenzó sus estudios artísticos en Texas, tras una corta estada en el Summer Camp, de Michigan.
"Tenía 14 años y fue idea de mi madre que estudiara en una escuela de arte. Pensó que sería bueno para mí, y aunque reconozco que fue una experiencia maravillosa, al comienzo no tenía nada de ganas de ir a ese colegio", afirma, y a medida que trascurre la charla su voz toma un tono amistoso, casi cómplice.
Dice que comenzó a tener relación con los instrumentos a los siete años: quería tocar jazz en el piano.
Hacia 1999 viajó de Texas a Nueva York, donde vivió de su trabajo como mesera y de pequeños shows haciendo un repertorio de standards. "La historia es simple. Me ofrecieron un departamento en Nueva York y decidí aceptarlo. Se suponía que tenía que volver a casa e ir a la universidad, pero no lo hice. La estaba pasando muy bien: incluso conseguí algunos shows. También tuve que trabajar de mesera para juntar dinero. Hoy diría que en ningún momento pensé en volver a mis estudios en Texas. Quería hacer música, no estudiar.
-¿Fue en Nueva York donde conociste a Jesse Harris?
-Lo conocí en Texas en abril de 1998. Por entonces estaba en la universidad y él vino a Dallas para hacer un show. Nos hicimos amigos y nos mantuvimos en contacto. Cuando vine a Nueva York ya conocía a algunas personas. Desde el primer momento, Jesse Harris me alentó a que me quedase en Nueva York haciendo música. Mi madre, de hecho, le echó en cara a Jesse que me hubiese quedado aquí.
-¿Fue entonces cuando empezaron a tocar juntos?
-No, salíamos, no tocábamos juntos. El estaba escribiendo canciones y yo hacía jazz e intentaba cantar standards. Fue recién un año y medio después cuando empecé a tocar con él. No había pensado en hacerlo, pues hacíamos cosas muy diferentes.
-¿Cómo fue que llegaste a grabar?
-A Lee Alexander (su novio) lo conocí mientras tocaba jazz; fue él quien me presentó a una amiga que trabajaba para EMI, me vio tocar y propuso ficharme para Blue Note. Fueron amables, pero no estaban seguros de querer contratarme. Yo todavía no sabía qué era lo que estaba haciendo (ríe). Los del sello me dieron un poco de dinero para que hiciese algo en el estudio, un monto pequeño como para grabar un demo, y entonces en lugar de hacer jazz en el piano, que me resultaba sencillo, decidí junto con Harris llevar adelante un proyecto que teníamos juntos. Así fue como aparecieron esos demos y ahí nació "Come Away With Me".
-¿Y entonces?
-Durante un tiempo no estaban seguros, y yo tampoco. El resultado de la grabación no era demasiado jazzístico, y es un sello de jazz. Pasó un tiempo, se decidieron y lo hicimos.
-¿Cómo definirías tu música ahora?
-Qué sé yo, son simplemente canciones. Creo que son entretenidas. Tengo influencias musicales muy diversas y creo que todas ellas emergen en lo que hago, pero no lo llamaría jazz, porque no lo es.
-Hablaste de influencias, ¿cuáles son?
-Un montón. Soul, jazz, Ray Charles, Aretha Franklin, música country. Todos los años descubro algo nuevo que me encanta, que me obsesiona y que me resulta excitante. Hay tanta música dando vueltas que siempre voy a encontrar algo que me fascine.
-En tu segundo disco gran parte de las letras las escribiste con Lee Alexander?
-El escribió la mayor parte de las letras en las que figuramos juntos.
-¿Cómo fue ese proceso?
-Depende de cada canción. A veces yo tengo una idea pero sólo tengo dos versos y necesito otros, y él la escucha y se le ocurre lo que falta o a veces es al revés: él tiene una idea, pero necesita un puente para la canción y se me ocurre a mí. Es distinto cada vez.
-¿Cómo conciliás tu mundo musical y afectivo con tanta exposición?
-Es raro, la verdad es que me gustaría tomarme unas largas vacaciones.
"Era una idea estúpida"
Una de las extrañas anécdotas que se dispersaron por el mundo en los últimos años involucra a Norah Jones. Concretamente, se decía que había intentado detener la venta de su disco "Come Away With Me" aterrada por la enorme difusión de la placa.
-Existe una versión que sostenía que pediste detener la venta de tu primer disco. ¿Fue así?
-No, no intenté detener las ventas, sino que puse un freno a la discográfica para que no se excediese en la promoción. El disco se estaba vendiendo maravillosamente bien. Todo salía bien. A veces tienen ideas estúpidas. No estaba tratando de parar las ventas del LP, sólo intentaba evitar que hiciesen cosas estúpidas.
-¿En qué consistían las "ideas estúpidas"?
-Querían hacer un remix de una canción de "Come Away With Me" para ponerla en la radio.
-¿Pero no lo hicieron?
-Lo peor es que lo hicieron igual y pensaron que yo lo iba a aprobar. Es más, era horrible.