“Un vestido y un amor” nació como un intento arriesgado de pedir disculpas, después de una larga noche que iba a terminar con un abrupto y temprano final; el resultado no solo marcó el comienzo de 11 años de relación sino que dejó una historia que el rosarino gusta narrar
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Fito Páez vivió una renovación plena entre su séptimo disco y el octavo. Acorde al cambio de aire propio de la llegada de una década nueva, el músico rosarino pasó de exorcizar demonios internos y hacer el luto a su relación con Fabiana Cantilo (la destinataria de “Fue amor”, nada menos) en Tercer mundo (1990), a pegar un giro radical en su vida y su mirada del universo tan solo dos años después. Entre una instancia y otra, la llegada de una nueva persona a su vida, que no sólo devino en el eje central de su siguiente disco, sino que además tuvo una canción que narró el nacimiento de ese vínculo.
Desde el título mismo, El amor después del amor fue el disco en el que Páez retrató el recambio entre el fin de una relación sentimental y el nacimiento de su vínculo con Cecilia Roth. El fin de una historia dio comienzo a otra, y también la posibilidad de descubrir un estadío superior: no era la noción de amor a la que estaba acostumbrado, era algo posterior a él. Y si el tema homónimo era alusivo a ese estado constante de bienestar después de tiempos lúgubres, el paso siguiente era contar cuál había sido el kilómetro cero de esa historia compartida.
Páez conoció a Roth en 1991, en una fiesta en Punta del Este. La actriz, que en ese momento vivía en España, llegó a la fiesta con una apariencia imponente, y acompañada por su entonces marido, el empresario Gonzalo Gil. O, dicho en otras palabras, tenía un vestido y un amor, y la relación entre ambos comenzó meses más tarde, luego de la separación de ella. Cuando el vínculo tomó conocimiento público, agarró a mucha gente por sorpresa, incluido al propio Fito. “Yo no tenía 30 años, no podía entender cómo una chica tan hermosa se había fijado en un sujeto como yo. Sin embargo, aquello llegó a suceder”, explicó al público en un show en el Planetario antes de interpretar esta canción.
Y si “Un vestido y un amor” tenía que ver con Cecilia Roth, de algún modo también estuvo involucrada en su creación. Una noche, Páez recibió una invitación de parte de Charly García para ir a tocar el piano a un bar, y lo que iba a ser una salida de algunas horas se extendió bastante más de lo planeado. Fito regresó a las diez de la mañana en lo que el mismo músico llegó a definir como “un estado de indigencia absoluta”. Al contemplar esa imagen, la reacción de Roth fue taxativa, y decidió echar al músico del departamento.
Luego de entregarle una valija para que se llevase sus cosas, Cecilia se dirigió al baño a darse una ducha. Luego de notar que estaba tardando más de lo normal, Fito pensó una solución. En lugar de guardar su ropa, el impulso lo llevó hasta el piano, en donde comenzó a escribir una disculpa en forma de canción. Y no cualquier canción, sino una que justamente hablase de ella, de su reacción al verla por primera vez (“No sé si eras un ángel o un rubí, yo simplemente te vi”), y también una minimización del incidente que había despertado la crisis (“Y cuando me pierdo en la ciudad, vos ya sabés comprender, es solo un rato nomás”). Cuando ella salió de bañarse, la esperaba “Un vestido y un amor”, y se selló la paz.
Con el tiempo, el propio autor pasó a tomar dimensión de lo arriesgada que había sido su maniobra, y también lo satisfactoria que había sido la recompensa. “”Ella me ve, ve eso que llegó a la casa, y me dice: ‘No, acá no, así no, te vas’. Entonces me echó, y mientras hacía los petates, un bolsito con un pianito, unos libros y unas ropas, ella se fue a bañar y perdió un poco de tiempo, se distrajo. En ese interín hice esta canción que se la toqué y viví con ella once años después”, contó el propio Fito cuando se presentó en el Centro de Integración Monteagudo, en un show que dio para personas en situación de calle. A medida que las palabras avanzan, la anécdota es complementaria a la mencionada anteriormente en el Planetario, y así se replican en cada testimonio audiovisual disponible en YouTube. Tres décadas después, Fito sigue siendo alguien orgulloso de una estrategia de un riesgo tan alto como su resultado final.
Acorde al fenómeno de El amor después del amor, el disco más vendido de la historia de la música argentina, “Un vestido y un amor” cobró más vida. Tan solo dos años después de su publicación, Caetano Veloso la hizo propia en su álbum Fina estampa, en 1994, con un arreglo a cargo de Jacques Morelenbaum. Al poco tiempo, también pasó a formar parte de los repertorios de Mercedes Sosa, Ana Belén, Miguel Bosé, Cacho Castaña, el mexicano Edgar Oceransky y el francés Florent Pagny. La relación entre Páez y Roth devino en matrimonio y duró hasta 2001, pero a la fecha su autor todavía sigue consignando el origen de la canción cada vez que puede, una manera de celebrar un rapto de genialidad y perpetuarlo en el tiempo.
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