Nació en Melbourne en mayo de 1968, hace poco más de cincuenta años. En lengua aborigen noongar, su nombre significa "búmeran". En 1988, a los veinte, ya había editado Kylie, un primer disco que incluía al menos tres hits: "Locomotion", "I Should Be So Lucky" y "Got To Be Certain", producidos por los chispeantes Stock, Aitken y Waterman (SAW). Apenas un año antes había cantado a dúo con el director de cine estadounidense John Waters y el público la había amado. En la portada del álbum debut, la hasta entonces actriz australiana de televisión Kylie Minogue aparecía con un extraño tocado por el que asomaba su rubio cabello rizado. "Especially For You", single interpretado por ella y el actor Jason Donovan (que fue su pareja), vendió más de un millón de copias. Los dos se reencontraron, en 2018, para interpretar la pegadiza balada en Hyde Park. A mediados de este año, el lanzamiento de una recopilación de su obra hizo que el nombre de Kylie volviera al punto de partida.
Antes que Britney Spears, Katy Perry o Ariana Grande, Kylie Minogue fue la princesa del pop. "Madonna es la reina y yo me conformo con ser la princesa", declaró con humildad en una ocasión. Tiempo después, Madonna le rendiría homenaje en sus conciertos, al vestir una remera negra que llevaba estampado en plateado el nombre de Kylie Minogue. La estadounidense volvió a usar una prenda similar mientras Kylie sobrellevaba un tratamiento contra el cáncer de mama, en 2005 (razón por la que tuvo que suspender la gira de conciertos que quedó registrada en Kylie Showgirl).
Con recursos vocales limitados (como los de muchas otras cantantes pop, antes y después de ella), enorme carisma, alergia por los prejuicios y capacidad de adaptación en un mundo cambiante, Kylie se volvió récord de ventas y supo conservar una audiencia por décadas. Entre otros, esos atributos se destacan en Step Back in Time: The Definitive Collection, donde se repasan treinta años de carrera a lo largo de cuarenta y dos canciones. El álbum doble lleva por título uno de los éxitos de su tercer álbum, "Rhythm of Love", de 1990.
No es casual que la colección comience con "Can’t Get You Out of My Head", éxito instantáneo del álbum Fever, de 2001, con el que la artista recuperó los primeros lugares de los rankings mundiales y la atención del público, luego de unas experiencias innovadoras aunque no satisfactorias desde el punto de vista comercial. Se puede decir que Impossible Princess (álbum de 1997, cuyo lanzamiento tuvo que retrasarse debido a la muerte de Lady Di y que merece una nueva escucha), en el que colaboraron músicos de Manic Street Preachers, y Light Years (2000), donde Kylie retornaba a la música dance investida de acentos glamorosos, dejaron sus huellas en Fever. En ese disco logró un sonido directo, en el que se amalgamaba la electrónica con la lírica característica de las canciones pop, saturadas de estribillos y coros al borde del kitsch.
A poco de iniciado el nuevo milenio, Kylie entregaba un disco de aspiraciones futuristas y ritmo frenético. Todas las coreografías de los temas de Fever fueron emuladas allí donde hubiera una pista de baile.
La historia que cuenta Step Back in Time no sigue, entonces, un orden cronológico, sino que aparece atemperada por masas de sonido pop donde sobresalen la música disco, las melodías minimalistas, varios remixes y los trabajos en colaboración (con Pet Shop Boys en la reivindicativa "Your Disco Needs You", Robbie Williams en "Kids", Towa Tei, Giorgio Moroder, Paula Abdul, Eumir Deodato, los Scissor Sisters y el legendario "Where the Wild Roses Grows", con su pareja del momento en los años 90, Nick Cave).
Muchas de las exploraciones de la artista, tanto en los trances del eurodisco o el electropop como en el trip-hop ("Confide in Me") e incluso, con menor suerte, en la música country, encuentran lugar en la nueva recopilación. La anterior, de 2012, resultó previa al lanzamiento de discos como Kiss Me Once, de 2014, y Golden, de 2018.
Sexy y divertida
En los seis primeros años de su carrera, Kylie grabó cinco discos. Al mismo tiempo, su voz demasiado aguda y su aspecto naíf evolucionaron a un registro que podía ser sensual y "divertido" (la palabra que más aparece en las reseñas de los discos de su primera etapa) y a una imagen que dejaba atrás la adolescencia, aprendida en el ejercicio cotidiano de las tiras televisivas. Años después se recordaría a sí misma, bajo las órdenes de los productores ingleses SAW, como un títere que no tenía idea de lo que estaba haciendo.
No obstante, dominó pronto las reglas del juego y comenzó a elegir a sus colaboradores, a conocer el efervescente mundo de la música en el Reino Unido y a promocionar sus discos con videos dirigidos ya no por Chris Langham y Pete Cornish sino por Baillie Walsh ("Slow"), Melina Matsoukas ("In My Arms"), Roman Coppola ("Sexercize") y Sophie Muller ("Dancing").
El álbum de transición de Kylie fue Kylie Minogue, de 1994, el primero que grabó para el sello Deconstruction. Jugando con las palabras, es posible fechar el proceso de deconstrucción de la artista en ese momento, cuando empezaba a transformarse en el ícono pop que todos adoran (en especial las comunidades gays del mundo entero) y a tomar distancia de la ruptura sentimental con el cantante de INXS, Michael Hutchence. La crítica lo consideró su disco más elegante, cualidad que ella trataría de conservar de allí en adelante no solo en términos musicales. Para sus giras internacionales, videos y portadas de álbumes, la australiana requirió la ayuda solícita de diseñadores como Stella McCartney, Giles Deacon, Christian Louboutin, Karl Lagerfeld, John Galliano y Dolce&Gabanna. Algunas imágenes de esas obras de arte de la moda vestidas por Kylie aparecen en las páginas de Kylie/Fashion, de 2012.
Después de Fever (que vendió millones de copias en tiempo récord) llegaría el turno de Body Language, de donde provienen "Slow" y "Red Blooded Woman". Las dos canciones merecieron épicos videos al estilo de Kylie, rodeada de bailarines ardientes y escenarios trasmundanos. De X, su décimo disco, grabado luego de los tratamientos de radioterapia para combatir el cáncer, Kylie eligió cuatro singles, entre ellos "Wow" y "2 Hearts".
En Step Back in Time vuelven a sonar hits de Aphrodite, gran disco de 2010 ("All the Lovers" y el inmoderado "Get Outta My Way", ambos producidos por Stuart Price), y canciones que habían aparecido en álbumes de grandes éxitos previamente lanzados, como Ultimate Kylie, de 2004. De Golden, su última producción, de 2018, para la que coescribió todas las canciones y que decidió grabar en Nashville, se seleccionó "Dancing" y "Stop Me from Falling". Como suele ocurrir en las compilaciones de los artistas pop, se incluye también una nueva canción. En este caso, "New York City" es la declaración de amor de Kylie a una ciudad que, como Buenos Aires, Barcelona, Tokio, París y Río de Janeiro, también la ama.
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