Kevin Johansen: "La tan defenestrada globalización, en los últimos veinte años ha hecho que todo nos afecte"
Era raro que, más allá de algunas colaboraciones, el inquieto Kevin Johansen se llamara a silencio por más de tres meses de cuarentena. Pero algo estaba tramando. Lo que tenía entre manos era volver a su espacio cultural La Tangente (protocolo mediante) para hacer, desde el 27 de julio un ciclo de shows con algunos músicos de su banda, pero por streaming y a puertas cerradas, y publicar una nueva canción. El tema se llama "The Available 20’s". Es evocativo de aquellos años locos de posguerra del siglo pasado y un link con esta década que comienza. Claro que, para cuando terminó la canción, el coronavirus todavía no había sido catalogado como pandemia y la cuarentena era solo para los virus de otras épocas o las películas distópicas. Pero aquí está Johansen, con su nueva canción sonando, en tiempos de encierro y de reflexiones.
"Se extraña circular, despertar en los sentidos, el movimiento. Obviamente que uno tiene la posibilidad de tocar en vivo, de hacer streamings, pero todavía la tecnología no está preparada para que puedas tocar con un colega a la vez. Sólo se puede grabar. He participado en algunos. Esto nos agarró de antemano y no es posible hacer toques virtuales simultáneos. Si el protocolo lo va permitiendo haremos algunos shows con otros músicos. Es lo que queremos hacer desde fines de julio en La Tangente, el bar que tengo con unos compañeros. Capaz que, si tenemos suerte y el protocolo lo permite, habrá un par de músicos acompañándome. Pero el vivo se extraña muchísimo, no es joda, el calor del público es real."
-Hoy ese lugar podría ser la proyección de tu casa, al mismo tiempo, sin el feedback del público.
-Obvio. Es un nuevo lenguaje, una nueva forma de conectar que ya no es física. Obviamente es extraña. Lo que nos queda es seguir intentando con esta vía que tenemos a mano. Seguir generando ideas, arte, proyectos, cosas que nos mantengan con la adrenalina lo suficientemente alta. Es un momento rarísimo.
-Presentaste un tema nuevo, "The Available 20's", programaste un ciclo para el mes que viene. ¿desde el principio de la cuarentena venís con este impulso?
-El primer anuncio de cuarentena fue el 15 de marzo. Y empezó el 16. Esa noche me agarró un desvele y compuse una canción que en algún momento verá la luz. Pero nada, más allá de eso, aunque muchos productores me decían que hiciéramos cosas. Primero quería entender todo esto. Por supuesto que uno es afortunado y tiene un resto para soportar el embate. Pero lo que yo quería era entender todo esto que era inédito. Sin coches ni aviones y la Pacha Mama diciendo gracias, que bueno que pararon un rato. Darnos cuenta de que "la plaga somos nosotros", como dice una canción que compartí con Daniela Mercury hace unos años. Entendamos este parate para generar algo nuevo, una forma de comunicarnos más saludable. Una forma de volvernos locos pero menos locos. Igualmente, la máquina no descansa. Se generan canciones y proyectos. Conectar es saludable. Pero nada es casual: esta enfermedad que nos acosa, lo racial en Estados Unidos como algo cíclico. Las libertades individuales, cómo nos relacionamos; con empatía o no. Creo que quedó todo más a la luz. En eso habrá un nuevo repensar, que lo vivimos minuto a minuto.
Entendamos este parate para generar algo nuevo, una forma de comunicarnos más saludable
-¿Lo cíclico de la vida fue el disparador de la canción "The Available 20's"?
-La canción es del año pasado. Fue a partir de pensar que hace cien años fueron los años veinte, entre guerras. En Estados Unidos se prohibía el alcohol y París era una fiesta de los años locos, terminada la Primera Guerra Mundial. Y comencé a pensar en cómo serían estos 20. La canción habla un poco de eso, de la fiesta como forma de protesta. Eso de "no nos vencerán" o "no nos joderán" era un poco el estandarte de los años veinte de hace cien años. Vamos a bailar, vamos a hacer una fiesta pase lo que pase. Al ser los "Availables 20", disponibles, refiere a esa década que ahora está por venir. Creo que también, musicalmente, más allá de los agujeros negros en el espacio y todas las teorías, para mí tiene que haber en algún agujero negro una membrana elástica contra la que rebota el sonido y vuelve a estar de moda un género musical en la tierra, veinte años después [se ríe]. No puede ser que vuelva los años cincuenta en los ochenta y los ochenta en el 2000. Siempre me pareció gracioso el hecho de que una música que pasó de moda vuelva a estar de moda. Con Cachorro López y Sebastián Schon hemos trabajado en muchos tracks de discos anteriores. Esta vez les tiré la canción pensando en ese swing de los años veinte. Les gustó y en enero Cachorro me llamó para decirme que estaban por masterizar un disco y me preguntó si quería masterizarla. Con el tema terminado vino la cuarentena y pensé que había que sacarlo ahora.
-¿La cuarentena cambió algo de tu mirada de los años veinte que se vienen y de la canción?
-Me parece que estamos en guerra. Son muchas guerras simultáneas. No solamente armamentística. Hay guerra de medios, de tecnología, bacteriológica, más allá de las teorías de conspiración en torno a si esta enfermedad ha surgido de un mercado chino o de un laboratorio. Hay una guerra farmacéutica clara. No soy amigo de las teorías de conspiración pero hay pujas por millones. Y eso está tiñendo todo. Te genera frustración. La tan defenestrada globalización, en los últimos veinte años ha hecho que todo nos afecte. Cada vez más. Sin intoxicarme, soy observador y veo la grieta yanqui. Veo Fox News y CNN. Una completamente pro Trump y la otra al revés. Y después pienso que nuestra grieta es un poroto al lado de esa. Hay un gran pie encima nuestro que está diciendo: "sos vos o es el otro". Y ese peso es un bajón. De algún modo la canción trata de sacudir la presión de esa mano negra encima nuestro. Y celebrar. Decir fuck you al gran hermano que nos dice que suframos.
-En los créditos de la canción dice "Idea original Miranda Johansen" ¿Tu hija participo en la producción de la canción o del video?
-Ella me hizo el link con Chiara [Girimonti] para hacer la animación, que es lo que hoy hacemos los músicos que no podemos filmar videoclips.
Veo Fox News y CNN. Una completamente pro Trump y la otra al revés. Y después pienso que nuestra grieta es un poroto al lado de esa
-El video de "The Available 20s" tiene una influencia de la rotroscopia, que es de los años 20 del siglo pasado, aunque comenzó a usarse en animación con más frecuencia en la década siguiente, con historias como la de Betty Boop.
-¡Sí! Totalmente. Con Cab Calloway cantando. La imagen siempre está conectada con la música. Simbióticamente. Los músicos hacemos algo que no se ve y los ilustradores hacen algo que no se escucha. Por eso sigo trabajando cada tanto con Liniers. Siempre disfrutamos de ese complemento. Es maravilloso.
-En torno a lo cíclico de la vida. Volvés a tocar con determinados músicos, a ciertas situaciones, a lugares como Estados Unidos, donde naciste y pasaste parte de tu infancia.
-Sí, todo el tiempo. Soy de teletransportarme a otros tiempos, a veces tortuosamente. Hace un tiempo atrás pensaba cómo hubiera sido yo en octubre del 90, llegando a Nueva York, con la cabeza de alguien que ya pasó los cincuenta. Probablemente mucho peor porque estaría intoxicado de cosas que a los 25 no tenía. En ese momento tenía la inocencia y el gusto por vivir un montón de cosas. A veces nos quejamos de ese lado naïve pero con esa frescura sucedió lo que tenía que suceder. He vuelto también físicamente. Nueva York, donde viví de los 25 a los 35, es muy pariente de Buenos Aires, a gran escala, y más amplia a nivel razas y credos. Pero tiene mucho adoquín, mucho europeo, mucho tano, mucho judío. Es una ciudad que se camina y que desciende de los barcos. Mi infancia fue en la bahía de San Francisco. Al volver a California, cuando fui a Berkeley, donde vivía, me pareció más protestante, más WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant). Me acuerdo que mi vieja nos llevaba a la universidad de Berkeley donde estaba los haré krishna, los chicanos y los afroamericanos. Hace unos años la vi más apagada. No así San Francisco. Ahí sentí el embrujo de la diversidad. Eso me recordó a la infancia.
-¿Y a qué se debe la diversidad de cuatro shows con temas propios y ajenos, con canciones en inglés y castellano, segmentadas por función?
-Vamos a probar, creo que haremos cuatro shows probando material. Hurgar en esos lugares de mi esencia, en compartimientos. Covers y rarezas, canción latinoamericana (las canciones revolucionarias que escuchaba con mi madre, como les digo cariñosamente), temas míos en inglés y castellano. Probaremos a ver que pasa con los shows en vivo online.
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