Justin Young, de The Vaccines: la pregunta sin respuesta, su amor por las redes sociales y por qué la banda hoy es “un ballet”
El grupo inglés vuelve a la Argentina a 11 años de su último show; su líder y cantante habla del presente del cuarteto -con solo dos de sus miembros originales- y anticipa cómo será el show que darán en Buenos Aires
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En 2011, The Vaccines irrumpió en la escena británica con un álbum debut guitarrero, fresco y provocador, que parecía interpelar al oyente ya desde su título, What Did You Expect from the Vaccines? (“¿Qué esperabas de The Vaccines?”). Trece años más tarde, su líder, Justin Young, asegura que nunca estuvo cerca de encontrarle solución a ese interrogante. “Sigo buscando la respuesta a esa pregunta, todavía no estoy cerca de encontrarla. Creo que es algo que cambia siempre y mis esperanzas siempre están altísimas. Me llevó a un viaje que jamás pude haberme imaginado”, dice el cantante y guitarrista, antes del segundo desembarco de la banda a Buenos Aires, el domingo 24 de noviembre en el Teatro Vorterix, a poco más de una década de su debut porteño.
Entre aquella primera visita en 2013, con el por entonces flamante Come of Age bajo el brazo, y este presente, bastante agua corrió debajo del puente para The Vaccines. Por un lado, una serie de cambios de integrantes que hacen que solo Young y el bajista Árni Árnason se mantengan como miembros originales en su formación actual; por el otro, el crecimiento de una carrera discográfica que supo no temerle a los cambios y se adentró en aguas más guitarreras y rabiosas (Combat Sports, de 2018) o inclusive animarse a navegar las aguas del pop bailable (Back in Love City, de 2021). Esta vez, The Vaccines llegará al país de la mano de Pick-Up Full of Pink Carnations, un disco que fue concebido en los Estados Unidos, pero que pone a la banda londinense de nuevo en su forma más característica.
Para la creación del disco, Young decidió romper la barrera con el afuera y crear una playlist de Spotify que actualizaba constantemente con canciones de artistas como Bruce Springsteen, Kate Bush, R.E.M. y The Pretenders, y se apura en aclarar que no se trató de una búsqueda de inspiración directa. “Claramente no la escuchaba pensando: ‘A ver cómo imitamos el sonido de guitarra de Tom Petty’ o ‘Tratemos de imitar el sonido de la batería de Patti Smith’. No fueron ese tipo de referencias, sino que sirvieron para meternos en un clima particular. A su manera, todos son grandes artistas pop, que tienen cada uno su estilo propio, pero que además tomaron riesgos sin dejar de ser musicales y melódicos”, aclara.
-Gran parte de Pick-Up Full of Pink Carnations se siente como un regreso a las bases para The Vaccines. ¿Querías que fuera así?
-A decir verdad, no realmente. Como artista y como ser humano, experimentás la vida de diferentes maneras, en distintos lugares y tiempos. Te inspiran distintas cosas como un fan de la música, como un oyente. Lo que escuchás hoy seguramente no sea lo mismo que escuchabas hace dos, cinco o 10 años. Supongo que cada artista tiene su enfoque propio, pero antes nosotros intentábamos tener una agenda a la hora de grabar un disco, y eso nunca termina funcionando como lo planeás. Terminás haciendo lo que sentís que es inspirador, divertido y gratificante, así que no pienso que se trate de un regreso a nada o un reseteo, sino que es lo que sentimos natural y correcto para nosotros.
-En Combat Sports tienen una canción titulada “Rolling Stones”, y en 2018 tuvieron la chance de abrir sus shows en Southampton. ¿Una cosa llevó a la otra?
-Fue una coincidencia, pero tuvimos la suerte de telonearlos un par de veces ya. Obviamente son unos grandes aspirantes al trono de la mejor banda de rock and roll de todos los tiempos, y tener la chance de conocerlos, compartir un rato con ellos, su escenario, su público y ser parte de la historia gracias a ellos fue alucinante.
-¿Y te imaginás subiendo a un escenario a tus 70, después de esa experiencia?
-Bueno, digamos que no me veo bajando de un escenario el año próximo o el que le sigue. Si les preguntabas a los Rolling Stones cuando tenían 21, seguramente hubieran dicho que no querían llegar a sus 30 haciendo eso, porque lo más duro para un artista es mantenerse inspirado. Y si lo lográs, tenés que mantenerte enfocado y conseguir tu propio público. Si lográs todo eso, supongo que hay una parte tuya que te mantiene activo
-¿Y cómo mantuviste un público todo este tiempo?
-Supongo que es algo que va cambiando. Perdés algunas personas y sumás otras nuevas, va mutando. Realmente creemos en lo que hacemos y todavía tenemos hambre por hacer mejores discos. Para mí, como un fan, con lo que más conecto es con ese sentimiento de autenticidad, no se trata de que las cosas sean universales sino interpersonales. Mientras más personal se sienta algo, va a tener un alcance más amplio, así que trato de ser lo más auténtico posible cuando escribo una canción. No fingimos nada, todavía creemos en lo que hacemos porque creemos que tenemos algo para decir.
Casilla postal y redes sociales
-Cuando The Vaccines publicó su primer disco, la industria todavía giraba en torno a la cantidad de unidades vendidas de cada disco, mientras que hoy todo pasa por las plataformas. ¿Costó hacer la adaptación de una manera a otra?
-Sí, obviamente. Hay más música que nunca que se publica a diario, y por eso es tan importante encontrar tu propia audiencia como artista. Es el Santo Grial, y una vez que la encontrás, la tenés que cuidar. Obviamente se espera que vos publiques más cosas, y quizás los artistas de esta generación no son tan buenos haciendo eso. Pero una cosa que sí amo de esta época son las redes sociales, que te permiten tener una relación directa con tus fans. Cuando yo era un adolescente, si quería escribirle a mi artista favorito tenía que mandar una carta a una casilla postal, que seguramente nunca la iba a ver nadie. Ahora puedo escribirle un mensaje a Justin Bieber en Instagram y hay altas chances de que lo vea, eso es bastante loco.
-¿Intentaste hacer eso como fan?
-Durante la pandemia lo hice con un par de artistas que me gustan, en plan de “Voy a repartir un poco de buena onda en el mundo” y a varios de ellos les mandé mensajes diciéndoles lo mucho que los admiro. Que, al mismo tiempo, es una cosa bastante terrible de hacer.
-En este último tiempo los shows se volvieron más predecibles, con artistas que se aferran a una misma lista de temas a lo largo de una gira. ¿Eso no atenta contra la espontaneidad del vivo?
-Podés tener energía y frescura de todos modos. Hay algo muy cierto, que es que si viajás con un set con determinadas luces y tenés armado un “show”, por lo general mientras más te atengas al guion va a hacer que el show sea más coherente, y no creo que eso lo haga menos emocionante ni nada parecido. Por lo general, una vez que encontramos una lista de canciones, nos apegamos lo más posible, porque siento que nos ponemos mejor noche tras noche. A veces, cuando estamos tocando bien, se siente como ballet o algo por el estilo, porque encontrás que las cosas fluyen mucho mejor, y me parece mucho más fácil mantenerme en esa si sé cuál va a ser el próximo paso de mi movimiento. Es decir, El lago de los cisnes es lo mismo todas las noches, pero eso no hace que cada función sea menos hermosa o intensa que la anterior.
-Pasó más de una década desde su anterior visita a Buenos Aires. ¿Con qué se va a encontrar la gente que los vea después de tanto tiempo?
-Bueno, me corté el pelo, eso es una gran diferencia, y también me afeité. Chistes aparte, 11 años es un montón de tiempo cuando estás tocando, y eso fue bastante temprano en nuestra carrera. Todavía estábamos muy inseguros sobre nosotros mismos porque todo pasó demasiado rápido, y ahora alcanzamos un muy buen ritmo y un gran estado mental, así que nos volvimos maestros en nuestro oficio. Hacemos un gran show de rock and roll y me emociona mucho que la gente lo pueda ver.
Para agendar
The Vaccines. Domingo 24 de noviembre, a las 21. Sala: Teatro Vorterix (Federico Lacroze 3455)