Justin Bieber lanzó su nuevo álbum, Justice, donde indaga sobre su pasado y su mundo espiritual
El cantante canadiense acaba de estrenar su sexta producción discográfica en diez años de carrera
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Cuando un artista publica un álbum cuyo nombre replica el título de alguna de las canciones que lo integran, seguramente buscará sintetizar un concepto para la producción. Justin Bieber lanzó hoy un nuevo disco, el sexto en diez años de carrera, que llamó Justice. Y, justamente, la palabra no aparece en ninguno de los títulos de las canciones que lo componen. Habrá que indagar un poco en el sentido de esa palabra o si está escondida en alguna parte del disco.
Bieber es un joven veterano de apenas 27 años, que ha hecho una exitosa carrera discográfica de una década, que ha tocado el cielo de la industria de la música pop con las manos y también ha caído y se ha dado unos cuantos porrazos. La frase, aunque hecha y trillada, no nos dejará mentir: “Es el precio de la fama”. Hasta que un día decidió (o lo decidieron por él) poner un pie en el freno, replantear lo cotidiano de su vida, que poco tenía de cotidiano y comenzó a mirar tanto a su interior como a su entorno. Abrazó la fe cristiana, pagó sus deudas (esas que son más sociales o espirituales que económicas) y empezó a enfrentar la vida de otra manera. Ese cambio o viraje puede tener algún correlato en la producción discográfica de un músico. Y es lo que ha pasado con Bieber y su nuevo disco.
Justice es un álbum que lo muestra muy ceñido al estilo que comenzó a tallar cuando era un adolescente. Por ese lado no hay mayores novedades, más allá de que algunos sonidos de hace diez años atrás no fueran los mismos que hoy están de moda. Y lo cierto es que, para un entertainer de su talla, no será posible evitar la moda y una estética sonora universal (aquello que lo hará accesible a los oídos en cualquier parte del mundo). El disco de Bieber tiene un sonido bien reconocible dentro de ese universo estandarizado y los gestos que son signos de estos tiempos (como el feat. que en este caso trae nombres como el de Chance The Rapper o Khalid) o hasta la pincelada ochentosa en temas como “Anyone” (el estribillo es un típico The Outfield) o “Somebody”.
La singularidad de Justice es que representa un viaje interior, espiritual y religioso. Incluso, esto se pudo vislumbrar cuando, durante 2020, anticipó algunas de las canciones que hoy están incluidas en el álbum. Como adelantamos, temas como “Holy”, “Lonely” y “Anyone” forman una especie de trilogía que definen su presente o una especie de transformación. En “Holy” dice: “Escucho mucho sobre los pecadores. No creas que seré un santo, pero podría bajar al río. Porque la forma en que el cielo se abre cuando nos tocamos me está haciendo decir que la forma en que me abrazás se siente tan sagrada”. En cambio, “Lonely” tiene más que ver con su historia: “Estoy tan solo”, repite en el estribillo. En otros versos agrega de manera muy autorreferencial: “Todos conocen mi pasado ahora. Como si mi casa fuera siempre de cristal. Y tal vez ese es el precio que pagás por el dinero y la fama a temprana edad. Y todos me vieron enfermo. Y se sentía como si a nadie le importara una mierda. Criticaron las cosas que hice como un niño idiota”.
Cuando estrenó este tema, Bieber aseguró: “Para ser honesto, escuchar la canción ya terminada es difícil para mí, considerando lo complicado que fue superar algunos de esos capítulos en mi vida. Espero que esta historia aliente a otros a hablar sobre lo que están pasando”.
Con el lanzamiento de Justice también aparecen otras pistas. “Rezo para no volver a ser quien era. Siento que no te merezco esta noche, pero está en la forma en que me abrazas”, dice en “Deserve You”.
Y si estas líneas fueran como una película, el misterio se revelará al final (aunque Justin lo ubique al principio) en las palabras de Martin Luther King: “Injustice anywhere is a threat to justice everywhere” (”La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes”), que es lo primero que se escucha en el álbum. También suena parte de otro de los discursos siempre valientes del reverendo King, que se escucha como uno de los interludios, al promediar el álbum: “Te digo esta mañana, que si nunca has encontrado algo tan querido y tan preciado para ti que vas a morir por ello, entonces no estás en condiciones de vivir. Puede que tengas 38 años como yo y un día se te presenta una gran oportunidad. Y te pide que defiendas algún gran principio. Algún gran problema, alguna gran causa. Y te niegas a hacerlo porque tienes miedo. Te niegas a hacerlo porque quieres vivir más. Tienes miedo de perder tu trabajo. O tienes miedo de que te critiquen o de perder tu popularidad. O tienes miedo de que alguien te apuñale o dispare; o bombardee tu casa. Y entonces te niegas a subir al estrado. Bueno, puedes seguir y vivir hasta los 90, pero estás tan muerto a los 38 como a los 90. Y la sensación de respirar en tu vida no es más que el anuncio tardío de una muerte anterior del espíritu. Moriste cuando te negaste a defender el derecho. Moriste cuando te negaste a defender la verdad. Moriste cuando te negaste a defender la justicia”.
De cualquier modo, no vayan a pensar que Justin apunta a ese compromiso con su música. El tema que sigue al discurso de Luther King “Die For You” es superficial y casi bailable (a menos que entregue una entrelínea difícil de descifrar a primera escucha).
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