Justin Bieber en busca de redención: éxitos, peleas y la fe como salvavidas
Si Justin Bieber no fuera una persona sino solo una marca que cotiza en bolsa, muchos serían los dividendos obtenidos por sus accionistas emprendedores. En lo que va del año (muy pocos días) Justin estrenó una nueva canción, se olvidó la letra en un concierto, fue censurado en YouTube (el reciente video del tema "Anyone" se levantó durante algunas horas), desmintió supuestas intenciones de convertirse en pastor evangélico y aseguró haber cambiado de iglesia, luego de algunos escándalos de su guía espiritual. Todo eso se amplificó como si fuera parte de un reality show.
La noticia más reciente es de la madrugada del viernes, cuando los fans del cantante protestaron en las redes porque el último video de Bieber había desaparecido. A cambio aparecía la leyenda: "Este video se eliminó por violar la política de YouTube sobre spam, prácticas engañosas y estafas." Horas después volvió a estar disponible. La historia del video de "Anyone" es la de un boxeador que se gana la vida en el ring. Justin parece evocar a Rocky (la escena en la que corre a una gallina en el patio de su casa, en los primeros segundos de "Anyone", es inconfundible) y está acompañado por la actriz Zoey Deutch (Si no despierto, The Politician).
Fue grande el trabajo de maquillaje que debieron hacer para que Justin aparezca sobre el ring y frente a la cámara sin sus tatuajes.
A veces, la vida disipada y vertiginosa parece una condición sine qua non para las estrellas de la música. Sobre todo para aquellas que comienzan sus carreras en la industria pop a temprana edad, en la niñez o la adolescencia. El canadiense Justin Bieber tiene apenas 26 y, en su haber, 12 años de carrera, cinco discos de estudio desde 2010 (a razón de un disco publicado cada dos años), millones de dólares ganados y varios ingresos a establecimientos policiales que han preocupado tanto a sus fans como a su familia.
Fumó marihuana por primera vez a los 12 y el consumo de otras sustancias le trajo problemas con la ley. "Empecé a depender realmente de eso y fui consciente de que tenía que parar. Me creó una dependencia y eso no era bueno", confesó en el documental Justin Bieber: Seasons, la serie original de YouTube que a principios de 2020 tuvo récords de más de 32 millones de reproducciones por semana.
2014 fue un año fatídico. Comenzó con un arresto en Miami por sospecha de conducir bajo efectos de estupefacientes. En julio fue acusado por un delito menor (lanzar huevos a la casa de un vecino). En septiembre fue arrestado en Ontario, luego de un accidente automovilístico. Y ocho días después volvió a ser arrestado por una acusación de 2013. En noviembre, en Buenos Aires, un tribunal le ordenó comparecer por una supuesta agresión a un fotógrafo, también en 2013. En un par de esas causas, además de aportar dinero en efectivo debió hacer un tratamiento para el control de la ira y el manejo de las emociones.
Desde que en 2008 Justin subió videos de YouTube en los que hacía covers y fue descubierto por el empresario de la industria musical Scooter Braun, se posicionó como uno de los nombres más celebrados del pop mundial. Y si bien su último disco, Changes, no ha sido bien recibido por la crítica, mantenerse durante una década en el nivel de popularidad que puede ostentar no es una tarea para cualquiera. Hoy se lo puede ver como aquel niño terrible de los excesos que consiguió una segunda oportunidad en la fe. De hecho, los tres temas que estrenó como singles, durante la pandemia, por fuera de su álbum Changes, hablan mucho de una especie de mea culpa que hace sobre sus años de excesos, la soledad interior (también se habló en las páginas de celebrities sobre su supuesta depresión, en 2017) y una mirada optimista y esperanzadora con la llegada de 2021. "Holy", "Lonely" y "Anyone" parece ser la trilogía que refiere a su presente.
En "Holy" dice: Escucho mucho sobre los pecadores. No creas que seré un santo, pero podría bajar al río. Porque la forma en que el cielo se abre cuando nos tocamos me está haciendo decir que la forma en que me abrazás se siente tan sagrada".
Además, en su cuenta de Instagram predica el evangelio sin ponerse en el rol de ministro de la fe. "Jesús no toma partido en política sino que está por encima de todo. Jesús es rey de reyes, presidente de todos los presidentes y reinará para siempre. ¡Es un padre perfecto que te cuida a ti y a mí!" escribió en un posteo del último año.
"Lonely" tiene más que ver con su historia: "Estoy tan solo", repite en el estribillo. En otros versos agrega de manera muy autorreferencial: "Todos conocen mi pasado ahora. Como si mi casa fuera siempre de cristal. Y tal vez ese es el precio que pagás por el dinero y la fama a temprana edad. Y todos me vieron enfermo. Y se sentía como si a nadie le importara una mierda. Criticaron las cosas que hice como un niño idiota".
Cuando estrenó la canción, Justin aseguró: "Para ser honesto, escuchar la canción ya terminada es difícil para mí, considerando lo complicado que fue superar algunos de esos capítulos en mi vida. Espero que esta historia aliente a otros a hablar sobre lo que están pasando".
El escenario y los fans
La relación de Bieber con sus fans tuvo varios capítulos. Así como hace algunos años admitió que necesitaba suspender los encuentros con sus fanáticos (esos que, por ejemplo, a veces se organizan antes de los conciertos) para preservar su "salud mental", en octubre pasado, cuando se estrenó un nuevo capítulo del documental que lo tiene como protagonista, explicó: "Conectarme con los fans y traerlos a mi vida es muy importante para mí. Estoy emocionado de ponerme al día con ellos y compartir el progreso que estoy haciendo, la nueva música en la que estoy trabajando y lo que me entusiasma para el futuro".
Ponerse al día probablemente tenga que ver con haber tomado cierta distancia hace algunos años y la palabra "progreso" con una vida mucho más cercana al común de los mortales y a la religiosidad, aunque no abandone totalmente sus gestos de estrella de rock.
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