Julio Moura: "Parte de mi filosofía de vida con la música es eso, divertirme"
No es una tarde cualquiera, pero quiso el destino que el encuentro con Julio Moura, quien a los 62 años acaba de editar su primer álbum como solista, sea justo en el día en que su hermano Federico hubiera cumplido 67 años (nació el mismo día y año que otro referente del rock de acá: Charly García).
El guitarrista y compositor de buena parte de la obra de Virus no es amante de los homenajes y tributos (participó a regañadientes del que se organizó en junio último, en el festival Provincia Emergente, en La Plata, para recordar los treinta años de la muerte de Federico), pero lo cierto es que la figura de su hermano sobrevuela una y otra vez tanto la charla como su disco Enigma 4, que precisamente abre con el tema "La guitarra de un amigo", con una letra inspirada en una anécdota protagonizada por ambos en épocas de Superficies de placer.
"Un día estaba caminando por el SoHo de Nueva York y en una vidriera de un local de guitarras vi una Fender Stratocaster, que unos años antes de habían dejado de fabricar y con Federico siempre hablábamos de grabar con una de esas. Lo llamé y me dice: «Comprame una»". Y bueno, se la compré. Tiempo después, cuando presentamos Superficies de placer en Obras, yo estaba muy mal, no quería tocar, no quería reírme, no quería que Federico se muriese. Nada. Entonces viene y se me acerca y me dice que le estaba cagando la vida. «Okey», le dije, «Si me prestás la guitarra, toco». Como si fuera un nene. Esa noche me la prestó y puede sonar como una boludez, pero la guitarra me acompañó hasta el día de hoy en los camarines, la lustro... Es un recuerdo muy lindo de Federico".
"Hay tanta carga en nuestra historia y poco espacio en la memoria. Hay un pasado sin olvido y el recuerdo de un amigo", canta Julio en este primer tema del álbum que, definitivamente, suena como un out-take de esa suerte de obra cumbre de Virus que es Superficies de placer.
El pasado, el presente y el futuro se conjugan con optimismo en el disco de Julio Moura, este guitarrista empedernido que asegura haber dejado el colegio para hacer música. "En segundo año me fui del colegio. Mi viejo se había ido a Mar del Plata con mi madre, dejó el auto, se lo robé, lo choqué y me fui de casa en el acto, porque sabía lo que venía. Cuando se enteró, me dijo: «Perfecto, yo no existo más» y así fue. Me fui a vivir a la casa donde ensayaba Dulce Membriyo, la banda que tenía Federico por ese entonces. Fue muy rico todo lo que se vivió y eso está puesto en el disco más allá de cualquier decisión".
En segundo año me fui del colegio. Mi viejo se había ido a Mar del Plata con mi madre, dejó el auto, se lo robé, lo choqué y me fui de casa en el acto, porque sabía lo que venía.
Enigma 4, un álbum que Moura tiene listo desde hace un año y que recién ahora sale a la luz, y al menos por el momento, exclusivamente en formato digital, podría tener una edición física de lujo en breve: "Quiero hacer una caja, con un vinilo, un CD, un link y un pendrive, pero también está la posibilidad que incluya algún material escrito. Además, este año se cumplen 30 años de su muerte y todo el mundo está haciéndole homenajes. Yo no quiero, a él lo homenajeo todos los días, pero desde hace un tiempo vengo pensando en algo y creo que este puede ser un lindo momento para hacerlo: grabar una serie de canciones que son de los dos. Es una relación especial y hay muchas historias que no necesariamente las tengo que contar, pero que sí musicalmente las puedo expresar. De alguna forma es mi recuerdo hacia él. No es un homenaje, es el recuerdo de cosas vividas".
–¿Cómo fue que decidiste finalmente grabar un disco solista?
–En los 80, con Federico, siempre hablamos de que cada uno tenía que hacer su disco. No con la idea de separar la banda, sino porque teníamos distintos estilos y estaba bueno que cada uno pudiera extenderse en ese sentido. Pero después Virus implicó tantas cosas, que nunca lo pudimos hacer. Incluso después de la muerte de Federico, sentimos la necesidad de mostrar todo eso que habíamos hecho. En la segunda etapa de Virus, que tocamos más que en la primera, se trató no solo de realzar todo eso, incluyendo la figura de Federico, sino también de incorporar a las nuevas generaciones. Por eso hasta este momento no me lo había planteado, pero hace un tiempo sentí que se había cumplido un ciclo y tenía ganas de hacerlo.
–Y lo grabaste casi todo solo, ¿cuál era el concepto original del álbum?
–Cuando encaré el proyecto tenía mucha data adentro. Toda mi vida compuse para un formato, pero ahora que quería hacerlo solo, se me aparecían cosas tangueras o de folklore y dejé fluir, aunque más bien como un juego, porque yo soy rockero y ni me animaría a hacer algo puro de otro género. Grabé todo en casa y son todas tomas directas. Hay pocos instrumentos, muchas guitarras, todo con sonido final. Me divirtió mucho hacer el disco y creo que parte de mi filosofía de vida con la música es eso: divertirme. Todos los recuerdos que tengo, a pesar de haber pasado cosas muy difíciles, son de felicidad y de mucho privilegio.
–En los últimos 30 años Virus editó un solo disco con canciones nuevas, pero en los últimos dos, tanto tu hermano Marcelo, como vos, lanzaron sus propios discos solistas... ¿Existía un peso extra componer como Virus?
–No, creo que un poco tenía que ver con lo que decía antes, porque el compromiso era demostrar todo lo que se había logrado y un poco también porque la gente quería eso. Podíamos hacer un disco nuevo, pero no era la idea, no era el efecto. Como Virus estábamos incluso recreaándonos a nosotros mismos, pero por una cuestión natural. En este caso me pude dar absoluta libertad, sobretodo porque no tengo que demostrarle nada a nadie, no lo hago para eso. Esa libertad me volvió un poco a los principios, cuando todo era tan desafiante y divertido. Si me preguntás qué tiene de Virus este disco, te diría que lo mismo que Virus tiene de mí.
–En 2014, Marceloescribió la biografía de Virus y hubo algunos hechos contados con los que no coincidías, ¿no pensaste escribir tu versión de la historia?
–No, porque no escribiría un libro para contar mi versión y tampoco para contestarle a otro libro. Sí me surge escribir de manera más espontánea y en ese sentido hoy es imposible desligarte de las redes. Por ahí podría hacer una suerte de diario en vivo, pero escrita, en alguna red social, interactuar con la gente y contar cosas más simples. Pero eso de escribir "la historia oficial de"... Eso no existe. Hace unos días salió un artículo que decía "un exVirus sacó su disco solista". Yo no soy ningún ex, yo soy Virus. Entonces escribí un tuit y la gente reaccionó. Me pareció que tenía que decir algo, porque yo nunca abandoné nada. Los últimos tres o cuatro años guardé silencio, porque no me gusta hacer públicas las cosas ni develar intimidades de la familia ni de mi hermano ni de nada. Pero el silencio no sirvió para nada, porque lo que vende no es el silencio. Es difícil, pero por eso mi manera de hablar es a través del disco. Es un lindo desafío.
–¿Te llevás bien con el uso de las redes sociales?
–Mis hijas me ayudan, pero a veces me engancho con cosas porque me divierte y a veces porque me caliento. Ahí mis hijas me dicen: "pero cómo podés engancharte con eso". Pero bueno, es como decía "el negro" Olmedo: "cuando te rayan el Di Tella o te mojan el pan en el huevo frito...", se pudre todo.
–¿Te acordás de alguna vez que te hayan "mojado el pan en el huevo frito"?
–Una vez tenía que hacer la visa para los Estados Unidos y me pedían unos datos, entonces yo les dije que se fijaran en Internet, que yo había escrito tales temas. Resulta que los tipos me dicen que no, que no son míos. Entonces me fijo en un tema como "¿Qué hago en Manila?", que es mío, y todos los comentarios eran: ¿A quién si no a Federico se le podría haber ocurrido una canción tan linda?" Y yo decía: "¿A mí?". Yo tengo mi orgullo también, soy el primero en valorar a Federico, pero bueno...
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