Juanes: un viaje de película con el Luna Park como escenario
El cantante colombiano empezó a presentar su obra visual Mis planes son amarte; hoy, la segunda y última función
Juanes está vestido de astronauta y comanda una nave espacial que regresa a la tierra. El viaje intergaláctico se proyecta en una inmensa pantalla de fondo del escenario. La secuencia parece una cita a un film de ciencia ficción de Hollywood. Las visuales son el sofisticado nexo de todo el recorrido musical de Juanes entre aquellas canciones que irrumpieron como hits en toda América Latina y su nuevo trabajo. A lo largo de una hora y media de concierto el artista colombiano presenta su último disco, Mis planes son amarte. El título del álbum es un juego de palabras. Con solo separar una ‘a’ cambia de Mis planes son amarte a Mis planes son a Marte, dos ideas y conceptos que convierten al disco en un viaje de película.
El último disco de estudio de Juanes es el primer “álbum visual” para un artista latino. Fue realizado por el director puertorriqueño Kacho López (“que ahora debe estar en su casa”, señala el músico en un tramo del show) y protagonizado por Juanes, productor del disco. Las canciones y los clips audiovisuales, que definen ese concepto estético, cuentan la historia de un hombre en busca de un amor, atrapado en un viaje chamánico de ayahuasca. El audiovisual que corre en paralelo a las canciones que Juanes interpreta en vivo, desde que comienza el show, completan la idea de un concierto conceptual que no solo se ciñe a repasar viejos hits y mostrar temas nuevos.
Las secuencias generan incluso un misterio y crean una atmósfera en ese relato de ese Juanes inmerso en ese bucle del tiempo, con flashbacks entre el espacio y la tierra, saltos temporales, escenas cotidianas en bares o en bosques esótericos, vestido de astronauta o como músico callejero. Esa excusa le sirve como guión para su concierto y poder hilvanar temas de distintas épocas con sus canciones más actuales. “A Dios le pido”, el tema que lo hizo saltar de Colombia al mundo suena familiar con esa cumbia urbana “Fuego” (cercano al sonido de Bomba Estéreo) y su tema más reciente “Hermosa ingrata”, con base entre el hip hop y el reggaetón, que en vivo suena más colombiana que apegada a las modas.
Juanes se excede en el entusiasmo y grita, cada dos frases: “¡Buenos Aires!”. Una muletilla que no le suma al show. Con las canciones le alcanza. El ritmo y el filo de su guitarra funk, el swing rockero, el poder rítmico y bailable de canciones hacen la diferencia en escena. La combinación con sus baladas y el estribillo hitero son fatales para el público que no puede evitar cantar con él en ese tríptico de temas: “Nada valgo sin tu amor”, “Fotografía”, que supo grabar con Natalia Lafourcade y “Es por ti”. Todas sus historias son fácilmente reconocibles como hits, pero tienen un audio contemporáneo más cercano a Coldplay, en “Angel”, o lo hacen aparecer como un sultán del ritmo en “El ratico” y en la urbana “Es tarde”.
El artista que comenzó a tejer su historia en bandas de rock en Medellín se hace fuerte en el directo. Ese espíritu urbano quedó firme en su música pop actual, tanto en su forma de tocar la guitarra eléctrica como en el formato clásico de la banda de rock que lo acompaña: teclados, batería, bajo y dos guitarras. Quizás por eso Juanes logra un producto que suena poderoso y ganchero a la vez. En ese contexto, incluso las canciones nuevas y los viejos hits se complementan y adquieren mayor densidad. En ese viaje explora el blues de “Perro viejo”, la cadencia folk a lo Jason Mraz en “Alguna vez”, la balada “Para tu amor” (que recuerda al antiguo tema de Extreme “More Than Words”) y sube la temperatura del show con esos himnos bien de su cuño paisa, entre la cumbia y el funk. Como en “ La paga”, “La noche”, “Mala gente” y “La camisa negra”.
Entre sus canciones también aparecen algunas perlas fuera de su repertorio habitual, como una versión de “Cuando pase el temblor”, de Soda Stereo. “Soda y Cerati, por siempre”, alcanza a decir después del tema, tras la ovación. También recuerda al cantante Juan Gabriel con otro clásico, “Querida”. El final llega con un estallido de papelitos a lo Coldplay, volando desde diferentes lugares. Se crea una nube colorida que ubica al cantante en este presente, saltando y fraseando el ritmo electrónico de “La luz”, del último disco. Es el final del camino, disfrutando del presente de su música y el lugar que ocupa en la industria, como parte del reinado pop de América Latina.
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