Joan Manuel Serrat se despide del público argentino: “No hice canciones de las que pueda avergonzarme”
En una conferencia de prensa, este mediodía el entrañable cantante catalán dio detalles de su serie de presentaciones en el país, las últimas que lo tendrán arriba de un escenario
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A diferencia de sus visitas anteriores, en esta oportunidad Joan Manuel Serrat dejó las entrevistas de lado y optó por una sola instancia, la de la conferencia de prensa, para hablar con todos los medios locales de su gira de despedida que está por iniciar el tramo argentino y que se denomina El vicio de cantar. Este sábado se presentará en el Autódromo de Rosario, el martes 8 en el estadio Mario Kempes de Córdoba y, entre el 19 y el 29 de noviembre, realizará cinco conciertos en el Movistar Arena, en la Ciudad de Buenos Aires.
“Mi relación con el público argentino fue apasionada desde el primer momento”, señaló Serrat en el inicio de la conferencia, en un teatro Astros abarrotado de periodistas. “El corazón me dice que esté tranquilo. Que solamente vengo a despedirme de los escenarios y no de la gente, ni del país, ni del cariño que nos ha unido. Me lo refuerza el contacto que voy teniendo incesantemente en los últimos sesenta años de mi vida”.
“La realidad de mis fantasías no encajaría bien en el futuro hipotético”, respondió cuando se lo consultó sobre por qué decidía “colgar los guantes” en este momento, a los 78 años. “Fui el resultado de un tiempo y de una circunstancia”, agregó. Y dentro de ese juego que puede platear un futuro hipotético, si Joaquín Sabina le propusiera volver a hacer una gira, o un tour de El gusto es nuestro (ese que hizo dos veces con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos), el catalán respondió: “No sé que pasaría si eso ocurriera. De todos modos, no creo que suceda porque además de ser historias ya realizadas, el tiempo es muy escaso y hay que aprovecharlo en cosas nuevas que pudieran aparecer. De cualquier manera, siempre podemos divertirnos entre nosotros inventándonos historias que sabemos, como tantas en nuestras vidas, nos ha gustado hacer”.
En el tramo inicial de la conferencia, el autor de “Mediterráneo” habló de su amigo Roberto Fontanarrosa, quien murió hace 15 años y es un emblema de Rosario, primera parada de su tour argentino. Corría el año 1982 y en Barcelona se jugaba el partido inaugural del Mundial de España. Argentina atravesaba la Guerra de Malvinas y ese día perdió 1-0 contra Bélgica. “Vi el partido de Argentina-Bélgica con Menotti y con el sabor amargo de la derrota nos fuimos a un bar. Allí estaba lleno de argentinos con almas caídas. Fontanarrosa estaba deprimido en la barra, así nos conocimos. Él hablaba poco, pero bien y justo”, recordó.
El viernes 4 de noviembre, la ciudad de Rosario celebrará la amistad entre ambos artistas inaugurando una esquina del centro bajo el nombre “Fontanarrosa Serrat” y el catalán confirmó su presencia en el acto. “Mi casa está llena de cosas del Negro, de dibujos, lapiceros, libros. Él fue no solo para mí, sino para todos los que lo conocieron uno de los hombres más brillantes, más buenos y más generosos que hayamos podido conocer. A Fontanarrosa lo siento muy cerca. Fue muy duro para él (sus últimos días) y para todos los que estaban a su alrededor. Siempre es una referencia”, señaló. Una de las últimas creaciones de Fontanarrosa fue el logo de la gira Dos pájaros de un tiro, que compartieron Serrat y Joaquín Sabina.
Serrat es consciente del camino recorrido, del alcance intergeneracional de su capital artístico y del cariño que recibe de quienes lo consideran “la banda de sonido de su vida”. “Todo lo que viví es mucho más de lo esperado. Por ejemplo, jamás pensé que ‘Mediterráneo’ iba a ser una canción tan exitosa”.
-Tu primera guitarra te la regaló tu padre con mucho esfuerzo ¿Qué le dirías hoy a Serrat padre que le está regalando esa guitarra a su hijo y qué le dirías a ese Joan Manuel niño que está recibiendo su primera guitarra?
-Cuando vi aparecer a mi padre en el fondo de la calle cargando en una mano su maletín de herramientas y en la otra una bolsa en la que sobresalía el mango de la guitarra, simplemente entendí todo lo que estaba ocurriendo y por qué estaba ocurriendo. Fui a por él y le quité el maletín. La emoción fue inmensa y todos estaban muy contentos en mi casa. El primer día ya dejaron de estar contentos cuando me escucharon tocar -bromea emocionado-. Creo que a mi padre en ese momento se lo dije todo pero sin palabras, solo con el abrazo y el beso que le di. El viejo ahí entendió todo porque era un hombre sencillo, poco hablador y muy sabio. Y si me tendría que decir algo a mí mismo en aquel momento, me diría: ”¡Qué buena gente era tu padre, qué suerte tuviste!”.
-Con ese regalo empezaste tu recorrido, tu historia. ¿Lo adjudicás a la suerte, al esfuerzo, al destino?
-A todo eso. Lo adjudico a los azares de la vida que me han marcado los caminos. Yo realmente he hecho lo que me gustaba hacer, me he esforzado para hacerlo. He sido en general un profesional con un gran espíritu de trabajo, siempre pensé que el esfuerzo era algo muy importante, pero también por encima de todo siempre pensé que era importante ser feliz a mi manera. Y por eso escogí el lugar de la música y no el de la agencia o la universidad. Escogí la música porque me la pasaba mejor, no pensé que duraría hasta hoy y tampoco pensé que no duraría hasta hoy. Iba donde me llevaban los zapatos. La vida es una sorpresa continua y todo el tiempo te resitúa. Los caminos que te encuentres en la vida, la gente que te acompaña y la que vos acompañas también están yendo por algún lugar, están haciendo su camino y esos encuentros están en manos del azar. Uno no nace enseñado en la vida, uno tiene que aprender.
Al momento de hablar sobre sus canciones más emblemáticas, el catalán se mostró reacio a tener que dar nombres. “Algunas de mis canciones nacieron bien y otras envejecieron bien. Algunas no resistieron el tiempo, pero son muchas las que inesperadamente para mí y para la vida siguen manteniendo actualidad. La música tiene la capacidad de trasladarnos a otro tiempo, a devolvernos a lugares y cosas que pasaron hace mucho. Nos devuelven alegrías y también amarguras. Mi relación con mis canciones es bastante buena. Algunos reniegan de sus éxitos porque les aburre tener que cantarlos mil veces. Eso a mí no me pasa. Si no canto alguna canción es porque no me gusta y no me gusta cantar con disgusto”, bromeó lleno de vitalidad a sus casi 80 años. “Hay canciones a las que se les tiene un cariño especial y no porque sean las mejores. La verdad es que no hice canciones de las que pueda avergonzarme”.
Sus días supieron dividirse entre la demanda del artista y una vocación irrefrenable de vivir: “Mi vida la conjugué como pude, según el entusiasmo que me daba una u otra de las cosas, si me ganaba el entusiasmo de lo que estaba escribiendo sacrificaba el disfrute o al revés”. Sus palabras fueron el puntapié para una nueva pregunta: ¿Te sentís mejor artista o mejor persona que vive la vida? “Que vive la vida, sin dudas. Pero no sé por qué, porque no creo que exista una línea que separa una cosa de la otra. A veces se habla de un artista o escritor y se los glorifica como literatos pero se los maltrata como seres humanos, y yo creo que hacer eso es raro porque lo que les pasa a ellos es lo que nos pasa a todos. Somos una complejidad y yo creo que una cosa va con la otra”, aseveró. Serrat aseguró también que el impacto de su música en Latinoamérica se vincula con la “coincidencia entre lo que haces, lo que dices, lo que ocurre y lo que le ocurre a los demás”, conmocionado con su propia carrera en eso no tiene dudas: la coherencia es su legado más fuerte.
Se le solicitó una reflexión respecto a la victoria de Lula Da Silva en las elecciones brasileñas y el catalán disparó: “No tengo ningún compromiso especial con Lula. Veremos cómo lo gestiona y qué posibilidades tiene de poder gestionar lo que propone. No basta con un triunfo electoral, hay que ver qué tipo de pactos realiza, cómo puede manejar la historia, incrementar la base social y darle a la gente lo que necesita”.
El encierro fruto de la pandemia de Covid-19 actúo como un detonador en la mente del cantautor. “Durante ese tiempo me aboqué a la lectura, a escuchar música y a mirar a mi alrededor. Ahora lo que quiero es reflejar lo que veo en el mundo, la forma que tengo de asimilarlo y compartirlo. Me voy a retirar del escenario pero voy a seguir escribiendo y viviendo la vida. Me parece maravilloso que mi legado haya sido punta de lanza para muchos otros artistas, así como tantos otros antes que yo me abrieron el camino a mí”, dijo. Dueño de un abanico poético sin fecha de caducidad, el cantautor toma la decisión de gestionar su propio retiro sin sumergirse en la nostalgia ni engolosinarse en la vigencia.
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