Joan Manuel Serrat en el Movistar Arena: cuáles son las canciones que queremos escuchar en vivo al menos una vez más
Este sábado, el cantautor catalán comienza en el Movistar Arena la serie de cinco funciones porteñas de su gira de despedida El vicio de cantar 1965-2022
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“Cuéntale a tu corazón, que existe siempre una razón, escondida en cada gesto. Del derecho y del revés, uno siempre es lo que es, y anda siempre con lo puesto. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Corría 1983 y Joan Manuel Serrat era un triturador de corazones con canciones como esta, “Simplemente tuyo”, que aparecía hacía el final del disco Cada loco con su tema. Para ese momento inauguraba sus 40 años, mantenía su fama de galán (aunque nunca se definió como tal), su fama de gran cantautor y de juglar que podía poner en su boca a grandes poetas de la literatura de la Península Ibérica, en castellano y en catalán. Con total destreza y certeza podía llegar a todos los oídos gracias a canciones de tono testimonial (dos años antes había publicado la brillante “A quien corresponda”, en su disco En tránsito) y esas de amor que también pueden decirnos muchas otras cosas, como es el caso de “Simplemente tuyo”. A casi cuarenta años de aquel hit, la verdad no provoca tristeza, pero, por cierto, “lo que no tiene es remedio”. Y la verdad es que Serrat se despide de cada escenario que visita. Esta noche es el turno de Buenos Aires. Esta noche es el primero de los cinco recitales que dará en el Movistar Arena para decirle adiós a las tablas y al público porteño.
Serrat supo (algo que otros artistas no saben) cuando era su momento para dejar los aviones, los hoteles, las giras. El catalán debió programar un gran tour porque se lo merecían (él y su público). Y cada escenario no es un escenario más. Hay algo de él en las ciudades que visita y algo de esas ciudades que han quedado en Joan Manuel. Algunos podrán pensar hay alguna demagogia en sus comentarios, como hoy se escucha en las voces de la mayoría de los artistas. Pero en la primera pausa que hace en sus shows no dice: “Argentina I Love You, son el mejor público del mundo”. Si menciona al Mediterráneo cuando cantan en Córdoba -como ocurrió en el show que dio semanas atrás- es porque sabe que se la conoce como la provincia mediterránea y porque ha estado decenas de veces allí. Pongamos en el medio este pequeño detalle. En España se dice Nano (término del catalán) al chaval (castellano), lo que en vocabulario del español de América podría ser chico, joven o muchacho. Lo curioso es que si bien Serrat tuvo su bautizo como Nano en Cataluña, allí no lo llaman habitualmente de ese modo. “El Nano” es para el público de América Latina.
Serrat se ha llevado cosas de aquí, aunque quizá no en la misma proporción de las que ha dejado en forma de canción. Varias de ellas (las que llevan su letra y su música o esos versos, de grandes poetas, que musicalizó) son hitos dentro del cancionero popular de los últimos sesenta años. Muchas de ellas están en los repertorios que trajo para su despedida de escenarios argentinos (ya pasó por Córdoba y Rosario antes de la saga que ahora comienza en Buenos Aires). Otras quedará reservadas para otras ciudades.
Si hubiera que poner un punto de partida que tuviera relación con la gira sudamericana, quizá, uno de los mejores ejemplos sea “Penélope”, no porque guarde relación con el continente sino porque luego de grabar esta canción cruzó el Atlántico y comenzó su relación con el público americano. Estas son algunas de una extensa lista.
“Penélope”
“Penélope” es uno de los mejores ejemplos de cómo un tema universal que atraviesa de manera tangencial una obra cumbre de la literatura antigua se convierte en una canción popular. Cuenta una historia oculta detrás de los versos que aún hoy resuenan en nuestros oídos, por la voz de Joan Manuel Serrat. En las palabras del cantautor, en la música de Augusto Alguero y en los arreglos de Ricard Miralles está el secreto.
Penélope es esa mujer que espera a su amado (Ulises) cuando éste se va a la guerra. En la Odisea de Homero, el protagonista triunfa en la lucha frente a sus adversarios y logra que Penélope lo reconozca. Luego viaja a ver a su padre y cuando aparece otra guerra en puerta interviene Atenea, para proponer un pacto de paz. La canción, en cambió, termina algunos capítulos antes: “Mírame, soy tu amor, regresé”, dice. Pero ella “le sonrió con los ojos llenitos de ayer. No era así su cara ni su piel. ‘Tú no eres quien yo espero’. Y se quedó con el bolso de piel marrón y los zapatitos de tacón, sentada en la estación”, seguramente sin poder salir de su “complejo de Penélope”.
“Señora”
Es uno de los primeros hits que se escuchó de Serrat por estas tierras. Se trata de una canción que aparece en su segundo álbum en castellano, Mi niñez, de 1970. En ese tiempo fue su llegada a la Argentina y la canción se escuchó en el programa Sábados circulares, de Pipo Mancera. Lleva toda la arrogancia de un veinteañero pelilargo, pero con una letra que muestra la sagacidad de la mayoría de las canciones que ha interpretado Serrat, fueran propias o ajenas. “Ese con el que sueña su hija, ese ladrón que os desvalija, de su amor soy yo, Señora. Ya se que no soy un buen yerno, soy casi un beso del infierno. Pero un beso al fin, Señora”. Y un final para todos los sentidos: “Si cuando se abre una flor, al olor de la flor se le olvida la flor”.
“Mediterráneo”
En 2021 se cumplieron 50 años del lanzamiento del disco Mediterráneo. El tema que le dio título al álbum es un emblema del cancionero “serratiano” y también un gran guiño: desde qué lugar escribe Serrat. Es internacional. Es, definitivamente, hispanoamericano, pero establece una cosmovisión a partir de la mirada de ese ”Noi del Poble-Sec” que se amplió a medida que pasaron los años y las experiencias. “Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa, y escondido tras las cañas, duerme mi primer amor. Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya. Y, amontonado en tu arena, guardo amor, juegos y penas”.
“Tu nombre me sabe a hierba” y “Lucía”
“Tu nombre me sabe a hierba, de la que nace en el valle, a golpes de sol y de agua”. La sinuosidad melódica es una de las características generales de la musicalidad de Serrat. Sus canciones están hechas, ante todo, para que suenen en su propia voz (aunque no hay que desechar versiones de otros artistas que han llegado a buen puerto). Pero su voz, su melodía y su palabra han creado una amalgama indestructible. Hay excepciones, por supuesto. “Tu nombre me sabe a hierba” es uno de sus primeros éxitos en castellano porque aparece en el primer disco que grabó en español, La paloma (1969). Lo particular de esta canción es la fluidez de su música sobre las palabras y la rima en vocales. No tiene sobresaltos. “Porque te quiero a ti, porque te quiero. Cerré mi puerta una mañana y eché a andar”.
Solo faltaría ponerse de acuerdo en el título: ¿La palabra es “hierba” o “yerba”? Estudiosos de su obra explican lo siguiente. “En el LP La paloma, aparece como “Tu nombre me sabe a yerba”. En el LP Serrat en directo, de 1984, se la escribió “Tu nombre me sabe a hierba”. En una reedición en CD del año 2000, de este mismo disco, aparece nuevamente con Y, lo mismo que en el recopilatorio 24 páginas inolvidables (1993) y en La Coleccion Volumen I - Serrat (1995).
En cualquier caso, la musicalidad es como un curso de agua rápido pero si sobresaltos. Lo contrario se podría decir de “Lucía”, tema que aparece en Mediterráneo. Usa el mismo recurso narrativo que está presente en “Tu nombre me sabe a hierba”: describe de manera pormenorizada todos los sentimientos que le ha provocado una mujer. Sin embargo, en este caso tiene un nombre (que no sabe a yerba). La construcción del tema es absolutamente sinuosa, irregular. Y guarda un misterio. Serrat siempre intentó evitar hablar de esa Lucía. El interrogante queda de manera tácita en ese bolero bello, que habla de una historia que no fue, aunque deja plasmando todo lo que representó para uno de sus protagonistas.
“No hago otra cosa que pensar en ti”
El álbum En tránsito tiene un repertorio de canciones muy diferentes entre sí, que se convirtieron en verdaderos clásicos. “A quien corresponda” tal vez no sea hoy una de las favoritas a las que el público hecha mano con frecuencia en plataformas digitales de música, pero representa un canon compositivo de la canción de denuncia. “Esos locos bajitos” es un completo cambio de registro en la temática de Serrat. “Hoy puede ser un gran día” es un shock de optimismo (con esta canción abría la gira El gusto es nuestro, que Serrat compartía con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos). En ese contexto aparecen otras como “No hago otra cosa que pensar en tí”, donde un tipo que está con la cabeza “en la luna de Valencia” dice que quiere escribir una canción y no le sale. Planteado así es una cursilería total, pero pasado por el tamiz de Serrat, la canción, con su swing tan cadencioso y contagioso, slowtempo, adquiere toda la elegancia.
“Para la libertad”
Pobre como una cebolla e inmensamente rico por sus versos, Miguel Hernández ha podido transcender con su poesía y, también, a través del mundo de la música gracias a Joan Manuel Serrat. “El Nano” ramificó sus discografía con discos en catalán, con discos en castellano, con repertorios propios, con obras de poetas que musicalizó. Así como una vez tomó las “Nanas de la cebolla” de Hernández con música de Alberto Cortez, también se animó a musicalizar otras genialidades del poeta de Orihuella. “Para la libertad” es una joya de su repertorio: “Para la libertad sangro, lucho, pervivo (...) Retoñarán aladas de savia sin otoño, reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida”. Serrat publicó el primer repertorio dedicado a la obra del poeta oriolano en 1972. Creó nueve músicas para su poesía (y sumó la de Cortez). “Menos tu vientre”, “Elegía”, “Para la libertad”, “La boca”, “Umbrío por la pena”, “Nanas de la cebolla”, “Romancillo de mayo”, “El niño yuntero”, “Canción última” y “Llegó con tres heridas”.
“Algo personal”
En el disco Cada loco con su tema -que trajo aquella delicada “Sinceramente tuyo”- Serrat también incluyó “Algo personal”. Así como algunas de sus canciones adquirieron valor en un contexto político (también sus declaraciones, incluso aquellas que le valieron el exilio, en México) otras trajeron un tono más bien existencial, filosófico y agudo a partir de cuestiones idiosincráticas de la sociedad. Probablemente, ésta sea una de esos casos en los que sienta posición de una manera explícita, sin la mínima necesidad de apelar a nombres propios. Y, además, hay algo muy universal en sus versos. En cada sociedad de este planeta, en la época en que fue escrita la canción y también ahora, hay “tipos” a los que hace referencia Serrat. “Probablemente en su pueblo se les recordará, como cachorros de buenas personas. Que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas”. Los describe como parte de una casta política que se la pasa haciendo promesas, aunque tienen una doble vida y son despiadados. Cero panfleto, cien por ciento de ironía. “Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz. Y juegan con cosas que no tienen repuesto. La culpa es del otro si algo les sale mal. Entre esos tipos y yo, hay algo personal”
“Esos locos bajitos”
Serrat escuchó al humorista Miguel Gila referirse a los niños como “locos bajitos”. Y esa fue la frase que inspiró su más tierna canción. Al mismo tiempo, puso su mirada en aquello que serán convertidos esos niños con el paso del tiempo. Durante un recital, explicó: “La evidencia está bien clara. Son bajitos y, por eso de que están locos, nada más hay que vivir con ellos. Nada más hay que sentir cada uno de estos sueños que los adultos, con sus tijeras raras, luego les van cortando, para convertirlos en estas cosas que andan por nuestras calles con faldas y pantalones”.
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