Jan Latham-Koenig: un director musical tenso, con quien la decepción en Buenos Aires fue in crescendo
Después de la acusación en Londres por abusos contra menores, LA NACION tuvo acceso a una carta que en mayo pasado había elevado una de las orquestas del Teatro Colón a las autoridades del coliseo porteño, en la que rechazaban al británico por dudas sobre su nivel profesional; también hubo quejas por sus destratos hacia los músicos
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La noticia de la detención, en Londres, del director de orquesta Jan Latham-Koenig, quien fue hasta ayer director musical del Teatro Colón, reavivó el descontento que había ido suscitando el músico británico entre los artistas ligados al coliseo porteño desde su ascenso como máxima autoridad musical de la casa, convocado por el director general y artístico Jorge Telerman, en 2022.
“Nuestra orquesta no considera que el maestro Latham-Koenig tenga el nivel artístico suficiente para ocupar dichas posiciones”, dice una carta del pasado 2 de mayo firmada en representación de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA). Dicha misiva, a la que tuvo acceso LA NACION, fue elevada a las máximas autoridades del teatro y a la dirección ejecutiva del organismo pero, al parecer, ignorada por los destinatarios, a pesar de los términos inusitadamente fuertes con que los músicos manifestaron sus reparos frente al nombramiento del británico. En otro pasaje del escrito, los profesores que integran la orquesta más prestigiosa del país consignaron su “preocupación respecto de la selección de Latham-Koenig como jurado y director en la programación de la OFBA. Nuestra orquesta no considera que el maestro tenga el nivel artístico suficiente para ocupar dichas posiciones y hay dos encuestas internas que así lo reflejan claramente.”
Son los músicos, tocando bajo las órdenes de un director, en ensayos y en escena, las personas más idóneas para emitir una opinión autorizada en este sentido, pues poseen los conocimientos técnicos y la experiencia para evaluar un desempeño específico. En ese sentido, genera desconcierto que se haya desoído un reclamo de semejante tenor.
“La calidad musical y el nivel de excelencia en el escenario —continúan su carta los profesores de la OFBA—, son valores fundamentales para nosotros y por ello queremos asegurarnos de que las personas seleccionadas para trabajar en el teatro cumplan con los estándares que nuestra orquesta se esfuerza por mantener. Para ello hemos ingresado al organismo rindiendo arduos concursos internacionales.”
A este punto referido a lo puramente musical, se sumaron otros dos aspectos claves que complicaron la presencia de Latham-Koenig frente a los artistas argentinos. Uno de ellos, manifestado por varios cantantes desde el inicio de sus funciones, por reiterados maltratos y faltas de respeto, sobre todo hacia los artistas locales. Dicha actitud, según interpretaron algunos miembros de los cuerpos a cargo, disimulaba otras deficiencias en su desempeño, con lo cual se generó desde el inicio de los ensayos un clima hostil y poco propicio para la creación artística. Con el correr de los días se fueron sumando voces que hablarían de una “aceptación tácita” frente a distintos comportamientos inapropiados.
Contrataciones
Finalmente, desvinculado ya Latham-Koenig de todas sus funciones, quizás lo que podría dar que hablar de aquí en más es la información trascendida respecto de las contrataciones realizadas por el Teatro Colón a través de la agencia de Latham. Se conoció y ha circulado en las redes un contrato del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (publicado en el Boletín Oficial de la Ciudad, nro. 6440, del 16 de agosto de 2022) para la doble producción operística de Barbazul, de Béla Bartók, y Los siete pecados capitales, de Kurt Weill, en cuatro funciones de 2022, por el cual Jan Latham-Koenig –quien no había asumido como director pero ya había recibido la invitación, que se comunicó a las orquestas en marzo de ese mismo año- habría percibido 195 mil dólares. Lo suspicaz es que, estando el propio Latham-Koenig al frente de ambas puestas, fuera a su vez contratada por el Teatro Colón su agencia (denominada “König Ensemble Limited”, con sede en Londres). A comienzos de 2023, en la primera entrevista que concedió a este diario ya en el cargo, afirmó: “Y fue extraño que mientras preparaba el proyecto Weill/Bartók me invitaran a ser director musical”.
El caso despertó una ola de sospechas, cuyos ecos resonaron en el ambiente musical a lo largo de las últimas temporadas. ¿A qué atribuyó la Filarmónica la falta de respuesta de las autoridades luego de tan sonados episodios? Es un interrogante que por ahora nadie contesta. Mientras tanto, abonados y melómanos del Teatro Colón siguen a la espera del anuncio de una temporada 2024 acorde con la jerarquía de la institución.
Latham-Koenig vive en Londres junto con su esposa, la cirujana cardíaca de origen iraní Marjan Jahangiri y, después de su detención y acusación, esta semana, fue puesto en libertad vigilada a la espera de una próxima comparecencia, en febrero. El director, que se considera un apasionado de la cultura alemana y un aficionado al ajedrez, había asegurado al aceptar su cargo en el Teatro Colón, que el coliseo argentino era su prioridad.
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