Incubus en Argentina: cuándo salen a la venta las entradas y por qué decidieron volver a grabar su disco más exitoso
En diálogo con LA NACIÓN, DJ Chris Kilmore habla de la nueva etapa de la banda y de cómo rompieron el molde del nü metal; en abril de 2025 se presentarán en el Movistar Arena
- 9 minutos de lectura'
Para toda banda que es parte del nacimiento de un género o de un recambio generacional, tarde o temprano llega la necesidad de desmarcarse de las etiquetas. Para Incubus, la oportunidad llegó justo a tiempo: como muchos otros de sus compañeros de camada formados a principios de los noventa, el grupo encontró su lugar en el punto de equilibrio entre el rap y la música pesada. La prensa y la industria no tardaron en ponerle un nombre a ese cruce, al que llamaron nü metal, un movimiento que tuvo su punta de lanza cerca del fin del milenio y que empezó a saturarse de nombres cuando se entendió que ahí había una usina de facturar billetes.
Mientras el género estaba todavía en su apogeo, los integrantes de Incubus entendieron que debían ampliar su sonido lo más posible antes de que se disipara la espuma, y así fue como se encerraron en una casa en Malibú para darle forma a Morning View, su cuarto álbum de estudio, lanzado en octubre de 2001. Ahí, la banda amplió su paleta de sonidos lo suficiente como para escaparle a cualquier nicho y valerse por su propia cuenta, como lo evidencian hits como “Wish You Were Here”, “Warning” y “Are You In?”. Incubus ya había conocido el éxito gracias a sus dos álbumes anteriores, S.C.I.E.N.C.E. y Make Yourself, pero a partir de la llegada del disco empezó a jugar en una liga propia, con una búsqueda de estilos lo suficientemente amplia como para poder ser parte de festivales de metal, rap o rock alternativo y no desentonar con la propuesta general.
Después de que la pandemia demorase sus planes, Incubus celebró los 20 años (en rigor, 22) de su álbum más exitoso en 2023, con Morning View XXIII, una regrabación del disco que funcionó como una puesta al día del repertorio con el sonido en tiempo presente de una banda movediza. “Fue un proceso que tomó dos décadas, de tanto tocar las canciones en vivo. En el escenario todo cambia un poco, y a medida que comenzamos a hacer más y más shows, pudimos ver cositas que funcionaban y otras que no, entonces empezamos a readaptar”, explica el DJ y tecladista Chris Kilmore sobre el proceso de (re) creación del disco, que también se volvió el motor de una gira que tendrá su escala porteña el año próximo, cuando Incubus desembarque en el Movistar Arena, el 1 de abril.
Las entradas para el show porteño estarán a la venta a partir de este miércoles 21 de agosto a las 10 de la mañana, únicamente en www.movistararena.com.ar.
–¿Qué fue lo que los movilizó a celebrar las canciones de Morning View?
–Tengo suerte de ser uno de los tipos que hizo ese disco, porque fue nuestro álbum más grande. Las canciones son muy especiales porque las grabamos en una casa, contra todas las expectativas posibles. Nuestro sello discográfico y toda la gente que nos rodeaba nos decían: “No se metan en esa, todavía son chicos y nunca van a terminar el disco”, pero Mike Einziger, nuestro guitarrista, peleó con bastante ímpetu y fue el responsable de que nosotros pudiéramos llevarlo a cabo. Entramos a la casa y una vez que llegamos ahí fue algo mágico. Trabajamos muy duro y también tocamos con mucha fuerza. Al final del proceso salimos con un disco, y 23 años más tarde quisimos volver sobre él porque fue un momento mágico y especial que vive en nuestros corazones.
–El último disco de Incubus, 8, salió en 2017 ¿Este proceso de revisar un clásico de la banda disparó ideas para un nuevo álbum?
–Sí, supongo que un poco. Cuando componemos música nueva repasamos todo lo que hicimos anteriormente. Un poco recordamos las cosas que funcionan y las que no, y después de eso tratamos de hacer algo diferente a lo que ya hicimos. Es un proceso en el que intentamos recordar, pero también de olvidar para mantenernos abiertos y creativos. Esas canciones viven con nosotros, pero tratamos de mantenerlas de manera subconsciente. Esperamos tener un disco terminado para finales de este año o principios del próximo. No sé cuándo saldrá, pero estamos en el proceso de darle forma.
–Al momento en que Morning View se publicó, ya habían tenido una cuota de éxito con los dos álbumes anteriores. ¿Por qué creés que el salto llegó ahí y no antes?
–Fue una diferencia de edad, básicamente. Con Make Yourself estuvimos girando mucho y tuvimos tres singles a los que les fue muy bien. El primero fue “Part of Me”, que llegó al puesto 3 de Billboard; después vino “Stellar”, que llegó al 2 y después salió “Drive”, que alcanzó el primer puesto, y todo esto pasó mientras estábamos de gira. De hecho, “Drive” no salió hasta que ya habíamos dejado de girar y estábamos grabando Morning View. Fue todo un proceso. Para componer ese álbum tomamos la experiencia de girar por el mundo con las canciones de los discos anteriores. Estábamos creciendo como individuos y conociendo música nueva, que podía ser de Argentina, China, India o Asia. Cuando sos un chico sos como una esponja musical, así que como DJ siempre estuve tratando de incorporar cosas nuevas al grupo. Cuando estábamos haciendo ese disco, fuimos capaces de poder hacer lo que quisiéramos y construir a partir de esas influencias. No creo que haya sido algo consciente hacer un disco que fuera mejor que los anteriores, pero sí queríamos hacer algo que fuera un paso más allá.
–Para grabar el disco se encerraron en una casa en Malibú donde instalaron el estudio, algo que quizás sería impensado para una banda emergente en esta época.
–La situación fue bastante parecida a como es ahora, porque el sello no quería que lo hiciéramos. No querían dejarle la llave del auto a los chicos, ¿entendés? (se ríe). Creo que si tenés una visión y un objetivo, todo es posible. Si sos una banda nueva, mirá lo que hicimos nosotros, o los Chili Peppers o la gente que sea que te inspire. Mirá lo que hicieron y aprendé de eso, porque ir a meterse en una casa puede ser muy divertido y creativo, pero también puede ser una gran pérdida de tiempo, depende de cómo uses tu tiempo, de quien seas y qué quieras hacer. Lo que le diría a las nuevas bandas es que sigan sus metas, estén enfocados y sepan que todo es posible.
–En los últimos años, Incubus incorporó un rango muy amplio de covers en sus shows, que va de The Beatles a Prince, pasando por David Bowie y Portishead. ¿De dónde salen esas elecciones?
–Muchos temas los elegimos mientras calentamos durante los ensayos para sacudirnos el polvo, y durante ese proceso empezamos a decir “esto se parece a esta canción o a esta otra”, porque siempre miramos las distintas maneras de cómo tocar las canciones en vivo. A veces son grandes hits, otras veces pasan de largo. Hace poco tocamos “Let’s Dance” en Asia y la gente no conocía la canción, y si la sabían no cantaron ni hicieron nada, así que nos quedamos con la sensación de “Bueno, esta no funcionó”. Quizás no se la esperaban, pero lo cierto es que no pegó, así que la terminamos sacando de la lista. Tocamos “Pony” de Ginuwine, que es un gran hit; también “C.R.E.A.M.”, de Wu-Tang Clan y “Gin and Juice”, de Snoop Dogg. Son elecciones que dependen de dónde estás y para quién estás tocando, y también dónde las ponés en la lista. Nos divertimos mucho haciendo covers. A veces hacemos demasiados, pero es algo muy entretenido para nosotros y también para el público.
–Si bien es una banda que supo integrar la primera camada del nü metal, Incubus cubre muchos géneros y no pertenece a ninguno en particular. ¿Ven eso como una virtud o como una debilidad?
–Es algo que hace que esto siga siendo interesante para nosotros, pero no puedo decir si es bueno o malo. A veces cuando nos agendan en algún festival y vemos la programación nos miramos entre nosotros y decimos: “¿Por qué estamos acá si no encajamos?” (se ríe). Pero, al mismo tiempo, lo que le sigue a eso es: “Bueno, podemos tocar cualquier género de música, así que en cierto modo sí encajamos”. Es como un círculo vicioso, pero tiene un gran punto a favor y es que nos da la libertad de componer la música que tenemos ganas de hacer.
–¿Y qué es lo que hace que algo suene a Incubus?
–Tenemos momentos en los que nos preguntamos eso seguido. Somos Incubus, así que siempre sonamos a nosotros mismos. Intentamos hacer algo un poco diferente cada vez, pero de manera inherente somos los mismos tipos, así que vamos a sonar parecido en algún momento. Cuando escribimos demos y empezamos a tirar ideas de a poco, las vamos escuchando y decimos: “Esto suena a algo que ya hicimos”, y en el medio nos preguntamos si queremos o no sonar a algo que ya hicimos. Intentamos no forcejear demasiado con la música, tratamos de que sea lo que es. A lo largo de los años, sabemos qué funciona y qué no, así que no tenemos mucho material de descarte. A veces damos con algo completamente distinto y nuevo, pero muchas veces decimos: “¡Wow!, esta podría ser una canción de Incubus de hace 20 años”, y está ok que así sea. Tratamos de no ponerle mucho énfasis, porque una vez que la canción se publica ya no está en nuestro control a quién le gusta y a quién no. Se la das al mundo y ya está, así que hacemos lo que creemos que nos gustaría oír y tocar en el futuro.
Otras noticias de Entrevistas
Más leídas de Música
Una Filarmónica notable cerró la temporada. La violencia y la dulzura de Bartók en una sola noche
Sorprendente resultado. Cuánto ganaron la Nación y la Provincia por el recital de Paul McCartney en Córdoba
El gran gesto de un amigo. Una apuesta, un hit improbable y el regreso glorioso: cómo Elton John le devolvió la gloria a John Lennon
Iron Maiden, en Huracán. Un show con sello propio y una canción olvidada que se convirtió en la joya de la noche