Iguazú en concierto: los niños prodigio que quieren divertirse
IGUAZÚ- Usar protector solar el día que comienza el invierno no es lo más común; tampoco lo es estar parado en medio de un anfiteatro cuando el sol pega de lleno sobre nuestras cabezas mientras que ensaya una orquesta integrada por cientos de chicos. Pero esto es el Festival Iguazú en Concierto , estamos muy cerca de las Cataratas y aquí, todo esto puede pasar. Sobre todo el calor en el comienzo del invierno y la prueba de sonido de una orquesta gigantesca. El festival que culmina la noche del sábado, con su habitual concierto de cierre, vive su décima edición. Por eso todos dicen que "está de fiesta".
Hay orquestas y grupos que forman una sola orquesta gigantesca. Chicos y chicas de Cuyo, del NOA y del Litoral; también de países europeos. Hay una agrupación de cuerdas de Brasil y un conjunto de steel drums de Trinidad y Tobago. Hay congas y una batería más arriba, y coros en las gradas. Debajo de unos árboles ensaya un grupo de arpistas de la ciudad paraguaya de Encarnación. Son (nada más que) 22.
Nada hace presentir que eso sonará bien, pero suena bien. Se trata de un ensayo/prueba de sonido, con todas las imperfecciones que nos podamos imaginar. Pero suena bien. Hay arreglos orquestales para temas muy populares como "La Bilirrubina" o "La vida es un carnaval".
Entre las filas de cuerdas o metales pasan casi inadvertidos algunos solistas que tocaron en otros conciertos, porque este festival de coros y orquestas infantiles y juveniles audiciona por concursos online a jóvenes de distintas partes del mundo que compiten por un lugar en este encuentro misionero. En esas gradas hay tantas historias como niños. Y en el hecho de compartir la música, no se hacen diferencias entre lo popular y lo académico.
María José Arjona Jiménez es una colombiana de 11 años que sorprendió al público local con su participación en el festival. No tiene formación académica, simplemente canta y aprende de manera autodidacta. "En Barranquilla la reconocen como Azuquita porque le encantan las canciones de Celia Cruz. Cuando sube al escenario se transforma", dice orgullosa Vanesa, su mamá. María José participó en La Voz Kids Colombia el año pasado y éste mandó un video al concurso de Iguazú.
En la fila de los metales hay un español de los pagos de Ávila llamado Iván Plaus. Es trombonista y acaba de cumplir 15. La música es una cuestión de herencia. Su abuelo era clarinetistas, su padre es violinista, da clases en conservatorios de Avila y Valencia. Aunque parezca un instrumento inusual, Jesús, su papá, nos pone en tema rápidamente al contarnos que donde viven la tradición musical de bandas de vientos es fuerte, especialmente en lugares como Valencia, Castellón y Alicante.
Sin embargo, no es tan habitual en la música clásica. Si bien es conocido el concierto para trombón a vara de Rimsky-Korsakov no hay mucho material. Quizás haya que ir haciendo camino al andar. Y en eso anda Iván, que busca la sombra de un árbol durante un descanso del ensayo para el concierto final. Cuenta que los primeros días estaba muy cansado por el cambio de horario, pero que ya se acomodó al ritmo local.
¿Y la escuela, Iván? "Bueno, ahora justo nosotros comenzamos las vacaciones de verano, así que aproveché para venir aquí, que me da mucha alegría. Además, está todo muy bien organizado. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Y luego en estos tres meses de descanso me voy a un curso en Alemania y, después, un mes a Amsterdam, a la Concertgebouw, porque hicieron una selección para una orquesta de músicos jóvenes."
Su padre dice que lo más importante no es cada actuación en sí misma sino la experiencia que se vive en Iguazú. "Ha hecho amigos que yo creo que van a ser para toda la vida. Y, por supuesto, también está el concierto, que es un regalo que le da el festival; la posibilidad de mostrar lo que está haciendo y deleitar al público de la Argentina".
Así como está el caso de Ivan, que debuta en este encuentro, hay chicos que reinciden en esta cita anual. Los fabulosos Breshears son tres niños prodigio que tocan violines y chelo, que llegaron a Misiones hace tres años y ahora traen una novedad: son un cuarteto con la inclusión del más pequeño. Dustin 12, Starla 11, Valery 10 y Colin 7, que es violista.
Cabeza de esta familia californiana, papá Dustin nunca soñó con que en 2019 tendría dentro de su propia casa a un auténtico cuarteto de cuerdas clásico, que podría dar conciertos por el mundo. No lo soñó aunque en determinado momento se dio cuenta de que eso era posible e hizo mucho para que sucediera.
Dustin era un profesor de música que llevaba a sus tres hijos mayores a los ensayos de las orquestas juveniles que dirigía. Y como les encantaba, hablo con los profesores de la orquesta para que le enseñaran. Comenzó Starla con el chelo, siguió el resto. Hoy, que dan grandes muestras de talento, tienen una rutina muy rigurosa de estudio para sostener y elevar el alto nivel que alcanzaron. Sin bien una obra de Mozart puede pasar a ser algo anecdótico cuando uno ve lo pequeños que son y escuch sus destrezas, hay en cada uno de ellos una carrera musical que se vislumbra con facilidad. ¿Eso tiene un costo? ¿Tienen tiempo para ser niños?
"Sí, con mi mujer trabajamos bastante para asegurarnos de que así sea. Estudian dos o tres horas después del desayuno o después de la cena y tratamos de que tengan la mayor cantidad de tiempo libre. Que sean chicos normales, esos que van a la escuela y pasan tiempo con sus amigos después del colegio. Armamos una agenda para que eso ocurra. Eso debe ser prioritario."
En esa agenda tan minuciosa hay una cita anual con este festival al que llegan por tercera vez: "Sí, porque los chicos acá tienen una experiencia única, con diferentes culturas, especialmente con la sudamericana y la posibilidad de tocar con orquestas del modo que no lo tienen en ningún otro lugar. Además, a la gente le encanta lo que ellos hacen y la manera como se lo expresan no la vemos en ninguna otra parte".
Su hija menor confirmará horas después los dichos de su padre al subir al escenario.
Vengo de California, tengo 10 años; vine por primera vez cuando tenía 7. Y éste es el mejor concierto
Jaffé, una orquesta inclusiva
La brasileña Renata Jaffe mira en su celular un video subido a YouTube del concierto que el grupo GPA dio la noche anterior. Su sonrisa de oreja a oreja solo cambia de forma cuando abre la boca y dice: "Legal demais".
Renata es hija de Alberto Jaffé, violinista que creó un método de enseñanza musical colectivo, donde un joven aprende a tocar directamente en una orquesta. Con un perfil orientado a la inclusión social, esta técnica que el violinista comenzó a implementar a mediados de la década del setenta en el Brasil y que desarrolló en los Estados Unidos, Renata la repatrió a su país. En los noventa, el proyecto comenzó a formar parte del semillero de artistas del Grupo Pão de Açúcar (GPA) orquesta de cuerdas creadas por esa cadena de supermercados. El método Jaffé se importó a la Argentina, por eso también se utiliza en los grupos de la ong Fundecua, que es impulsada Andrea Merenzon, también directora de Festival Iguazú en Concierto. "Comenzamos con recursos propios hasta que nos contactó la empresa GPA para, inicialmente, trabajar con los hijos de los empleados de esa empresa –explica Renata-. En un momento se abrió a toda la comunidad. En cuanto a la Argentina, no sabíamos si funcionaría aquí cuando nos convocaron. No sabíamos si ese era nuestro camino. Pero una vez que vinimos nos hicieron sentir como en casa. Y la receptividad de los chicos fue maravillosa".
Daniel Misiuk, director de la orquesta que utiliza el método, asegura que la comunicación no sólo está dada porque se habla en términos musicales, sino por la eficacia de un método que puede ser aplicable en cualquier país. "La música tiene una metolodogía más fácil pero además permite integrar a las personas. Surge un colectivo donde todos crecen juntos y con la misma responsabilidad. No importa si es en Brasil, Alemania o la Argentina. De este modo todos se sienten capaces".