"I Was Made For Lovin’ You": la canción con la que Kiss vendió su alma al diablo... de la música disco
"Una leyenda urbana dice que si vas al baño a las 3 de la madrugada y ponés esto a todo volumen (con altavoces ) y esperás 10 minutos, te cae la policía", escribe en Youtube el usuario "Javier Martínez" (no es el de Manal, no) entre las entradas al video de Kiss"I Was Made For Lovin’ You" ("Fui hecho para amarte") con 185.918.990 vistas.
Parece una parodia de toda la información (hoy hablaríamos de fake news) que rodeaba al fenómeno desatado por Kiss en Argentina hacia 1980, cuando las leyendas sobre el grupo de heavy metal-glam habían edificado una narrativa del mal en los medios y, también, apropiada como gesto de osadía entre sus fans adolescentes. Se decía entonces que Gene Simmons, el bajista, se había injertado una lengua de vaca; que el grupo soltaba pollitos vivos en el escenario para pisarlos; que ofrecían un millón de dólares a quien se suicidara durante uno de sus shows; que el nombre ocultaba una sigla oprobiosa: Kings of Imperial Satan Service (Reyes del Servicio Imperial de Satán). Los puristas que venían escuchando a Kiss desde 1975, en cambio, decían otra cosa. Que con "I Was Made For Lovin’ You" el grupo había vendido su alma a otro diablo, el negocio de la música disco. Y es que con esa línea de bajo marchosa, un canturreo lascivo y un estribillo universal Kiss consiguió su primer crossover: salieron del nicho del heavy metal para volverse pop.
El paso del rock a la música disco, dos escenas que parecían antagónicas y hasta enemigas (recuérdese el movimiento "Disco sucks" encabezado por el crítico Lester Bangs), se dio precipitadamente a partir del éxito global de los Bee Gees con la banda de sonido de Fiebre de sábado por la noche, lanzado en noviembre de 1977.
A partir de ese golpe maestro sobrevino una catarata de hits hechos por artistas mayormente asociados al rock duro o progresivo que salieron a disputar el dancefloor de Studio 54 y todas sus réplicas mundiales (nuestra disco pionera Experiment, por ejemplo). Primero fueron los Stones con "Miss You" (mayo 1978), luego Rod Stewart con "Do You Think I’m Sexy" (noviembre 1978), nada menos que Pink Floyd con "Another Brick In The Wall" (abril 1979), Electric Light Orchestra y "Last Train To London" (noviembre 1979) y Queen con "Another One Bites The Dust" (agosto de 1980). El número disco-metal-pop de Kiss había salido antes, en mayo de 1979, pero aquí no se empezó a escuchar fuerte sino hasta el año siguiente, cuando quedó marcada una insólita rivalidad con Queen que no se registró en ninguna otra parte.
Un repaso al correo de lectores de la revista Pelo, el medio que entonces monopolizaba la información sobre la escena, muestra una indignación monumental hacia los "traidores" que no paraban en tanto de escalar los charts. Ninguno, hay que decirlo, con la soltura y gracia que los hermanos Gibb habían exhibido en "You Should Be Dancing", por ejemplo. Mover el cuerpo parecía ser un problema para el público del rock, que había nacido justamente como una música de baile interracial. Dentro de la cultura rock, el paso a la música disco era objetado como pose frívola, el baile como una señal de ablandamiento. Lo satirizaba Seru Giran en "La grasa de las capitales" al mismo tiempo que la revista Expreso Imaginario, la competencia contracultural de Pelo, dedicaba una tapa al fenómeno con un retrato de John Travolta impactado por un tomatazo.
Kiss estaba en otra galaxia, fuera de cualquier objeción purista, y Paul Stanley, autor de la canción, consiguió el objetivo de meter el segundo disco de oro del cuarteto enmascarado después de la azucarada balada "Beth", disco simple del álbum Destroyer (1976). El alcance global de "I Was Made For Lovin’ You" fue sin embargo mayor. Casablanca, el sello del grupo, ya se había anotado el advenimiento de Donna Summer, la reina de la música disco, y ahora tenía entre sus manos a un fenómeno que explotaba en varias direcciones: la radio, la discoteca y el culto al misterio del maquillaje y el supuesto filosatanismo. El hit de Paul Stanley se hace cargo de ese doble standard: se puede cantar y bailar pero el riff y el solo de guitarra de Ace Frehley mantienen el estilo heavy metal de Kiss a raya. Como en todo el resto del álbum Dynasty, el baterista, fundamental en el groove bolichero de "I Was Made For Lovin’ You" no era el baterista. Esto quiere decir que Peter Criss, alias "El gato", que hace playback en el video clip del hit no toca en el disco, sino que fue reemplazado a petición del productor por Anton Fig, héroe anónimo del éxito.
Dynasty, cuya tapa es un remix kabuki de la de With the Beatles, se publicó en Argentina como Dinastía" y fue el primer disco de Kiss para el que Polygram (que representaba aquí a Casablanca) invirtió en difusión. Sin embargo, en épocas de importación abierta, las ediciones nacionales apenas si podían competir con los lujosos discos importados. Que Kiss haya mantenido encendido su status de culto a pesar de la masividad hace posible que hoy la historia se haya dado vuelta. La edición argentina de Dynasty es buscada como fetiche y llega a cotizar 3000 pesos en Mercado Libre, lo mismo que el todavía más raro casette.
La argentinización de Kiss se puede contar a partir de Lulú, un grupo que se pintarrajeaba en el mismo estilo y apenas editó un simple; el bizarro caso de Los Caú, banda tropical que recurrió al maquillaje inspirados en el éxito de "Fui hecho para amarte" y, al fin, la traducción (un inglés comechingón) que Mona Jiménez hizo del hitazo disco metal al cuarteto.
Nada, sin embargo, como el encargado de prensa de Polygram, Rubén González, un periodista uruguayo que desde su oficina alimentaba los rumores para una prensa sedienta de escándalo. A partir de una foto donde se veía al guitarrista Ace Frehley atravesado por dos manos de mujer entrelazadas, el prensa de Polygram difundió la falsa noticia de que los cuatro miembros de Kiss se habían injertado manos de mujer. Eso salió publicado así en las revistas de actualidad de la época y, claro, también el infame affaire de los pollitos que, cuentan, también habría salido de su fantástica imaginación.
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