El primer single nominado al Grammy de Songs from the West Coast tuvo un gran plus: el video de la realizadora Sam Taylor-Johnson que contaba con la presencia del actor de Iron Man en plena etapa turbulenta
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En Yo, su imperdible autobiografía, Elton John habla del punto de partida de “I Want Love”, el primer single de su álbum de 2001, Songs from the West Coast. A diferencia del segundo corte de ese disco, “This Train Don’t Stop There Anymore”, una composición punzante, al desnudo, extremadamente autorreferencial, la otra balada se nutría de la vida de su compañero de ruta, el compositor Bernie Taupin, quien con tres palabras establecía el preludio perfecto a una letra en carne viva en la que hacía mea culpa por un vínculo amoroso que se estaba desintegrando, y además exponía su miedo, como llegó a contar Elton, “de no enamorarse nunca más”.
“Un hombre como yo está muerto en lugares en los que otros hombres se sienten liberados”, se lo escucha cantar a John, quien le puso la voz a la experiencia de su fiel amigo y colaborador, al tiempo que también estaba hablando de sí mismo. “Todo empezó con lo que vivió Bernie y cómo se estaba sintiendo, pero luego advertí que la canción aplicaba a infinidad de circunstancias, y una de ellas era el quiebre familiar”, explicó el artista que mucho sabía sobre el tener que amigarse, en su caso, con el pasado con sus padres.
“Quiero amor, solo que de una clase diferente”
“I Want Love” es también una canción sobre la autoflagelación como método para prevenir que el golpe venga del otro lado. “No siento nada, solo viejas cicatrices endureciéndose alrededor de mi corazón”, esa revelación visceral, habla de una persona que “ha visto mucho tráfico”, y que ya no se considera merecedora de un amor “limpio y suave”, sino de uno que lo someta, que lo hunda, que lo castigue. Cuando se editó Songs from the West Coast, el proyecto que Elton tenía en mente estaba acercándose lentamente a lo que luego se convertiría en su biopic, la excelente Rocketman de Dexter Fletcher.
Para el díptico “I Want Love”-”This Train Don’t Stop There Anymore” (a través del cual tanto él como Bernie hicieron catarsis, cada uno con su tema, pero ambos mirándose al espejo y también buceando en los recuerdos más dolorosos), el artista quería concebir videos en los cuales él no tuviera que aparecer para dejar una marca. Por el contrario, la búsqueda de Elton era la de subrayar la universalidad de ambas letras, demostrando su confianza ciega en las mismas. No importaba si era él quien las cantara a cámara. Importaba el mensaje.
Por lo tanto, al momento de planear el video, John convocó a la realizadora Sam Taylor-Johnson (por entonces, Sam Taylor-Wood), quien siete años más tarde estrenaría su ópera prima, la biopic sobre John Lennon, Nowhere Boy. Solo restaba dilucidar quién iba a ser el rostro de las palabras descarnadas de Bernie. Elton solo pudo pensar en un nombre: Robert Downey Jr.
“Quiero un amor que no signifique nada”
Robert Downey Jr. había mirado el infierno a la cara. Entre 1996 y 2001, el actor -quien había brindado grandes actuaciones en Chaplin, Short Cuts y Asesinos por naturaleza- fue arrestado en múltiples ocasiones por posesión de cocaína y marihuana, y en una de ellas llegó a describirle al juez cómo era su mentalidad en ese momento: “Siento que tengo un arma apuntando mi boca y el dedo en el gatillo, y es como si me gustara el sabor del metal”. Esa naturaleza autodestructiva hizo que Hollywood le diera la espalda, pero Elton, quien había atravesado por tormentas similares, decidió que su amigo se podía poner de pie y brindar primeros planos memorables para un video que terminó siendo icónico, al punto tal de que es imposible escuchar la canción y no recordar el rostro del actor.
Downey Jr. salió de la clínica de rehabilitación en julio, y en agosto ya estaba en la mansión de Greystone de Beverly Hills listo para su primer trabajo luego de ese impasse que no pasó inadvertido para los medios. En una entrevista de la directora con MTV, Taylor-Johnson reveló que filmó el video 16 veces y que se terminó quedando con la última toma como la definitiva. En el mismo, lo vemos al actor caminando por esa mansión interpretando el tema y adueñándose del mismo. “Quiero amor, pero es imposible para un hombre como yo, tan irresponsable”, fue nada menos que su ticket para reingresar a la industria, y lo hizo con una vulnerabilidad extraordinaria que elevó esa poderosa letra. Para la realizadora, la clave estuvo en la manera en la que abordó las tomas: sin sobreactuarlas. “I Want Love” era un tema que requería imperiosamente de naturalidad y Downey Jr. entregó precisamente eso. De hecho, hasta se podría dudar de si estaba actuando en absoluto.
Dos años después, en el rodaje del thriller Gothika, conoció a quien es hoy su esposa, Susan, un pilar fundamental en su vida. Esa imploración por el amor, lo más prístino y primario que escribió Taupin, fue interpretado a modo de anhelo por el actor, quien finalmente terminó encontrando no solo ese amor que necesitaba sino también un resurgimiento en un Hollywood que, gracias al puntapié de Elton John y a la serie Ally McBeal posteriormente, le reabrió sus puertas. En 2004, Downey Jr. editaba su único disco hasta la fecha, The Futurist, y demostraba su talento para el canto en la serie de David E. Kelley (donde su carisma era arrollador) con un gran cover de “River”, de Joni Mitchell, otra canción, como “I Want Love” sobre el deseo, sobre los “I wishes”.
“Quiero amor, no quiebres mi voluntad”
Cuando llegó el turno del segundo video del álbum (dirigido por David LaChapelle, quien en el clip de “Original Sin” aplicó esa misma paleta saturada para retratar a una Mandy Moore que se transporta a un recital de Elton de los 70), Justin Timberlake fue el elegido para “This Train Don’t Stop There Anymore”. A diferencia del de “I Want Love”, y como estábamos ante la canción que era más personal para Elton que para Bernie, en el clip el cantante estaba caracterizado como el artista, de fiesta en fiesta, mientras sus palabras hablaban de algo bastante alejado de la celebración: “Todas las cosas que yo he dicho en canciones y toda la prosa púrpura que compraste de mí, la realidad es blanca y negra. Las cosas sentimentales que yo he querido escribir no han significado mucho para mí”, expresaba un John que estaba mirando hacia atrás, con la paradoja del uso del tren como alegoría.
Timberlake hizo un excelente trabajo en el video, por lo cual fue considerado para la biopic que tardaría años en concretarse. “No estábamos en el momento adecuado para proponérselo, pero brindó una gran actuación en ese video”, expresó tiempo después el marido de Elton, David Furnish. Los años pasaron, Elton escuchó el cover que hizo Taron Egerton de “Don’t Let the Sun Go Down on Me” (el actor ya había interpretado “I’m Still Standing” en el film Sing: ¡ven y canta!) y el resto es historia. Egerton obtuvo el Globo de Oro por su actuación en una biopic que debió haber tenido mayor relevancia que la cosechada y en la cual “I Want Love” (que recibió una nominación al Grammy en 2002) se resignificaba nuevamente, con Bryce Dallas Howard, Gemma Jones, Kit Connor y Steven Mackintosh cantando el tema colectivamente.
Como bien había dicho Elton, lo que compuso Bernie hablaba de su propia vida, pero también de otro hombre quebrado (Downey Jr.), de una familia luchando por encontrar la armonía (la de John) y de la cotidianidad de cualquier oyente que, ya con escuchar esas tres primeras palabras, era absorbido por una balada que implora de rodillas. Como si la hubiese escrito un niño.
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