Hot Chip: la banda del inglés melancólico que lee a Borges y que supo poner a bailar al mundo entero
El fundador de la banda inglesa que se instaló en el mapa mundial de los festivales con “Ready for the Floor”, habla de su regreso a Buenos Aires y de cómo descubrió la obra de Jorge Luis Borges
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“Suena serio eso que dije, pero el show va a ser divertido”, cierra su primera respuesta Alexis Taylor, líder y uno de los fundadores de Hot Chip, banda que hoy se presenta en el C Complejo Art Media. “Hace mucho no tocamos en Buenos Aires, y mucho más aún que no lo hacemos por fuera del marco de un festival. Para bandas como nosotros, que empezamos en lugares muy chicos en el Reino Unido, tener público en todo el mundo no es algo que demos por sentado, no es algo común. Y sabemos que las cosas han sido difíciles para todos en los últimos años, así que estamos muy agradecidos de que gasten dinero y nos destinen tiempo para venir a vernos”, había comenzado el cantante ante la pregunta de rigor sobre su show de esta noche.
Y esa idea de sonar serio pero en realidad ser divertidos puede de algún modo resumir el concepto de Hot Chip, una banda con mucho de música electrónica y con espíritu de baile con letras que navegan por temas del subconsciente, los sueños y la relación entre el hombre y las máquinas. Hijo de madre psicoanalista, Alexis Taylor tiene bien en claro que esa combinación forma parte del núcleo estético del grupo: “Me ha influenciado mi madre, seguramente. He explorado la idea del inconsciente en la música y en las letras y siempre te lleva a Freud, que es lo que leía mi mamá. Nunca me analicé ni leí tanto a Freud, pero estoy muy al tanto de sus ideas claves. La música es la forma que tengo de entender mi inconsciente, no sé bien de qué forma pero uso la música y la escritura para eso, para ver qué hay debajo de la superficie, qué es lo realmente es significativo para mí.
-¿Los sueños te sirven de inspiración para escribir?
-“Now there’s nothing” es una canción basada en un sueño, pero la melodía, no la historia. Me sucede que sueño melodías, me despierto y busco la forma de cómo seguirla, de escribir la letra de ese tema. Trata un poco sobre dormir y despertarse y cómo algunos recuerdos del pasado tratan de conectarse en el inconsciente, pero también de cómo conectás con alguien que perdiste en tu vida y a eso lo relaciono con la relación que tengo con mi familia y mi hija, seguramente todo eso sea una influencia de mi mamá (risas).
-¿Pensás que Hot Chip es una banda que te hace bailar para subliminalmente hablar de cosas intensas?
-Estaba pensando en eso recientemente, porque hay una relación entre la melancolía y el trato del subconsciente en la música dance, que es uptempo y optimista. Y si bien hay algo de cierto en esa hipótesis, también creo que la melancolía del sonido que logramos con John (Goddard, su compañero de banda) es algo natural de ambos. El otro día me mandó algo que era claramente uptempo y para bailar, pero los sintetizadores tenían una onda melancólica, antes de que yo escribiera una sola palabra. Es que no hay una regla, no hacemos siempre lo mismo. A veces se cree que él hace la música con gancho y yo le pongo letras melancólicas, pero creo que los dos hacemos las dos cosas al mismo tiempo. Y no somos los únicos en la banda, el resto también trae lo suyo. No quiero sobrepsicolanalizar la situación pero John perdió a su mamá siendo muy chico y creo que hay un costado de su música que tiene esa melancolía, y por supuesto también contiene ese intento de ser feliz y estar contento, porque es a lo que aspira cualquiera en su vida. Entonces, mucha de nuestra música puede lidiar con eso, no toda. Es una explosión de algo positivo y tiene que ver con que puedas hacerte cargo también de la otra parte.
-¿Y en cuanto al contrapunto de sonar melancólicos en un género que también debe pensarse como futurista?
-Es que no veo a la melancolía como algo que necesariamente mire hacia atrás, porque capaz mirás hacia adentro ahora mismo o sentís que el futuro es desafiante para vos y todo eso te pone melancólico. Todos en este momento estamos más al tanto y preocupados por el futuro, por el planeta y el cuidado de los animales. No sé si hay oposición entre melancolía en el futuro, pero de todos modos, cuando empezamos a hacer música nos propusimos ser más originales que futuristas. Escuchábamos producciones experimentales, como Timbaland y The Neptunes, que nos sonaban a futuro, pero ahora son el pasado, así que suena anacrónico mi análisis. Pero sí, sonaban adelantadas a su época, aunque sea por detalles mínimos, y eso nos gustaba, pero nos gustaban sobre todo porque eran creativas. No puedo negar que amo los sitnetizadres de los 70, 80 y 90, pero es cómo los usás mucho más que el qué. Nos pasa de estar en el estudio y que alguien diga “Esto es muy bueno, pero muy retro, ¿cómo lo hacemos sonar futurista o actual?”. Y hay muchas formas nuevas de pensar la música, que es algo que nos interesa siempre.
-¿Y cuál enfoque les atrae ahora?
-En cómo poner los elementos a jugar. En el placer de hacer música y cómo se combinan las capas de sonido, de percusiones, de las palabras entrando en relación con la música, lo acústico y lo electrónico, la forma en la que se mezcla todo eso en un groove. Entre el 99 y 2001 hicimos muchísima música, fue antes de nuestro primer disco. Todo lo que publicamos antes fue en pequeñas tiradas, material que publicábamos en 20 o 500 copias. De ahí aprendimos a hacer algo y movernos hacia adelante.
-Hay canciones de Hot Chip que se convirtieron en hit aunque tengas estructuras muy raras. “Huarache Lights”, por ejemplo, tienen un estribillo que tarda dos minutos y medio en llegar, eso sería impensado para un artista que busca un hit deliberadamente.
-No había pensado en eso antes, es una canción que debemos haber tocado 100 veces y nunca pensamos cuál era el estribillo y si llegaba tarde, aunque es cierto. Creo que es porque lo pensamos más como un gancho que tiene la canción, entonces no lo sentíamos como algo que teníamos que poner un lugar en particular, sino en cómo funcionaba con todas las otras secciones del tema. Hay otras canciones que no tienen coro y otras que son todo estribillo. Pero lo cierto es que cuando no pensás en esas cosas, hacés mejor música. Cuando hicimos cosas de forma convencional o tratamos de tener un hit, que casi nunca pasa pero a veces sí, generalmente no nos va bien y fallamos. “Huarache Ligths”, “Over and Over” y “Ready for the Floor” son hits pero son raros, y tienen letras extrañas, no dicen “Te amo y te extraño”, tienen frases que no escuchaste antes, no son frases hechas. Tal vez “Over and over” sí, pero las otras no y nos parece genial que el público las termine adoptando.
El estribillo de “Huarache lights” dice: “Reemplácennos con cosas que hagan mejor el trabajo”, y pensaba en el crítico Kodwo Eshun, que, hablando en favor de la tecnología en música, dijo que “las máquinas intensifican nuestras emociones”. ¿Pensás que hay algún contacto entre ambas ideas?
-No conozco a Eshun, pero es algo en lo que vengo pensando hace rato. ¿Ves ese teclado atrás mío? Es un vocode. Y no sé realmente por qué, pero para mí la emoción se intensifica cuando cantás con un vocoder. Tiene un impacto muy grande; si escuchás a Laurie Anderson, es la combinación de su humanidad, de su pronunciación y su voz en combinación con los filtros de la máquina que la hacen interesante. Se siente emocionalmente rico y me fascina, y trato de hacer música que tiene ese juego entre algo maquinoso y algo menos maquinoso. A veces me gusta combinarlo y otras veces irme a los extremos opuestos. Los instrumentos acústicos como un saxo o un contrabajo o un armonio también son máquinas en algún punto.
-Alguna vez contaste que has leído a Borges ¿cómo llegaste a él?
-Lo he leído en inglés. Mi mamá seguramente fue la que me habló de él por primera vez. Y lo primero que leí suyo fue Laberinto y Pierre Menard, el autor del Quijote. Deben ser de sus obras más conocidas, y también son mis favoritas. A partir de ahí leí mucho sobre él y suelo volver a su escritura. Tengo su colección de poesía pero no la he leído aún. Fue una combinación de recomendaciones, porque Neil Hagerty, de la banda Royal Trux, lo recomendó una vez en una entrevista y eso también me despertó el interés. Cada vez que voy a Buenos Aires me gusta pensar en los sitios de sus historias y dónde vivió Borges, además de la buena comida que tienen allí y de los lugares de antigüedades, que también me gustan mucho.
Hot Chip. Hoy, en C Complejo Art Media, Av. Corrientes 6271. Entradas en AreaTicket. Puertas, a las 19; Valdes, a las 20; Hot Chip, a las 21 y Fiesta Polenta, a las 22.30
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