Los integrantes de Bersuit, Gustavo Cordera y el productor Gustavo Santaolalla recuerdan los días agitados de una banda que necesitaba salir del pozo y encontró su salvación cantando contra la decadencia menemista
“¿Será Libertinaje el disco que convierta a Bersuit en una banda popular en serio?”, preguntaba Rolling Stone en septiembre de 1998, pocos días después de la aparición del disco que cambió para siempre al grupo. Pasaron veinte años y aún se mantiene como un trabajo sólido que además asombra por las características que adquirió posteriormente. Se volvió casi un compilado de grandes éxitos y también una obra profética. “Sr. Cobranza” y “Se viene” definieron la época de hartazgo social que surgió en la segunda presidencia de Carlos Menem y anticiparon la explosión de 2001 que derribó al gobierno de Fernando de la Rúa.
Hasta 1998, Bersuit Vergarabat era una eterna promesa que nunca se concretaba. Llevaba diez años de carrera intermitente y acumulaba tres discos mediocres que no conseguían entusiasmar demasiado. Para colmo, la tendencia al reviente de los integrantes de la banda no contribuía a enderezar el camino. Necesitaron de la mano firme de Gustavo Santaolalla, el productor más importante del rock latino, para darle a Bersuit una vida que ya nadie pensaba que podría tener. Gustavo Cordera, que se alejó de Bersuit en 2008, tras veinte años como cantante y líder, reconoce que Libertinaje fue un cambio totalmente repentino en la vida de la banda. “Se veía venir, pero nadie imaginaba que iba a tener tanto éxito, salvo nosotros y Santaolalla”. Desde Los Angeles, el productor apoya esa idea: “Libertinaje soporta el paso del tiempo, como los grandes discos”.
En esta historia oral, los músicos recuerdan el camino recorrido hasta Libertinaje, destacan el trabajo fundamental de Santaolalla y hablan sobre la absurda medida del ya extinto Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), que se basó en la (hoy derogada) ley 22.285, promulgada por Jorge Rafael Videla, para intentar censurar “Señor Cobranza”.
Cambios, relajación y apertura musical para un nuevo comienzo
Pepe Céspedes (bajo): Poder sacar Don Leopardo en 1996 fue una fiesta en sí misma, levantó a todos y generó una nueva etapa.
Juan Subirá (teclados): Tuvimos la posibilidad de volver a tocar y rearmar la banda. Volvimos a Cemento, nos estabilizamos. Empezó a predominar un estado de ánimo que tenía que ver con haber atravesado un momento muy jodido y poder superarlo. Entonces apareció “Comando culo mandril”, que la habíamos hecho jugando y había quedado ahí.
Céspedes: Esa canción era del 92 pero no la hacíamos por prejuicio. Un día la empezamos a hacer y nos empezó a divertir. También había un chamamé. Nos enganchamos con nuestra propia música, de acá.
Carlos Martín (batería): Empezamos a aceptar la idea de que lo que sucedía arriba del escenario tenía que ser una fiesta.
Osky Righi (guitarra): Cuando empezaron a hacer “Comando culo mandril” me levanté y me fui del ensayo. Detestaba la cumbia. Después, de a poco, empecé a entrar. Me di cuenta de que las letras, el mensaje, iban a ser más fuertes en una música popular. Iba a ser más fuerte que el rock. Y aprendí a tocar cumbia.
Subirá: Fue como una ruptura, fue animarse a meterse en otras cosas. En ese período compusimos todas las canciones de Libertinaje. Inmediatamente aparecieron “A los tambores”, “Murguita del sur”, “De onda”, “Yo tomo”. Eran como bocanadas de aire fresco.
Martín: Estábamos mucho tiempo juntos, tocando la guitarra todo el día, pasándola bien. Hacíamos canciones en los camarínes y las estrenábamos ahí mismo, nos tirábamos a la pileta. Era muy osado, muy de estar envalentonado con lo que recién estás haciendo, tan entusiasmado que no tenés nada que te cope más que eso.
Céspedes: En esa época también conocimos a todo el Club Atlético Oeste: Dani Suárez, Cóndor Sbarbati, Cristian Merchot.
Cristian Merchot (manager): Yo creo que cuando hay hambre se escribe distinto. Gustavo debía meses de alquiler, los chicos estaban en una situación difícil, muy compleja. Y ahí se armó.
Cordera: Yo trabajaba en la Feria de Mataderos vendiendo chipa y sopa paraguaya con mi mujer y toda su familia. Llegábamos a fin de mes como podíamos.
Osky Righi: Todos trabajaban de otras cosas. El único que vivía de la música era yo.
Subirá: Yo vendía parlantes, radios para autos. Carlitos trabajaba haciendo marcos de cuadros, Alberto (Verenzuela, el otro guitarrista de Bersuit) tocaba en los colectivos. Pepe trabajó en una distribuidora de golosinas, después se puso un kiosco, también manejó taxis.
"Cuando hay hambre se escribe distinto", dice el manager Cristian Merchot. "Gustavo debía meses de alquiler, los chicos estaban en una situación difícil."
Cordera: El mensaje que bajábamos desde principios del 90 en su momento no conectaba con el pueblo argentino. El pueblo estaba embelesado con el 1 a 1 y con esto de poder viajar por el mundo. La farandulización del arte nos negaba una posibilidad de comunicación. Cuando empieza a caer el menemismo empezamos a tomar fuerza en los conciertos.
Subirá: "Yo tomo" se compuso y se tocó en un bolichito en Córdoba y fue un hit inmediato.
Céspedes: Veníamos en una combi hablando boludeces y Tito le dice a Osky “pero al final vos sos tomo para no enamorarme y me enamoro para no tomar”. Lo definió así.
Osky Righi: Es una frase que habla de mi vida. Cuando estaba casado abría la puerta de mi casa y me convertía en un monstruo.
Céspedes: “Ese es el estribillo del tema”, dijo Carlitos, porque Osky me había mostrado parte de una letra que había escrito en esos días. Fuimos al camarín, lo hicimos y esa noche la tocamos como dos o tres veces. Fue increíble.
Subirá: Unas chicas que estaban en la puerta la escucharon, estaban esperando para entrar y entraron cantando el estribillo del tema. No lo podíamos creer.
Céspedes: Osky protestaba porque él era “rockero”. “Hay que ponerle un riff”, decía. Entonces agarré el bajo (tararea el riff) y compró por eso, pero el tema en sí no le gustaba mucho.
Cordera: Yo en ese momento era incontenible. Si no ibas al lado mío quedabas muy por detrás. Entonces ellos de alguna manera me acompañaban porque veían que yo no me detenía. Cuando dije “vamos a hacer cumbia”, todos me miraron. ¿Por qué no? Si la cumbia es un ritmo que pertenece a Latinoamérica. ¿Por qué demonizarla si es un género musical hermoso? Y empezamos a hacerla con guitarras eléctricas, con distorsión, con batería, con rock.
El cambio profundo de Gustavo Santaolalla
Cordera: Santaolalla había ido a ver un concierto de Bersuit en el año 94 y salió corriendo en la primera canción. Daniel Kon, nuestro manager de aquel momento, no lo pudo retener. “Para mí es suficiente”, le dijo.
Santaolalla: Yo había escuchado un par de discos que no me habían gustado, me parecían composiciones que no iban a ningún lado. Después fui a verlos. Cuando los vi no me gustó nada la banda, pero no me fui al primer tema. Vi un rato y me fui.
Cordera: Después lo fui a ver al Mocambo de Haedo. Me acerqué y le dije “sos la única persona que nos puede salvar”. Entonces me dice “bueno, traeme los temas”. Nos fuimos a la sala de Morón a demear.
Santaolalla: Me tocó que el tipo se viniera hasta ahí a hablar conmigo, entonces dejé abierta la posibilidad. Ellos trabajaban con Daniel Kon, alguien muy cercano a mí. Un día salimos con Dani y me puso un casete con el demo de “Se viene el estallido”. Ahí me abrí a escuchar más canciones.
Cóndor: Cuando a Merchot le ofrecen Bersuit él ya tenía algunos años como manager de Resortes Antagónicos, la banda que teníamos con Dani desde el 88. Nosotros teníamos sala de ensayo, micro, luces, sonidista, operador y salimos a tocar de teloneros de Bersuit. Hicimos Rosario y el Conurbano en el 96 y 97.
Merchot: Bersuit ensayaba en Avellaneda, en una sala arriba de la casa de Gustavo, sin equipo de voz. Las canciones eran increíbles pero los Resortes tenían una sala bien montada en Morón. Y ahí es donde se empezó a cocer todo distinto. Les prestamos la sala y ahí, por las noches, hicieron los demos. Tomaban el tren a las seis o siete de la tarde en Once para ir a Morón. Iban con todo el tren al palo, hechos mierda, y volvían a las siete de la mañana, otra vez con el tren lleno.
"Santaolalla nos decía: 'Si están en condiciones de sacrificar el placer personal que tienen por las drogas y entregárselo a la música, yo voy a estar con ustedes'", recuerda Cordera.
Cordera: Íbamos en bicicleta también. Cuando terminamos de demear se lo mandamos a Gustavo y a los dos días, por teléfono, el chabón estaba cantando todas las canciones. En febrero, nos llevó a Los Ángeles. Nos habló, nos revalorizó, nos dio una confianza que no teníamos. Fue un puente para que volvamos a querernos, a creer en nosotros. Y de ahí realmente todo cambió.
Osky Righi: Ahí elegimos las canciones que iban a ir en el disco y volvimos con un casete con todo lo que él había dicho. Cuando vino a Buenos Aires a ensayar terminó de cerrar el paquete. Él se dio cuenta de que el grupo potencialmente tenía muchas canciones, pero era muy difícil trabajar con nosotros.
Subirá: Nosotros sabíamos que teníamos una deuda sonora. Sabíamos que éramos una banda difícil porque todas las canciones eran distintas y necesitábamos un tipo que pudiera ser muy plástico y tenía que ser un gran productor para lograr un sonido sólido. Para lograr un sonido para la voz de Gustavo, que era muy complicada, una voz muy nasal, muy aguda. Una serie de cosas que nosotros nos dábamos cuenta pero no sabíamos cómo se hacían.
Céspedes: Santaolalla fue la cabeza de todo un equipo en el que estaban Aníbal Kerpel, Pablo Guyot y Alfredo Toth.
Merchot: Fijate todo lo que hacía falta para domar a esa gente. Guyot y Toth tenían una misión: no podía haber nada en el estudio. Sólo se trabajaba.
Santaolalla: Ellos llevaban una vida muy indisciplinada. Yo a los artistas siempre les digo que yo no soy el padre, pero que si veo que hay algo que es más importante que la música, me levanto y me voy, porque yo estoy por la música. A mí también me encanta divertirme pero donde se come no se caga.
Osky Righi: Nos tuvo que cagar a pedos. Que no tomemos, que no bebamos, porque él se pegaba media vuelta y se volvía a Los Ángeles. Que no consumiéramos ningún tipo de drogas, que estemos bien y concentrados.
Cordera: Él nos decía: “Si ustedes están en condiciones de sacrificar el placer personal que tienen por las drogas y entregárselo al arte y a la música, yo voy a estar con ustedes. Si las drogas son más importantes, yo no voy a estar con ustedes”. En eso fue totalmente claro y nosotros aceptamos dar todo por la música. Nos traicionamos un par de veces, eran los últimos movimientos del volcán. Pero ya estaban dadas las condiciones como para que la banda se transforme en lo que se transformó.
La grabación del disco: "Eran la mejor banda del mundo"
Cóndor: Estuvimos un mes en Panda a full. Había mucha intensidad y queríamos estar todo el tiempo posible para ver cómo iba a sonar ese disco que ya se veía que iba a ser bueno.
Suárez: Santaolalla te armaba toda la película entera. Venía con la salvia divinorum, la prendía y tiraba el humo en todo el estudio. Lo veías con la barba, el pelo largo, el jengibre, súper espiritual. Agarraba la guitarra y te decía "vení, vení...". Por ahí tenías un día de charla con él sobre lo que hacía bien para cantar, te tomabas un par de vinos.
Céspedes: Es un gran motivador. Tiene una oreja increíble y una capacidad de concentración que nunca vi.
Suárez: Era tu fan. Estabas grabando y el chabón estaba del otro lado de la consola, se agarraba la cabeza, bailaba y te decía “¡Yes! ¡Yes!”. Después te decía: “Fijate si acá podés cambiar esto”, y vos salías envalentonado. Te hacía el gran circo para que tu ego se levantara.
Santaolalla: Te imaginás que no es solamente decirles que son los mejores del mundo. Iba acompañado de no imponerles, pero proponerles como metodología una disciplina y un orden, de tener que presentar canciones, de estar con todos los sentidos atentos al cien por ciento. Eso venía acompañado de “sos lo más grande del mundo”. Creo que parte de la función del productor es transmitirle confianza al artista y hacerle sentir que tiene en vos un espacio para expresarse. Porque en el momento de la grabación eso que te puede dar el público te lo tiene que dar tu productor, que es el tipo que está escuchando. Es el punto de referencia. Por eso es importante darle contención. Pero cuando se los decía era porque estaba convencido, no los estaba engañando. Eran la mejor banda del mundo en ese momento, en ese instante en el que estaban haciendo eso. No podían no serlo, porque si no eso no iba a estar. Tenían que sentir que el mejor tema del mundo era ése que estábamos haciendo.
Suárez: Con las tonalidades de las canciones siempre fue puntilloso. El decía “le falta filo”. El filo es cuando la canción también te duele, te corta. Santaolalla hacía eso. También era muy puntilloso con la prolijidad del ritmo y la batería.
"Parte de la función del productor es transmitirle confianza al artista", dice Gustavo Santaolalla.
COMFER, censura y explosión con "Sr. Cobranza"
Clarín, 22/8/98: El Comité Nacional de Radiodifusión advirtió a la radio Rock & Pop que le aplicará sanciones si vuelve a emitir un tema del grupo Bersuit Vergarabat, porque considera que viola varios artículos de la Ley de Radiodifusión y es injurioso. El tema contiene durísimas críticas al presidente Menem, al actual diputado Cavallo y, en general, a todo el Gobierno y los políticos.
La Nación, 25/8/98: De emitir el tema, las radiodifusoras recibirán primero una advertencia para luego ser sancionadas con multas cercanas a los 200.000 dólares por infringir los artículos 5, 14, 16 y 17 de la ley 22.285.
Ley N° 22.285, artículo 5°: Los servicios de radiodifusión deben colaborar con el enriquecimiento cultural de la población, según lo exigen los objetivos asignados por esta ley al contenido de las emisiones de radiodifusión, las que deberán propender a la elevación de la moral de la población, como así también al respeto de la libertad, la solidaridad social, la dignidad de las personas, los derechos humanos, el respeto por las instituciones de la República, el afianzamiento de la democracia y la preservación de la moral cristiana.
Cordera: Es como muy vaga la interpretación. ¿Qué es la dignidad de las personas? Para ellos sería, de repente, que se ofende la dignidad si una persona que está con una bronca y una impotencia tremenda la expresa. Por suerte el rock no está vinculado con el deber ser sino que se vincula muchísimo con lo que es, sin caretas. Y creo que el éxito más grande de mi vida, y también mi fracaso, fue expresar honestamente, sin filtros, todos mis pensamientos, mi forma de ver el mundo.
Merchot: Me levanté a desayunar, estaba en la cocina y lo pasaron en la radio. Levanté el volumen y mi pareja de ese momento me dijo: “Es muy fuerte”. Era tremendo, fue una bomba. “Sr. Cobranza” hizo que todos dijeran “¿quiénes son éstos?”.
Subirá: Estábamos felices y sorprendidos. Estaba pasando algo que tenía que ver con el disco y también con la situación social, porque esas canciones estaban hablando de algo que estaba pasando en ese momento y era un sentimiento popular que era imparable.
Cabra: La versión de Bersuit me parecía algo muy bien logrado. No tenía esa bronca y esa suciedad que nosotros manejábamos. Se lucía mucho la letra. Pero a la vez me molestaba que sea tan blanda. Ahora ya me gusta y entiendo que en ese momento nosotros estábamos muy rabiosos.
Osky Righi: La compañía, muy inteligente, empapeló la ciudad con la letra de la canción, entonces todo el mundo la quería escuchar.
Subirá: Es el absurdo que tiene la censura, que termina generando lo contrario a lo que intenta hacer.
Cordera: Después de “Sr. Cobranza” tuve tres atentados. Uno en la puerta de Cemento, con dos tipos armados que Chabán repelió. Ponían trapos rojos con sangre en la puerta de la sala de ensayo, amenazas de bomba donde íbamos a tocar. Después dejó de suceder, porque de alguna manera el sistema se acomoda a los rebeldes. Siempre tiene antídotos. Te va tragando, te pasa en los medios, te da dinero, premios.
Subirá: El disco salió en agosto. Los conciertos ya eran muy fuertes. El 7 de noviembre tocamos en All Boys, en la cancha de basquet. Ese día explotó el lugar, desbordó. La gente se colgaba de las ventanas, se fue todo al carajo. Podría haber pasado cualquier cosa. Ahí empezó otra cosa, fue el punto de quiebre.
Cordera: Para mí fue todo muy extraño y vertiginoso. Pasé de no tener nada a que me sobre todo. Sufrí mucho por todo eso, me sentía culpable. Si yo estaba representando otra cosa ¿por qué me está pasando esto? Si estaba súper cómodo en el fracaso. Fue una experiencia nueva que después, muchos años después, pude integrar. Ser yo sin identificarme con lo que sucede conmigo.
Cómo surgieron "Sr.Cobranza" y "Se viene", los himnos combativos de finales de los 90
Subirá: Yo ya tenía escuchada desde hacía años “Sr. Cobranza” porque iba a ver a Las Manos de Filippi. Me encantaban y tenía un casete con un montón de temas de ellos. Una navidad en la casa de mi tío llevo el casete y lo pongo. Mi papá, mis tíos, todos se quedaron sorprendidos. Era algo tan fuerte el discurso, era tan poderoso lo que estaba diciendo el chabón que ahí entendí el poder que tiene la canción. Entonces dije: “Hay que hacer este tema”.
Hernán “Cabra” de Vega (cantante de Las Manos de Filippi): Ese tema surgió después de leer una nota de [el político Jorge] Altamira en Prensa Obrera que me explotó la cabeza. Había un militante del PO, Gregorio Flores, que decía que eran “todos narcos”. La canción también estaba basada en la gente que en la calle decía que había que matar a todos los políticos. Trataba de hacer una mezcla entre lo que yo escuchaba con lo que a mí me parecía y trataba de desarrollar las ideas espontáneas de la gente. El tema sintetiza bronca.
Subirá: Un día Pepe se pone a armar una secuencia y armó la versión (tararea la intro) y una pequeña secuencia rítmica. Durante el 97 la empezamos a tocar y era muy fuerte lo que empezaba a pasar.
Cordera: Yo no quería cantar “Sr. Cobranza”, no la hacía ni en vivo, no me interesaba hacerla. La cantaban Juan y Carlitos. Gustavo me dijo que la haga yo y le dije que no, pero me convenció para que grabara una voz de referencia para que los chicos la pudieran tocar y después Carlitos y Juan la grabaran. Entonces yo, con el cuaderno en la mano, porque tampoco sabía la letra, la canté enojado porque me la habían hecho cantar. Y los mandé a la concha de su madre a todos.
Cóndor: La voz que queda de Gustavo en ese tema es la voz de referencia grabada con un micrófono 57, que es lo que se usa para amplificar una guitarra, no una voz. No se pudo mejorar esa performance. Esa tenía el filo.
Céspedes: Había una parte de la métrica que no le salía, no era como tenía que ser, y ahí es donde vino la famosa puteada porque no le salía. Mandó a todos a la mierda y quedó genial. Mejoró.
Cordera: Una sola toma, nada más. Viene Gustavo y me dice: “Escuchá esto”. Yo me estremecí cuando la escuché. “¿Qué me querés decir?”, pregunté. Él me respondió: “Y que ésta es la versión. El hijo ya nació”.
Santaolalla: La mezcla de “Sr. Cobranza” es el borrador que hice en Panda. Nunca pude superar esa mezcla. Tiene tanta magia que el voltaje que tiene la batería, cuando entra a la mitad de la canción, roza lo técnicamente errado. Hay tipos que te hubieran dicho “no se puede poner un tambor a ese nivel porque va a distorsionar todo”. Pero es espectacular lo que pasó. Pasaron ese tipo de cosas porque había mucha magia en el estudio. Pasaban muchas cosas.
Subirá: “El estallido” salió en la Rambla de Mar del Plata. Estaban Albertito con el Pelado y pasó (el entonces vicepresidente de la Nación, Carlos) Ruckauf con una comitiva. Lo vieron, empezaron a cantar el estribillo y lo empezaron a seguir.
Cordera: Nos pusimos atrás, a dos metros de Ruckauf, y Albertito empezó a cantar: “Se viene el estallido, se viene el estallido”. Surgió en el momento, improvisando. Insistimos, el chabón se dio vuelta, nos miró con una cara de asesino imposible de creer y siguió. Cuando se dio vuelta para seguir caminando, yo le canto: “Y si tenés alguna duda vení, agarrala, que está dura”. Ese mismo día a la noche la tocamos en Piluso, de Pinamar, y las cincuenta personas que había volaron por el aire. Sabíamos que eso iba a explotar.
Subirá: Fue como el anuncio de algo muy oscuro que estaba por venir y lamentablemente llegó.
Osky Righi: “Se viene” es fuerte porque anticipa la movida. Cuando una canción es premonitoria se la toma como himno. Lo pasaban en todas las marchas.
Cóndor: Esos temas vuelven a tener espíritu social. “Se viene” hoy en día me arenga un montón.
Cabra: “Sr. Cobranza” sigue vigente. Es un bajón que después de tantos años sigan pasando las mismas cosas.
Santaolalla: A raíz de que íbamos a hacer esta nota escuchaba “Se viene” y pensaba: “Qué actual es esta canción, por dios”. Es increíble. Parece que no hubiera pasado el tiempo.
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