Hilda Lizarazu y un emotivo recorrido por la obra de Charly García con una invitada muy especial
Bajo la dirección musical de Lito Vitale, la exvocalista de Man Ray presentó anoche su nuevo show, que es una forma de celebrar en vida a la máxima figura del rock argentino; hoy y mañana volverá a subirse a escena
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Absolutamente arraigada en el inconsciente colectivo de varias generaciones, la colosal obra de Charly García no sólo permanece vigente sino que trasciende cualquier época o moda en particular. Sin dudas, resulta difícil de imaginar que pueda existir alguien en la Argentina, Latinoamérica, España e inclusive quizás en alguna otra latitud que desconozca su figura o que no haya escuchado al menos una vez una de sus creaciones. Aquello de “una que sepamos todos” se ajusta a la perfección tratándose de su vasto repertorio. Entonces, ¿quién mejor que Hilda Lizarazu para homenajearlo en vida e interpretar gran parte de sus ya clásicas y eternas composiciones?
Habitual colaboradora y miembro estable de la banda de García entre 1989 y 1993, la exvocalista de Man Ray aunó esfuerzos con Lito Vitale (productor, arreglador y director musical del proyecto) para juntos dar vida a Hilda canta Charly, título de un flamante y bello álbum como así también del emotivo y muy cuidado espectáculo presentado anoche en el teatro Coliseo con localidades totalmente agotadas.
En la primera de tres funciones previstas (repite hoy y mañana, sábado), Lizarazu brindó un contagioso y sentido recorrido por la historia musical de Carlos Alberto García Moreno con total autoridad, pero también con el debido respeto, responsabilidad, admiración y cariño. Atractivas e icónicas visuales desgranando imágenes de diferentes épocas del autor de “Demoliendo hoteles” y de la propia anfitriona, sumadas a un cuidado diseño lumínico, conformaron la ambientación ideal para el desarrollo de un concierto de variados climas y no pocos pasajes destacados que invitaron a atravesar las distintas y bien marcadas etapas musicales de Say No More: desde Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán hasta arribar a su actualidad como solista.
La introducción instrumental de “Serú Girán” con Hilda descendiendo desde las alturas hacia el centro del escenario marcó el comienzo de un show altamente prolijo, abundante en detalles y dueño de un gran despliegue escénico, que estalló luego a través de “La grasa de las capitales”, “Bancate ese defecto” y el inmediato ida y vuelta con un público que acompañó con coros desde el primer minuto.
No debe haber sido sencillo seleccionar los temas a interpretar considerando el amplio y diverso cancionero que posee García. Sin embargo, y lejos de caer en el lugar común de ceñirse solo a los hits, la creadora de “Sola en los bares” junto a Vitale abrieron el juego hacia los temas que mejor se adaptaban a su color vocal, inclinándose en general por el costado compositivo más amable y luminoso del ex Sui Generis, amén de rescatar algunas gemas que la audiencia supo apreciar. En ese sentido, fue sumamente grato reencontrarse con “Como mata el viento norte”, “La canción del indeciso” y “Pubis angelical” en una bellísima y épica versión en la que descollaron tanto la sección de vientos y cuerdas como la guitarra de Luciano Vitale. Pero mayor fue la sorpresa cuando, en primer término, Josi García Moreno (hermana menor de Charly) se acopló a la celebración y junto a Hilda desempolvaron la entrañable “Amigo vuelve a casa pronto”. En tanto, el bloque de invitados se completó con la presencia de Fabián “Zorrito” Quintiero, quien desde el piano y las voces acompañó a Lizarazu en una sublime interpretación de “Cinema verité”, uno de los puntos más altos en la discografía de Serú Girán.
“Raros peinados nuevos”, “Nos siguen pegando abajo” y “Chipi chipi”, entre otras, fueron elevando la temperatura de la velada mediante la impronta pop, juguetona y cálida tan reconocible en Hilda. Aunque bien vale resaltar también su destacada performance al encarar obras un tanto más complejas como la excelsa “Desarma y sangra” y “Los dinosaurios”. Lo cierto es que en ambos casos, Lizarazu se apoderó con creces de las canciones de Charly y logró hacerlas suyas por intermedio de un registro dulce y agradable al oído.
Este resultado también se hizo posible y arribó a buen puerto gracias a los finos y delicados arreglos aportados por Lito Vitale quien, desde su rol de director musical y pianista, desliza su visión personal sobre el “universo García” con veneración, pero sin apelar a rarezas o experimentaciones vanas. De todos modos, esta no es la primera vez que Vitale revisita la obra de Charly: en octubre de 2021, y con motivo de los festejos por los 70 años del músico de los bigotes bicolor, Lito encabezó un vibrante tributo en el teatro San Martín del que participaron Rosario Ortega, Benito Cerati y la propia Hilda. En esta oportunidad, Vitale volvió sobre sus pasos para comandar una joven, sólida y ajustada banda integrada por China Roldán (teclados y coros), Roky Fernández (batería), Federico Melioli (bajo), Víctor Carrión (saxo y flauta), Irene Cadario (violín), Paula Pomeraniec (cello), Emiliano Álvarez (clarinete), Mía Folino (coros) y el ya citado Luciano Vitale (guitarras).
“Cuando Charly García cumplió 50 años ofreció un show en este teatro Coliseo y yo participé cantando mientras sostenía en brazos a mi hija de apenas ocho meses. Ahora, después de varios años, vuelvo a pisar este mismo escenario en compañía de ella aunque ya está un poco grande para alzarla”. Esta tierna anécdota relatada por Hilda sirvió como preámbulo para presentar a la ya adolescente Mía, quien sumó su voz en “Buscando un símbolo de paz”.
“La ruta del tentempié”, “Seminare”, “La máquina de ser feliz” y “Rasguña las piedras” constituyeron el tramo final de una noche signada por el recuerdo y la emoción. Pero aún restaba algo más: fueron varios los cambios de vestuario que supo lucir Lizarazu a lo largo de todo el concierto, incluyendo galeras, bufandas y un “raro peinado nuevo”. Sin embargo, enorme e inesperado fue el impacto cuando a la hora de los bises interpretó “De mí” abandonando el escenario para recorrer junto a sus músicos el pasillo central de la sala y saludar al público debajo de un casco de astronauta. Así culminó una jornada plena de canciones inolvidables, representativas de diferentes momentos históricos de nuestro país y que, parafraseando al Charly de “Chipi chipi”, indudablemente “durarán por siempre”.
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