Hernán Cattaneo brilló en Primavera Sound: del homenaje a Cerati y a Bowie con Richard Coleman a hacer bailar a un público variado
El DJ conversó con LA NACION acerca del homenaje que le hizo a David Bowie y a Gustavo Cerati y reflexionó sobre los prejuicios que apuntan contra la música electrónica
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Un viaje y el poder de los sonidos como único medio de transporte para llegar a esa dimensión auditiva que él propone desde su consola y a la que el cuerpo responde. Hernán Cattaneo, uno de los DJ más destacados en el mundo, aterriza en Primavera Sound y allí comparte su álbum Future Memories. Lo hace tema tras tema, por poco más de una hora y prácticamente sin interrupciones. Cada pieza tiene su introducción, climax y desenlace, pero se entremezclan, como si se necesitaran la una con la otra, como si contaran la misma historia y todas fueran esenciales para que se genere el ambiente que el pintor quiere crear con su obra.
Lo único que empieza sin anestesia son las melodías que este referente del progressive house y los dos artistas que lo acompañan, Oliverio Sofía y Baunder, de Soundexile, regalan al público desde sus máquinas. Los colores, las voces y demás estímulos llegan y se van en dosis controladas. Esta dimensión no requiere de muchas palabras, no sea cosa que lo visual y la verborragia interfieran en este viaje que tiene un destino dual: el placer y la felicidad. El primero -explica brevemente una voz en off, usando solamente las palabras justas-, como un estadio individual y el segundo, como una vivencia que debe vivirse en comunión con otros.
Momentos antes de subirse al escenario de Costanera Sur, Cattaneo conversa con LA NACION sobre el homenaje a David Bowie y a Gustavo Cerati que decidió dar esta noche combinando su talento con la voz de Richard Coleman. Revive Connected, el show sinfónico de música electrónica que hizo en 2018 en el Teatro Colón; reflexiona sobre los prejuicios en torno a la música electrónica y da su receta sobre cómo sumergirse en este mundo. Y lo hace con la entrega de quien experimentó algo que lo transformó y quiere que otros también lo prueben.
-¿De qué trata este show?
-A diferencia de lo que hago yo como DJ casi todos los fines de semana por el mundo, acá estamos tocando en vivo, con otros músicos, como Oliverio Sofía y Baunder. Además, cuando toco como DJ paso canciones de todo el mundo mas canciones mías. Acá hacemos todas canciones nuestras y tenemos un homenaje a David Bowie con Richard Coleman, que creo que le va a gustar a todos.
-¿Cómo surgió ese homenaje?
-Normalmente nosotros tocamos en festivales de música electrónica, donde el 95 por ciento de la gente te conoce, sabe lo que hacés y va a escuchar música electrónica. Pero cuando nos llamaron para Primavera Sound, vi el line up, desde Travis Scott hasta Damas Gratis, lo amplio y diferente que es, y nos pareció que estaba bueno hacer algo para todo el mundo. La música electrónica que hacemos nosotros no es de un estilo muy popular sino que es muy específica, entonces queríamos hacer algo para acercarnos a la gente y que al mismo tiempo nos guste. Empecé a pensar en artistas que me gustaban y surgió David Bowie, porque siempre fui fanático de él. Hablamos con Richard Coleman, que ya habíamos trabajado juntos en el Colón y somos amigos. Él ya había hecho una versión de “Heroes” con su banda (Fricción) y se copó, así que estamos todos muy contentos.
-Muchas personas marcan una distancia respecto a la música electrónica, ¿cuál es la magia que hay que captar de este género?
-Lo primero es que la mayoría de la gente relaciona a la música electrónica con estar en una discoteca a las 4 de la mañana, lleno de humo y todos apretados, y no es así. Esa es una forma de escuchar esta música, pero hay muchas otras. Sería como pensar que, para que te guste el fútbol, tenés que ser un barrabrava y estar en el medio de la hinchada. La gente muchas veces la escucha en el contexto equivocado. La música electrónica, sobre todo la que me gusta a mí, no es tan instantánea o “hitera”, entonces quizás tenés que escucharla más veces, pero una vez que te entra, no te suelta más. Igualmente es como todo, hay música electrónica que está buenísima y otra que no está tan buena, aunque es muy subjetivo, por supuesto.
-¿De ahí surge tu deseo de llevar ese estilo a otros contextos, como el Colón?
-Cuando volví después de vivir muchos años en Europa, me encontré con que en la Argentina muchos decían “la música electrónica, no”. Yo decía: “Si no la escuchan, ¿de qué están hablando?”. Ahí fue que con Cruz, mi manager y amigo, tuvimos la idea de hacer música electrónica con una sinfónica en el Colón, y le gustó a todo el mundo o por lo menos a la gente que fue. No lo podíamos creer. Los titulares decían: “Triunfo de la música electrónica en el Teatro Colón”. En el fondo, y lo digo con total humildad, se confirmó lo que yo ya sabía: que la música está buena.
-Empezaste mostrándole música a tus amigos cuando tenías 10 años, ¿hay algo en el rol del DJ de querer que el mundo conozca eso que a vos te gusta?
-En mi caso es total. Es desde el lugar de decir: “Tengo esto que está bueno y quiero que vos también lo tengas”, no de creer que tengo la verdad, pero de estar convencido de que te va a gustar y de querer darte eso. En mis comienzos era así: tenía dos hermanas mayores que tenían discos mucho mejores de lo que escuchaban los chicos de mi edad porque, mientras que nosotros escuchábamos música para chicos, ellas escuchaban Pink Floyd y Jimi Hendrix. Entonces, yo invitaba a mis amigos y les decía: “Tienen que escuchar este disco”, y les ponía El lado oscuro de la luna, de Pink Floyd. Obviamente, nadie se puede resistir a esa música y para mí era eso: “¡Miren lo que descubrí!”. Años después me di cuenta que había una profesión, que era hacer eso en serio y entretener.
-En una entrevista, dijiste: “Yo no soy ni quiero hacerme pasar por músico”, ¿por qué no te sentís músico si hacés música?
-¿Hago música? Sí, pero sin ser músico ni haber ido a un conservatorio porque, más allá de que hoy voy a tocar un poquito un teclado, no toco instrumentos. Músicos son otros, y está todo bien. Yo no me quiero hacer pasar por nada. Estoy feliz siendo DJ y, cuando hago música, llamo a músicos y soy el productor, pero no soy un intérprete. Sí soy un buen DJ, con buen oído y tengo claro lo que me gusta y cómo desarrollarlo. A veces me dan bronca las discusiones entre rockeros y electrónicos porque el error es que haya alguien que se quiera hacer pasar por lo que no es y ningún DJ serio se quiere hacer pasar por músico.
-Volviendo a los prejuicios en torno a la música electrónica, ¿creés que se formó con hechos como la tragedia de Time Warp?
-Ya venía desde antes y eso colmó el vaso. Por supuesto, fue una tragedia horrible y totalmente evitable que puso todos los puntos sobre la íes de lo que no tiene que pasar. A su vez, fue un disparador para que después se empiecen a hacer las cosas mejor porque, lamentablemente, no solo en la Argentina, sino que en muchos lugares del mundo y en la historia en general, a veces tienen que pasar cosas para que haya cambios. Pero sí, mucha gente identificaba a la música electrónica con eso. Nosotros, justamente, lo que hicimos fue llevarla al Colón, hacer shows a la tarde en el Campo Argentino de Polo y automáticamente empezó a aparecer gente que no quería ir a los otros eventos.
-En tu carrera hay hitos como el Colón o la vez que tocaste en la Catedral de Liverpool (una iniciativa para llevar a los jóvenes a esa iglesia), ¿cuál es la imagen más vívida del momento en que sentiste la mayor realización?
-Debería elegir un momento de DJ, que es lo que hago todos los fines de semana y lo que hice toda mi vida, pero el Colón fue importantísimo porque nos jugábamos tanto... Era el momento de liberarnos de todos esos estigmas que nos tiraban todo el tiempo a los DJ y a la música electrónica y, por eso, yo sentía una responsabilidad enorme de que eso saliera bien. Y salió tan bien que para mí la representatividad de este logro termina siendo mucho más importante que si mañana me nombraran DJ número 1 del mundo de todos los tiempos, porque eso sería bueno para mí, pero esto fue bueno para todos los DJ de la Argentina y para la música electrónica en general.
-Antes uno iba a una fiesta porque tocaba tal o cual DJ y ahora apareció un fenómeno como la Bresh, donde es la fiesta la que convoca más allá del nombre concreto de quien toque y, por otro lado, mientras que vos y tu generación fueron pioneros en la fundación del concepto de DJ, ahora surgió un productor como Bizarrap, que tiene elementos de DJ pero llevados a otro lugar, ¿cómo ves vos estos surgimientos?
-Esta buenísimo, porque la gente se tiene que entretener y nosotros somos los responsables de entretenerla. Cada uno tiene su manual de cómo hacerlo. A mí me gusta poner un tipo de música, un set de 6 horas, volador, y capaz que la Bresh tiene otros DJ que tocan una hora cada uno y gente que se para del techo, que es válido. La música es muy subjetiva. En el fondo, te gusta o no te gusta y vos podés elegir si vas a la Bresh o a verlo a Bizarrap, a mí o a una banda. Todo es válido. Lo importante es que haya honestidad en los que hacen las cosas, en el sentido de hacer lo mejor posible, no lo más fácil, y con corazón. Y nadie puede dudar de la honestidad con la que hago lo que hago y creo que pasa por ahí.
El ambiente creado por Cattáneo en Primavera Sound se frena de golpe para dar pie a un mensaje: “No sé si tengo tanto crecimiento espiritual, no soy una persona que medite demasiado, pero lo que sí intento, y es algo que a esta altura incluso en mi vida tiene cada vez más sentido, es vivir el aquí y el ahora, porque realmente no hay mucho más. Nuestra mente ansiosa occidental hace que pensemos siempre para adelante o para atrás, pero nunca donde estamos. Hay que estar ahora, disfrutando ahora”. Un cartel devela quién fue la persona que pronunció ese mensaje: Gustavo Cerati.
Hernán Cattaneo no emite ni una sola palabra desde el escenario. Su arte radica en crear un ambiente para que la fuerza de los sonidos y la mística de combinarlos comuniquen por sí solos. Es un evangelizador de la música y los artistas que ama y, por eso, quiere expandirlos desde su consola al mundo.
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