"Helter Skelter", el "grito de guerra" que enloqueció a Charles Manson
"¡Tengo ampollas en mis dedos!". El grito de Ringo Starr sonó a epílogo perfecto para "Helter Skelter", una canción caótica y vanguardista que muchos han reconocido como el germen de géneros que estallarían poco tiempo después, como el heavy metal o el punk rock.
Pero ese atrevimiento musical inspiró mucho más que nuevos sonidos: pocos meses después de ser editado el Álbum Blanco, que en noviembre cumplirá jóvenes 50 años, Charles Manson aseguró que ese tema compuesto por Paul McCartney había sido una suerte de "grito de guerra" para iniciar la masacre por la que se hizo mundialmente famoso, en agosto de 1969. Según su lectura, todo el disco contenía mensajes sobre una guerra racial que estaba a punto de comenzar, y "Helter Skelter" era la manera en que los "Fab Four" se referían al apocalípsis que asomaba en el horizonte.
El origen
Aún cuando lleva la firma de la dupla Lennon / McCartney fue Paul quien ideó, escribió y compuso gran parte de la canción. Y todo surgió de su espíritu competitivo antes que de una corazonada vanguardista. "Estaba en Escocia y leí en la revista Melody Maker que Peter Townshend [líder de The Who] había dicho: ‘Acabamos de grabar el disco de rock más desmadrado, estridente y divertido jamás escuchado’. Nunca averigüé qué disco era ese que había grabado The Who, pero me dio una idea. Les dije a los otros: ‘Creo que deberíamos grabar un disco realmente bestial’ y compuse 'Helter Skelter'", contó en The Beatles: Anthology.
Por entonces, The Beatles se encontraba en su ocaso a nivel "relaciones interpersonales", pero no así a nivel artístico: la banda británica venía de vanagloriarse de su madurez musical, conceptual y compositiva con Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967) y estaba decidida a redoblar la apuesta. Las tensiones internas, sin embargo, cambiaron mucho la dinámica del grupo, y ya era muy común que Lennon, McCartney y, en menor medida, Harrison, presentaran sus ideas sin dejar demasiado lugar al trabajo colaborativo. Así se gestó el Album Blanco, esa gema editada en noviembre de 1968, que los llevó a la cúspide del vanguardismo y la experimentación.
Aún cuando en las primeras ediciones en vinilo que se distribuyeron en la Argentina la canción fue traducida como "A troche y moche", McCartney tituló el tema en referencia a una suerte de tobogán gigante que suele encontrarse en los parques de diversiones británicos. Justamente, la letra juguetea todo el tiempo con la idea del vértigo, de llegar a la cima para luego arrojarse a toda velocidad. "Utilicé el símbolo del ‘helter skelter’ como un viaje desde lo alto hasta el suelo, el auge y caída del Imperio Romano", explicaría Paul mucho tiempo después.
La canción se registró en varias sesiones. El 18 de julio de 1968, grabaron una versión de poco más de 27 minutos, mucho más lenta e hipnótica que la editada en el Álbum Blanco; ese mismo día se hizo otra toma de 12 minutos, que se acortó para la edición del disco Anthology 3. El 9 de septiembre se hicieron 18 tomas de aproximadamente 5 minutos, entre las que se encontraba la versión que finalmente se incluyó en el legendario disco; luego de la última ejecución, Starr arrojó los palillos y lanzó la dolorida queja ("I've got blisters in my fingers!") que sirvió como perfecto final. Una vez más. The Beatles había llevado su música un paso más allá.
El sonido del Apocalipsis
El impacto del Álbum Blanco en la cultura popular fue inmediato, aún cuando ciertos pasajes del disco resultaban incomprensibles por sus aires experimentales. Pero unos meses después, ese impacto cobraría un sentido completamente diferente.
Charles Manson había salido de la prisión de McNeil poco antes de que el disco de The Beatles saliera a la luz. Había cumplido una condena de 10 años, al ser encontrado culpable de los delitos de trata de blancas y estafa, y él había sabido dedicar gran parte de ese tiempo a leer el Nuevo Testamento, perfeccionarse como guitarrista y componer canciones. También para escuchar música y soñar con convertirse algún día en un exitoso cantante.
Sumido en su espiral de locura, Manson creyó recibir mensajes por parte de la banda británica que tanto admiraba a través del Álbum Blanco. Según su lectura, muchas de las canciones incluidas en el disco adelantaban lo inminente: el levantamiento en armas de la población afroamericana ("Blackbird"), que arrasaría con la burguesía blanca ("Piggies") y se desencadenaría así el Día del Juicio Final ("Helter Skelter"). Su misión, entonces, era adelantar esa guerra, asesinando a gente de clase acomodada y dejando pistas que podrían apuntar hacia ciudadanos afroamericanos; de ese modo, la lucha racial se desataría y él, junto a sus seguidores, emergerían tiempo después desde una ciudad subterránea que los cobijaría durante el Apocalipsis para gobernar y repoblar la Tierra.
Manson transmitió su "visión" a sus cerca de 100 seguidores -conocidos como "La Familia"-, que se encontraban afincados en Myers Ranch, cerca del Valle de la Muerte, en California. Allí se planearon los asesinatos que conmovieron a los Estados Unidos y al mundo, entre los que se encontraba la actriz y modelo Sharon Tate, embarazada de 8 meses del director de cine Roman Polanski.
De vanguardia a canción maldita
"Álcense", "Muerte a los cerdos" y "Helter Skelter" fueron algunas de las frases que los miembros del clan Manson escribieron con la sangre de sus víctimas, antes de retirarse de los lugares donde cometían sus crímenes. Y esa relación entre los asesinatos cometidos y la lírica de The Beatles fue utilizada por el fundador de la secta al momento de comparecer ante la justicia.
"¿Acaso es una conspiración que la música diga a los jóvenes que se rebelen porque la sociedad lo está destrozando todo rápidamente? La música te habla, pero están demasiado sordos y ciegos para oírla. No es mi conspiración. No es mi música. Dice 'levántate'. Dice 'mata'. ¿De qué me culpan? Yo no escribo esas canciones […] Fueron los Beatles, la música que editaron. Habla de guerra. Los chicos la oyen y captan el mensaje subliminal", declaró Manson durante el juicio, acusado de siete cargos de asesinato en primer grado y un cargo de conspiración. De nada sirvió su defensa: en enero de 1971, pese a no haber cometido ninguno de los crímenes de manera directa, fue condenado a cadena perpetua.
Por supuesto que muchas miradas siguieron puestas sobre The Beatles y los "peligros" que representaba el rock and roll para una juventud que se animaba a hablar de amor libre, pregonaba la paz, experimentaba con drogas y abrazaba ideales políticos y sociales. "Helter Skelter", específicamente, se convirtió en una pieza oscura que parecía abrir muchas lecturas, algunas peligrosas y hasta violentas. Después de todo, esa canción había sido el disparador para que uno de los criminales estadounidenses más paradigmáticos del siglo XX llevara a cabo una sangrienta matanza que heriría el corazón del mismísimo movimiento hippie.
"Solíamos reírnos al oír que algunos de los fans de The Beatles podían ‘leer cosas místicas’ en nuestras canciones e incluso algunos intelectuales nos interpretaban y veían como algo simbólico de la joven generación", señaló John Lennon en una entrevista brindada a la revista Rolling Stone, en 1971. "Nosotros nos tomamos muy en serio el papel que desempeñamos, pero francamente, no se qué tiene que ver 'Helter Skelter' con acuchillar a alguien. Realmente, nunca le presté atención a la letra, era sólo un montón de ruido".
Menos ácido -después de todo, la canción es suya-, McCartney también se refirió al tema. "Charles Manson interpretó que 'Helter Skelter' tenía algo que ver con los cuatro jinetes del Apocalipsis", explicó en 2000. "Todavía sigo sin saber de qué habla; se qué tiene que ver con la Biblia, pero como nunca la leí no tengo idea qué dice. Pero él hizo una interpretación de todo eso... Y concluyó que tenía que salir y matar a todos. Fue terrorífico porque uno no escribe canciones con esas motivaciones".
Afortunadamente, el tema "Helter Skelter" fue reivindicado a través de los años con versiones de Aerosmith, Siouxsie and the Banshees, Pat Benatar, Mötley Crüe, U2 y Oasis, entre otros artistas. McCartney, en tanto, la incluyó en el setlist de varias de sus giras mundiales, como las que lo trajeron al país en 2010 y en 2016.
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