Harry Styles: una estrella adolescente que quiere dejar atrás su pasado como entretenimiento fugaz
En su último disco, Harry’s House, el ex One Direction sigue en el intento de superar el pop prefabricado de las boys band para elaborar una obra solista que se acerque a los grandes clásicos; en estas aproximaciones parece alcanzar un tono glam que le calza bien y que le abre posibilidades para no estancarse artísticamente
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Artista: Harry Styles. Álbum: Harry’s House. Temas: “Music for a Sushi Restaurant”, “Late Night Talking”, “Grapejuice”, “As It Was”, “Daylight”, “Little Freak”, “Matilda”, “Cinema”, “Daydreaming”, “Keep Driving”, “Satellite”, “Boyfriends”, “Love of My Life”. Nuestra opinión: muy bueno.
Hace 5 años que Harry Styles es Harry Styles. Tanto lo es que su álbum debut llevaba su nombre como título. Una estrategia clásica para el primer disco de innumerables artistas pero que para alguien que había sido la cara más visible de una de las últimas grandes boy bands antes del estallido del kpop tenía mucho de marca de posición y territorio. Ni Niall Horan, ni Liam Payne, ni Louis Tomlinson: Harry Styles. A partir de entonces, y del lado viejo de los veinti y tanto, construyó su figura a imagen y semejanza de otros ídolos pop, pero también a partir de su propia idea de lo que era su deber-ser. Y Harry’s House, su tercer larga duración como solista, es uno de sus grandes ladrillos en esa construcción.
La casa de Harry (tal sería la traducción al español) es un disco-textura. Lo que se escucha es un pop de terciopelo, clásico, con los aires retro de Fine Line, su antecesor, pero con un humor que se sostiene en el tiempo y muestra a Styles bien enfocado en que la música mande antes que su voz.
Para alguien que viene de esa suerte de socialismo de solistas que son las boy bands (y las girls bands también, y si no ver a las Spice Girls como ejemplo más acabado) puede pensarse como una continuación de la idea de dejar el protagonismo de lado, solo que esta vez no para darle paso a otra voz, aunque el trabajo de los coros aquí es notable, sino para que esa textura pop se construya.
Ya desde “Music for a Sushi Restaurant”, el tema que da inicio al disco y cuyo título funciona casi como una apropiación irónica de las críticas a un género que se lo acusa de pasatista o de apto para las clases altas (esas críticas deberían escuchar alguna vez a Leo Oyola y su defensa de Duran Duran en las calles de Laferrere o leer sus descripciones del sonar de las recopilaciones Italo Disco de Gapul en las calesitas de Casanova para entender cómo el pop regala fantasías para todos).
“As It Was” y “Late Night Talking”, los dos cortes de difusión del disco hasta el momento, continúan esa senda de pop para cocktails. Hits de baile medido, como si lo que se estuviera musicalizando fuese un poster Pagsa.
Para “Matilda”, una de las baladas del disco, Harry Styles pasa ahora sí al frente con su despliegue vocal de falsetes y registro medio sobre un piano que domina el clima de la canción. Pero enseguida “Cinema” retoma el pulso para hacer mover la patita, como si el propio cantante no quisiera que nadie se aburra en su casa, esa que en la portada del disco aparece patas para arriba pero impoluta y minimalista, en una escala de sepias que tiene más de prolijidad que de nostalgia, al igual que su lectura del pop de los 70 y 80. Entre el disco de los estudios televisivos de Soultrain, el melodismo de Elton John y la urgencia del siglo XXI, se edifica el sonido del disco.
Cuando el crítico Simon Reynolds vino a Buenos Aires a presentar su libro Como un golpe de rayo. El glam y su legado, de los setenta al siglo XXI, su tan extenso como formidable ensayo sobre el glam, mencionó a Pearl Jam como lo opuesto al estilo y dijo que sus videoclips, su puesta en escena y su sonido eran “una sinfonía de marrones”. Harry Styles, en una enésima vuelta de tuerca para la cultura pop, pone justamente ese color como el dominante de la paleta en la tapa del disco y también en su imaginaria sonora.
Se trata de un glamour de entrecasa, de sábanas y desayunos más que de luces de neón y excesos en la barra de un boliche. Hay un glamour posible en pensar en café y panqueques para dos, como canta en “Keep Driving”. Hay un glam posible en un living con poca luz artificial. Hay un glamour retraído (que no es lo mismo que negar el glamour) en correrse del foco para que la voz sea un elemento más.
No se trata acá de una sinfonía de marrones sino de tomar ese color y pensar en cómo hacer pop con él. Y matizar todos los marrones posibles para que ese pop sea más una textura diáfana que éxito puntual. O, en todo caso, que esa trama forme un hit extendido de más de 40 minutos.
Chillan las Bestias
Entre lo humano y lo animal, Chillan las Bestias, la banda de dos orillas se presenta el viernes 27 en Hasta Trilce, Maza 177. El grupo liderado por el cantante, poeta y artista plástico uruguayo, Pedro Dalton, vuelve a los escenarios porteños luego de tres años para presentar su último disco Casi Farsante (2020) editado en plena cuarentena. CHLB es un grupo con una voz propia dentro de la escena de Buenos Aires con sonoridades que podrían definirse como “gótico rioplatense”.
Loli Molina
La artista radicada en México vuelve a la Argentina para tocar por primera vez en su carrera en el teatro de Balcarce 460, barrio de San Telmo. Molina está presentando Lo azul sobre mí, el álbum que editó poco antes de la pandemia y que no pudo mostrar en su momento en nuestro país por las restricciones. Asimismo, este año editará Al sur, un EP con cuatro canciones nuevas en colaboración con Chancha Vía Circuito e invitados como el Chango Spasiuk, Mauro Coletti (Los Tekis) y Carina Núñez.
Suede
“She Stills Leads on Me” se llama el single con el que el grupo británico ameniza la espera de Autofiction, el álbum que lanzará en septiembre de este año. “Es nuestro disco punk. Sin silbidos ni campanas. Sólo nosotros cinco en una habitación con todos los errores al descubierto; la banda expuesta en todo su desorden primario”, dijo el cantante Brett Anderson sobre el elepé que se viene. La nueva canción ya puede escucharse en todas las plataformas de streaming.
Los Palmeras
La banda santafesina agotó las entradas para su show del 9 de julio en el estadio de Villa Crespo y ahora va por el doblete con una nueva presentación prevista para el 8 de julio. Los conciertos son parte de La Ruta del Oro, la serie de actuaciones con la que Los Palmeras están celebrando su 50° aniversario, la cual culminará el 9 de diciembre de este año con un mega evento. El grupo también prometió dos discos para los próximos meses, para llegar a las bodas de Oro con 50 álbumes.
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