Green Day: Cómo es Saviors, el álbum con el que el trío vuelve al desencanto por el “sueño americano”
Con este lanzamiento, la banda conecta a su disco más popular, Dookie (1994), con su producción conceptual más lograda, American Idiot (2004)
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Green Day. Álbum: Saviors. Canciones: “The American Dream Is Killing Me”, “Look Ma, No Brains!“, ”Bobby Sox”, ”One Eyed Bastard”, “Dilemma”, ”Goodnight Adeline”, ”Coma City”, ”Corvette Summer”, ”Suzie Chapstick”, ”Strange Days Are Here to Stay”, ”Living in the ‘20s”, ”Father to a Son”, “Saviors” y “Fancy Sauce”. Edición: Warner Music. Nuestra opinión: Bueno
Si bien el álbum Saviors de Green Day tiene una entidad propia es imposible no vincularlo con otros dos discos de la banda, Dookie y American Idiot. El primer dato de conexión es que los tres fueron producidos por la misma persona. Dookie (1994) -tercera producción de estudio del trío nacido en Berkeley que integran Billie Joe Armstrong (guitarra y voz), Mike Dirnt (bajo y coros) y Tré Cool (batería y coros)- fue el disco con el que los músicos establecieron definitivamente su sonido y se hicieron conocidos a nivel mundial. Una década después, American Idiot (2004) fue un álbum atravesado por algunos conceptos y resultó el más logrado de toda su carrera. Al día de hoy no ha sido superado. Saviors tiene un par de ejes temáticos para desarrollar y para conectarse con American Idiot.
La primera causalidad es la elección del mismo productor, Rob Cavallo, con el que hicieron el disco que los lanzó a la fama casi a mediados de los 90 y el otro con el que llegaron a su punto más alto de creatividad (especialmente su letrista, Armstrong). Pero quizás no sea la principal “causalidad”, porque aquí habría que ubicar un hado no mitológico que es intrínseco a esa cuota de punk que tiene la banda en su pensamiento. El primer tema del álbum (y el primero que se dio a conocer como single) es el más claro ejemplo de ese “no future” a la manera de la costa oeste norteamericana (no con el espíritu fundacional y muy británico de la década del 70). Si en el álbum de 2004, Armstrong entonaba “No quiero ser un americano idiota. Una nación controlada por los medios. La era de la información de la histeria”, hoy, en “The American Dream Is Killing Me” (El sueño americano me está matando), dice: “Cuando todo es un doble discurso de conspiración, el sueño americano me está matando. Envía un S.O.S. Se esta poniendo serio. Derriban tu casa familiar, ahora es un condominio (...). Gente en la calle, desempleada y obsoleta. El sueño americano me está matando”. Mucho más adelante, en la mitad del disco aparece “Strange Days Here to Stay”. Es uno que dice: “Los días extraños llegaron para quedarse. Desde que murió Bowie no ha sido lo mismo. Todos los locos se vuelven locos. La abuela ahora está tomando fentanilo”.
El modus operandi es siempre el mismo. Armonías básicas, algunos riffs que en el futuro serán reconocibles y frases sueltas que Armstrong larga con potencia de ametralladora, excepto en esas canciones que suenan en mid-tempo y que pueden tener otro tipo de melodismo. Pero, en general, Saviors es un álbum de gran simpleza y con canciones que van siempre al punto en cuestión sin mayores rodeos. Siempre en ese estilo Green Day: rasguear con fiereza y lanzar titulares.
El segundo tema, “Look Ma, no brains”, arranca con un “no se mucho sobre historia porque nunca aprendí a leer”. En “Living in the 20′s” sentencia: “Bebo mis redes sociales y las convierto en vómito”, aunque refiere a un tiroteo en un supermercado con poca sagacidad. La bisexualidad se asoma en “Bobby Sox”. En “Dilemma” habla de los excesos y la rehabilitación (Armstrong estuvo en tratamiento por alcoholismo en 2012, y luego de algunas recaídas logró volver a ponerse de pie). En esta canción lo hace de una manera muy directa.
“One Eyed Bastard” tiene un riff más metalero que orientado al rock alternativo o al punk pop. “1981″ podría estar (por ser un tema más rápido) ubicado en los repertorios de los primeros años como banda. Casi una canción adolescente pero con la mirada que solo ofrece el paso de los años (”Dios bendiga el fin de los tiempos. Dolor violencia y cocaína”, dice). “Goodbye Adeline” es la balada del disco, pero acelerada, con solo de guitarra soft rock y todo, como en los ochenta. En esa línea, medio romántica suena “Suzie Chapstick”. “Father To a Son” es la canción de guitarra acústica y violines.
Con “Coma City” la banda vuelve al tono crítico: “Ciudad de Coma. Baja la persiana, tapa las ventanas. Y a beber limonada. No llames a la policía. Se dice en la calle que todos renunciaron a sus trabajos”. Saviors no es un álbum específicamente de novedades; más bien habrá que leerlo como uno que sintetiza muy bien los matices que fueron apareciendo en la carrera de casi cuatro décadas del grupo. “Somos de los últimos rockeros que generan conmoción”, dicen por allí, para el oído que que quiera escuchar con atención.
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