Get Back: ¿Por qué se separaron los Beatles? El documental de Peter Jackson puede hacernos cambiar de idea
La respuesta más frecuente a esa pregunta suele ser tanto “Yoko Ono” como “el éxito”, pero esta película en tres partes, editada a partir de 60 horas de imágenes inéditas de la grabación del disco, muestra que la historia es mucho más compleja de lo que creíamos
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Es una fría mañana de enero de 1969 y tres de los cuatro Beatles están reunidos en un oscuro estudio de filmación de Londres, con cámaras y micrófonos instalados por todas partes. “Lennon está atrasado otra vez”, dice Paul McCartney resignado, y enchufa su bajo al parlante.
Con Ringo Starr y George Harrison sentados medio dormidos frente a él y una bandeja con tostadas y mermelada a su lado, McCartney empieza a improvisar y a tararear en busca de inspiración. En cuestión de minutos va tomando forma un ritmo de tempo medio y emerge una reconocible melodía vocal. “Get back –canta con un débil aullido–. Get back/ to where you once belonged. Y así, de la nada, surge un clásico de los Beatles.
Más tarde ese mismo día, cuando Lennon ya está ahí, las cuatro divinidades del rock se sientan en círculo y se empiezan a pelear. Hablan de grabar un especial de televisión con canciones totalmente nuevas, pero parecen desconfiar de la idea, o desconfiar unos de otros… Lennon está en otra, totalmente desconectado, y cuando interviene dice vaguedades, como que su único objetivo es “la comunicación con el público”. Del otro lado, McCartney intenta arrancarles un poco de entusiasmo a sus compañeros de banda y les dice que si no se involucran en el proyecto, lo mejor es que lo abandonen. Y es ahí cuando Harrison pone en palabras lo que tal vez los cuatro están pensando: “¿No deberíamos divorciarnos?”
Esa seguidilla de escenas de la docuserie de Peter Jackson, The Beatles: Get Back, siete horas de material que será exhibido en tres partes por Disney+ desde hoy y hasta el sábado, logra encapsular las dos caras del período más controvertido de la historia de los Beatles: la gloria de la creación artística de la banda de rock más querida e influyente del mundo, y los agotadores conflictos que llevaron a su disolución, que se anunció un año más tarde.
Para los fans de los Beatles o para cualquiera estudioso de la cultura pop del siglo XX, esas imágenes ofrecen un vistazo sorprendente de la cotidianeidad laboral de la banda y sus tensiones.
“Es como el sueño imposible de cualquier fan”, dice Jackson desde Wellington, Nueva Zelanda, donde ha pasado los últimos cuatro años encerrado en una isla de edición, rodeado de memorabilia de los Beatles. “Lo que querría es meterme en la máquina del tiempo y quedarme sentado en un rincón del escenario mientras ellos trabajan”, dice Jackson, y describe esa escena con la misma ilusión de un niño que espera el regalo de Navidad de sus sueños. “Quedarme ahí sentado mirándolos trabajar, calladito y sin moverme, una sola vez. No pido más que eso.”
“¿Pero saben una cosa?”, sigue Jackson. “¡La máquina del tiempo ya está aquí!”
La miniserie de Jackson también es munición gruesa en un histórico debate entre los expertos en los Beatles. La gira de la banda en enero de 1969 arrancó en medio de intensas presiones para montar un show en vivo altamente conceptual, y terminó en algo maravillosamente poco conceptual: una actuación improvisada a la hora del almuerzo desde una terraza londinense, un recordatorio de la majestad, espontaneidad e inteligencia de la banda. “Espero que hayamos aprobado la audición”, bromeó Lennon cuando terminaron su actuación.
Esa etapa ya había sido el tema de Let It Be, una película de cinema verité de Michael Lindsay-Hogg de 1970, cuya banda de sonido fue el álbum final de estudio de los Beatles. Con el tiempo, esa película fue vista como un lúgubre documento del momento de desintegración de la banda, y el testimonio posterior de los propios Beatles pareció confirmar esa visión. Lennon dijo que las sesiones de grabación eran “un infierno” y Harrison lo describió como “el invierno del descontento” de la banda.
Pero ese relato es cuestionado desde siempre por algunos fans de la banda, que señalan que la película de Lindsay-Hogg fue editada cuidadosamente para transmitir una sensación de máxima desconfianza, tal vez para explicar retrospectivamente la ruptura del grupo —Abbey Road, el verdadero canto del cisne de los Beatles, fue grabado después de Let It Be, pero lanzado antes—, pero agregan que los registros de audio “clandestinos” tomados durante esas sesiones revelan una mezcla de placer y frustración, algo típico de cualquier músico que trabaja a destajo para cumplir con los plazos de grabación.
La existencia misma del nuevo documental Get Back es una señal de que a más de medio siglo de la desaparición de los Beatles, esa historia todavía no ha quedado zanjada y sigue siendo terreno fértil para excavaciones y contrarrelatos.
La película de Jackson, que llega con la autoridad de un rayo lanzado desde una montaña de la Tierra Media, podría quedarse con la última palabra de la discusión sobre ese período, pero la historia que cuenta no es para nada simple y tiene sus bemoles. Jackson, ganador del Oscar por la trilogía de El señor de los anillos y un enloquecido confeso de los Beatles, tuvo acceso a casi 60 horas de imágenes nunca vistas que le facilitó Apple Corps, la empresa de los Beatles, sin ninguna indicación ni pedido previo, salvo restaurar las imágenes y contar la historia completa.
Los Beatles, o al menos sus representantes corporativos, están conformes con el relato de Jackson, y el anticipo de la película destaca momentos de fraternidad despreocupada, como cuando se los ve bailar y hacerse los payasos por todo el estudio. El año pasado, en un evento de la industria de la música, el CEO de Apple Corps, Jeff Jones, prometió que la nueva película “va a derrumbar el mito” de que esas sesiones de grabación fueron “el clavo definitivo en el ataúd de los Beatles”. De todos modos, Jackson aclara que la banda no tuvo injerencia alguna en su trabajo.
Como los Beatles autorizaron la película, “todos creen que es un lavado de cara”, dice Jackson entre risas. “Pero en realidad es casi todo lo contrario, porque muestra todo lo que Michael Lindsay-Hogg no pudo mostrar en 1970 –señala el director–. Es una mirada inconmovible sobre lo que pasó.”
Para los fans que recuerdan la película de Lindsay-Hogg o leyeron anécdotas deprimentes en algunos de los cientos de libros sobre los Beatles, las payasadas y los arrebatos creativos que muestra la película de Jackson serán motivo de asombro: podemos ver a los Beatles descostillándose de risa frente al micrófono, imitando y burlándose del modo de hablar de los ricos, como bufones en un sketch de Monty Python.
“Lo que se ve con cuatro grandes amigos, grandes músicos, que se encierran y crean esas canciones, y todo eso puede verse en la pantalla”, dice Jackson.
La Let It Be original fue filmada en 16 milímetros y luego pasado a un graneado y borroso 35 milímetros. Las sucesivas generaciones de fans, si es que la vieron, fue en copias pirateadas a partir de VHS. La película nunca fue lanzada oficialmente ni en DVD ni en ningún formato online.
Las imágenes restauradas por Jackson en Get Back son sorprendentemente claras y ayudan a recrear una historia de efervescencia creativa y pequeños placeres tras los muros de la Fortaleza Beatle. Los asistentes sirven vino mientras los músicos ensayan; Yoko Ono practica caligrafía japonesa mientras Lennon y McCartney, a unos metros de distancia, recorren la letra de “Two of Us” con acento tonto.
Pero el malestar siempre está latente, y cuando las discusiones suben de tono, empieza a parecer un milagro que los Beatles sigan juntos. En determinado momento, Harrison abandona brevemente la banda, al parecer harto de su rol de segundón. En la cafetería del estudio, Lennon le dice a McCartney que la ruptura de la banda con su guitarrista principal es “una herida purulenta”.
Cuando Harrison se va, los demás Beatles improvisan a todo volumen, enojados. Starr rompe los tambores. Vestida de negro de pies a cabeza, Yoko Ono se para frente a un micrófono y aúlla hasta alcanzar clímax salvaje, quizás el sonido más violento jamás creado por los Beatles.
Un tema recurrente es la incomodidad de la banda por el rol de Ono, que permanece sentada todo el tiempo al lado de Lennon durante las sesiones y luego será fustigada por los fans por su supuesto papel en la ruptura de los Beatles. El libro que acompaña a la película y que contiene más transcripciones de las cintas cita a Lennon cuando le dice a McCartney: “Los sacrificaría a todos por ella.”
Sin embargo, nunca está claro si los conflictos de los Beatles son causados por los acontecimientos del día o por el estrés acumulado durante tantos años en el centro de atención. Peter Brown, alto ejecutivo de Apple durante aquel tiempo, dijo en una entrevista que los problemas ya habían empezado en 1967, con el éxito de Sgt. Pepper.
“Estaban muy preocupados porque era algo que nunca habían hecho y querían que funcionara”, dijo Brown. “No solo funcionó, sino que explotó. ¿Qué hacer después de eso?”
Para los Beatles estaba todo en juego, y la perspectiva de la disolución de la banda pende como una nube sobre casi toda la película. En el arranque, McCartney tira una idea para el especial de televisión, aún indefinido. El recital de la banda, propone Paul, intercalaría informes de noticias sobre terremotos y otros sucesos “candentes” en todo el mundo. “Y al final, el último boletín de noticias dice: ‘Se separaron los Beatles’,” sugiere McCartney.
Hasta cierto punto, Get Back y la original Let It Be son evidencias para un estudio sobre la verdad. ¿Esas imágenes verdaderamente muestren el final de los Beatles, o la historia entendió todo mal durante estos años? ¿El peso de la evidencia apunta a que la banda estaba contenta y creativamente activa, o a que sus miembros estaban hartos de verse las caras? Y la respuesta probablemente sea: todas las anteriores.
En una nota incluida en una nueva reedición del álbum Let It Be, McCartney escribe que la película original “era bastante triste, porque trataba sobre la ruptura de nuestra banda, pero la nueva película muestra la camaradería y el amor que nos teníamos los cuatro”.
Pero la película de Jackson deja en claro que el final estaba cerca. Y si hay un verdadero culpable de la ruptura, fueron los conflictos comerciales que se produjeron durante 1969, cuando el grupo discutió por el modo de administrar la banda y Lennon y McCartney intentaron infructuosamente tomar el control de la compañía que tenía los derechos de sus composiciones. “Nuestra película no muestra la ruptura de los Beatles”, dice Jackson, “pero muestra el único momento singular de la historia que podría identificarse como el principio del fin”.
Si los eruditos y el fandom de los Beatles han demostrado algo, es que la suma contradictoria de la banda y su influencia se sostiene por sí misma. Los Beatles fueron una banda de chicos pop que llevaron los límites creativos del rock donde nadie. Casi todos los días de su vida juntos quedaron exhaustivamente documentados, y sin embargo, sigue siendo imposible explicar por completa sus motivaciones.
Get Back parece contener todas esas multitudes: el deleite, la tensión, la lucha y la maravilla de los Beatles simplemente tocando música en una terraza. “No hay buenos ni malos”, dijo Jackson. “No hay villanos, no hay héroes. No es nada más que una historia humana.”
(Traducción de Jaime Arrambide)
Get Back estará disponible a partir del jueves 25, en Disney+, con un episodio nuevo cada día.
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