Frank Sinatra, el hombre que amamos: cómo “La Voz” se convirtió en el mejor ejemplo de un clásico
El segundo disco en dos años en el que Willie Nelson reinterpreta al crooner más importante de todos los tiempos acentúa el carácter de homenaje permanente bajo el que vive el mito de Sinatra; de Bob Dylan a Maroon 5, todos le rinden pleitesía
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Cuando se piensa a Frank Sinatra como artista se suele caer en un reduccionismo que está a años luz de hacerle justicia: el del crooner de smoking y peluquín cantando frente a una gran orquesta en coquetos casinos de Las Vegas. Eso, hasta que -por ejemplo- nos enteramos de cómo lo presentó Bono, el cantante de U2, cuando le entregaron el Grammy por su trayectoria en 1994: “Los del rock and roll amamos a Frank Sinatra porque tiene lo que nosotros queremos: onda y actitud. Tiene mucha actitud. Mala actitud. Frank es el capo. El rock and roll se hace el rudo pero... este tipo, bueno, es el jefe. El jefe de jefes. El hombre. El big bang del pop. Yo no me metería con él, ¿vos sí?”.
Limitar la figura de “La Voz” al cantante elegante para público adulto ABC1 no se sostiene por fuera del desconocimiento: precisamente por ser un artista inabarcable y multifacético se lo considera uno de los más influyentes (si no el más) del siglo XX. En esos términos, a nadie podría extrañarle que se lo homenajee desde casi todos los rincones de la música popular: así como su amigo Willie Nelson le rinde tributo con su nuevo disco, That’s Life (cosa que ya había hecho en My Way de 2018), infinidad de músicos de todas las procedencias han sabido celebrar a su Sinatra favorito.
Frank, que en los 50 declaró que el rock and roll le parecía “la forma de expresión más brutal, fea, degenerada y viciosa” (y un par de años después hizo un dueto con Elvis Presley), terminó siendo abrazado como un patriarca por el género. Además de Bono (que no solo le dedicó aquellas palabras en los Grammy, sino que también grabó “I’ve Got You Under My Skin” con él para su disco Duets, del 93 y compuso “Two Shots of Happy, One Shot of Sad” con la esperanza de que Sinatra la cantara algún día) le rindieron pleitesía ídolos de la talla de Bruce Springsteen y Bob Dylan. Ambos participaron de la gala televisiva por su 80° cumpleaños en 1995: el Jefe cantó solo con su guitarra “Angel Eyes” (un standard que Frank grabó para su disco Sings for Only the Lonely, de 1958) y Bob hizo lo propio con su tema “Restless Farewell”. Aquello fue un pedido expreso de Sinatra: Dylan quería cantar “That’s Life” pero a “La Voz” le gustaba mucho aquella vieja canción de The Times They Are A Changin’ (1964) que se acerca en su mirada nostálgica del pasado a “My Way”.
Rendidos a sus pies
En 2015, Dylan lo homenajeó con su álbum Shadows in the Night, en el que interpreta diez canciones que integraban el repertorio de Sinatra como “I’m a Fool to Want You” y “Some Enchanted Evening”. También hay mucho de su espíritu en Triplicate (2017), un repaso por el Gran Cancionero Estadounidense con standards como “Stormy Weather” y “Stardust”.
Mucho más extremo es SIN-Atra (2011), un disco producido por el ex Kiss Bruce Kulick en el que se homenajea al “Chairman of the Board” en clave heavy metal. Participan Dee Snider, de Twisted Sister; Joey Belladonna, de Anthtrax; “Ripper” Owens (aquel que reemplazara brevemente a Rob Halford en Judas Priest), Geoff Tate de Queensrÿche y varios más. La lista es hitera (“New York, New York”, “Strangers in the Night” y otros inoxidables) y el resultado final es, cuando menos, discutible.
El metal nacional también tuvo su incursión en el repertorio Sinatra: Adrián Barilari, cantante de Rata Blanca, grabó “Así es la vida” (versión en español de “That’s Life”) junto al recordado Adrián Otero de Memphis La Blusera para su elepé Canciones doradas, de 2007. La recreación no es pesada sino al estilo big band. Baby Etchecopar la usó para abrir su programa en Radio Rivadavia.
Tom Waits (“Young at Heart”), Iggy Pop (“Only the Lonely”) y hasta Sid Vicious (“My Way”) y los Flaming Lips (“It Was a Very Good Year”) fueron algunos de los artistas provenientes de la cultura rock que versionaron sus temas. Otros, por su parte, lo celebraron sin pasar por el estudio: el videoclip de “LA is My Lady”, corte de difusión del disco del mismo nombre que Sinatra grabara en 1984 con la producción de Quincy Jones, empieza con David Lee Roth y Eddie Van Halen escapando de unas fans a la salida de un concierto y subiéndose a una limusina para poder escuchar lo nuevo de Frank, recién salido del horno.
Así como el prejuicio impide ver al Sinatra “rockero” (no olvidemos que él mismo retribuyó el cariño grabando canciones de los Beatles, Billy Joel, Stevie Wonder y Simon & Garfunkel), también suele perderse de vista que Frank fue, antes que cualquier otra cosa, un ídolo pop adolescente. Como Justin Bieber tuvo a sus “beliebers”, Sinatra tenía a sus “sinatratics”: miles de chicas que gritaban hasta el desmayo en sus presentaciones en el teatro Paramount de Nueva York a principios de los 40 y lo adoraban tanto por su música como por sus ojos color de cielo. Con esto en mente es más fácil entender discos como …Allow Us To Be Frank (2004), un tributo a cargo de la boy-band irlandesa Westlife. Lo mismo con Swing When You’re Winning (2001), el álbum en el que el ex Take That Robbie Williams hizo un break en su carrera pop para incursionar en el swing y el jazz vocal (y hasta se animó a hacer un dueto con el maestro -que en realidad había fallecido tres años antes- en “It Was a Very Good Year”).
Maroon 5 hizo un intento no muy logrado con “The Way You Look Tonight”, en 2009 (para His Way, Our Way, un tributo con bandas como The Kills, The Kooks y Seether). Más cerca en tiempo y espacio, Ángela Torres se despachó con una excelente recreación de “Fly Me To the Moon” en el Personal Fest de 2016; aquella fue la canción con la que Frank abrió todos sus conciertos en Buenos Aires, en 1981.
Otro juicio parcial y olvidadizo a la figura de Frank Sinatra tiene que ver con lo ideológico: el sexagenario conservador, amigo íntimo de Ronald Reagan, votante del Partido Republicano y símbolo de los Estados Unidos opaca al activista en favor de los derechos civiles que supo ser durante buena parte de su carrera. En tiempos de segregación racial, el cantante obligaba por contrato a que se permitiera integrar sus orquestas a músicos negros y se negaba a actuar en teatros y casinos a los que no se le habilitara la entrada a espectadores afroamericanos. En ese marco se comprende la existencia de Motown celebrates Sinatra, el compilado que el gran sello de música negra lanzó para homenajearlo en 1997. Marvin Gaye, Stevie Wonder, Diana Ross, The Temptations y muchos más participan de esta recopilación en la que se luce Michael Jackson con su cover de “All The Things You Are”.
Así las cosas, uno de los pocos enconos de resistencia que la figura de Frank parece haber tenido en el rock fue aquel Festival de Música Popular Argentina que se organizó en Obras a modo de protesta por su visita a nuestro país en el 81. “Solo en la Argentina se hace un festival en contra de Sinatra”, le dijo Fito Páez a Gloria Guerrero para su libro El templo del rock (2010); aquel show fue el debut de Fito en Buenos Aires con la trova rosarina de la que Juan Carlos Baglietto era cabeza visible. Participaron del encuentro Dino Saluzzi, Víctor Heredia, Luis Alberto Spinetta, Rodolfo Mederos, Manal, Facundo Cabral y muchos otros, en lo que la crónica de la época pintó como un repudio a la figura de “La Voz”. Sin embargo, con el tiempo los músicos involucrados fueron revelando sus motivaciones reales: más que un festival “anti Sinatra” era un reclamo colectivo en defensa de la música local en tiempos de feroz crisis económica y -sobre todo- una manifestación contra Palito Ortega, uno de los productores de la visita de Sinatra a Buenos Aires, por sus supuestos vínculos con la dictadura militar. Más aún: varios de los que pasaron por el escenario de Obras en aquella ocasión habían viajado a Río de Janeiro a ver a Frank un año antes. Charly García, uno de los que estuvo a punto de actuar en el festival pero finalmente no pudo estar por cuestiones de agenda, no sólo estuvo en Brasil, sino que también confirmó uno de los gaffes históricos de Sinatra en su relación con el mundo del rock que tanto lo admiraba: “Yo vi a Sinatra en el Maracaná, cuando cantó ‘Something’ y lo presentó como ‘un homenaje a Lennon y McCartney’”.
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